Rusia acelera la maquinaria para lanzar su vacuna en la UE
Europa tantea la viabilidad del fármaco pero ni siquiera cuenta aún con una solicitud de autorización
Salvo cambio de última hora, una delegación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) visitará Moscú esta semana para revisar los ensayos clínicos de la primera vacuna patentada en el mundo, la rusa Sputnik. La EMA no ha comunicado oficialmente esta misión, pero sí lo ha hecho el ministro de Sanidad ruso, Mijaíl Murashko, quien anunció la llegada de los expertos el próximo 10 de abril. Este viaje podría suponer un avance para que el regulador europeo tramite la inclusión de la vacuna rusa entre las autorizadas en la UE. Al menos, según las autoridades rusas, porque en la Unión Europea aún no se tiene claro que Sputnik pueda ser la solución para acelerar la inmunización en Europa.
No solo están en juego los intereses sanitarios, sino consideraciones geopolíticas relevantes, como se puso de manifiesto durante la reunión del presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana, Angela Merkel, con el líder ruso, Vladimir Putin, sobre una eventual cooperación para usar la vacuna. Tras aquella reunión, Merkel dijo que Alemania debería usar cualquier vacuna si recibe la luz verde de la Agencia Europea del Medicamento. Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, no ocultó sus dudas. En una entrevista radiofónica dejó claro que «tal cómo se gestiona, la vacuna Sputnik V es más un medio de propaganda y diplomacia agresiva que un medio de solidaridad y ayuda sanitaria».
El fármaco aún despierta recelos, pese a que la comunidad científica empieza a aceptarla. La publicación científica británica ‘The Lancet’ confirmó que la efectividad de la vacuna rusa Sputnik V es del 91,6 por ciento, la declarada por los creadores del medicamento, el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Moscú, tras concluir todas las etapas de los ensayos clínicos. De manera que la eficacia de la Sputnik V, considerada también «segura» por ‘The Lancet’, es equiparable a las vacunas Pfizer/Biontech (95%) y Moderna (94,1%) y superior a la AstraZeneca de Oxford (79%) y a todas las demás disponibles.
El medicamento ruso para inmunizar contra la Covid-19 fue el primero en registrarse en el mundo, en agosto del año pasado. Y esa rapidez es de la que se desconfía. Rusia lo autorizó sin concluir previamente todas las fases de los ensayos, y la falta de transparencia contribuyeron a generar desconfianza hacia la vacuna. También juegan en su contra factores como el actual posicionamiento geopolítico del Kremlin, inmerso en una nueva confrontación con Occidente, y el envenenamiento del principal adversario de Putin, Alexéi Navalni.
Política aparte, son ya 56 los países en donde ha sido autorizado su uso, entre ellos Argentina, México, Bolivia, Paraguay, Venezuela, Argelia, Egipto, Irán, Marruecos, Montenegro, Hungría y Eslovaquia. Además, Austria se dispone a adquirir dosis del fármaco ruso y la República Checa está interesada también en ello. De momento, la Agencia Europea del Medicamento aún no ha dado todavía el visto bueno, requisito imprescindible para su distribución en Europa.
Denís Logunov, director adjunto del Centro Gamaleya, aseguró en julio del año pasado que, cuando decidieron acometer la tarea de lograr la inmunización contra la Covid-19, contra el virus
SARS-CoV-2, ya tenían adquirida la experiencia de haber preparado una vacuna contra otro coronavirus: el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), cuya propagación tuvo lugar durante 2012 y 2013. Según sus palabras, «cuando apareció el nuevo coronavirus, el hermano más cercano de los virus del grupo beta, no tuvimos ninguna duda de qué hacer y cómo (...) nos limitamos a copiar y pegar en el sentido literal (...) tardamos 14 días en conseguir la vacuna».
El Fondo Ruso de Inversiones Directas (RFPI), que dirige Kirill Dmítriev, es la organización que se ha encargado de financiar la vacuna y ahora la comercializa fuera de Rusia. Si la Agencia Europea del Medicamento aprobara el uso de la Sputnik V en la UE, sostiene Dmítriev, «podríamos suministrar a la Unión Europea suficiente medicamento para vacunar a 50 millones de personas». Para ello, según declaraciones que hizo a mediados de marzo, «hemos alcanzado acuerdos con empresas farmacológicas de Alemania, Francia, Italia y España».
Si todo va según lo previsto, el director del RFPI vaticina una cifra de negocio de más de 20.400 millones de euros, cantidad que casi doblaría la obtenida por Rusia en las exportaciones de armas en 2020 (unos 11.000 millones de euros), reporta el diario ‘Niezavísimaya Gazeta’. Este periódico asegura que cada dosis costaría unos 8,5 euros.
Los rusos no la quieren
La Sputnik V se produce actualmente en Bielorrusia, Kazajstán, India y Corea del Sur, estos dos últimos países lo hacen para enviar en su mayor parte a Rusia, para que pueda vacunar a su propia población. Pero entre los rusos cunde el escepticismo. Según un reciente sondeo del centro sociológico Levada, el 62% de los encuestados no piensan vacunarse. Temen posibles efectos secundarios a medio plazo y desconfían de la precipitación con la que se ha elaborado el medicamento. Solo el 30% de los rusos dicen estar dispuestos a inocularse cualquier fármaco que permita evitar el contagio de la Covid-19.
Rusia empezó a vacunar a gran escala a comienzos de diciembre. Al principio, administraron la Sputnik V preferentemente a sanitarios, policías, militares, profesores y a otros grupos de riesgo. Quedaron excluidos los menores de 18 años y los mayores de 60 años. En el momento actual, se vacuna gratuitamente a cualquier ciudadano que lo solicite mediante cita previa sin distinción de
¿Cuántas llegarían? Rusia garantiza dosis para vacunar a 50 millones de personas y se fabricarían en laboratorios europeos
edad, profesión o actividad. Para acelerar la campaña, en teatros y salas de concierto se han habilitado puntos de vacunación.
Hasta hace poco, los extranjeros tampoco tenían que pagar nada, pero ahora sí tienen que hacerlo y el precio, dependiendo de la clínica, se sitúa en torno a los 7.000 rublos la dosis, el total asciende a 155 euros las dos inyecciones. Putin dijo durante una videoconferencia el 22 de marzo que en su país «ya se han vacunado 6,3 millones de personas, de las cuales 4,3 millones lo hicieron por completo, es decir, recibieron la primera y la segunda dosis»;. menos del 3% de los 145 millones de habitantes que tiene Rusia. Porcentaje muy por debajo, no ya de Israel, el campeón absoluto, sino de Estados Unidos o Reino Unido.
Según la firma británica Airfinity, a fecha 12 de marzo, Rusia produjo un total de 12,3 millones de dosis de la Sputnik V, mucho menos que las producidas por Pfizer, AstraZeneca, Moderna y las chinas Sinopharm y Sinovac. Airfinity sostiene que, a finales de febrero, Rusia tenía listas 10,7 millones de dosis de la vacuna, de las cuales 3,7 millones se enviaron al extranjero. Como resultado, solo quedaron para sus nacionales 7 millones de dosis. Putin, que se vacunó el pasado 23 de marzo sin luz ni taquígrafos, ha reconocido que actualmente al mes se producen dos millones de dosis, pero aseguró que pronto habrá disponibles 10 millones mensuales.