ABC (1ª Edición)

La nueva ley de Carmen Calvo, a la espera de dos informes

- M. CALLEJA/E. DELGADO

La nueva ley de memoria histórica es uno de los objetivos que se marcó el Gobierno para la primera mitad del año. El proceso lleva meses en marcha y afronta su fase final una vez que ya se han superado los trámites de consulta y audiencia pública para que los ciudadanos y asociacion­es afectadas hicieran sus aportacion­es. No obstante, hay dos informes que marcarán los plazos de cuándo el Ejecutivo podrá llevar al Parlamento este nuevo texto normativo.

Antes de que el texto vuelva a Moncloa a por el último visto bueno del Consejo de Ministros y acto seguido ponga rumbo al Congreso de los Diputados, es necesario que el gabinete de Carmen Calvo analice los dictámenes formulados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Consejo Fiscal. El Ministerio de Presidenci­a, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrátic­a,

que dirige la vicepresid­enta primera, ha adelantado que a lo largo del procedimie­nto tenía previsto solicitar sendos informes antes de dar carpetazo a la redacción de la ley.

Durante meses, sin embargo, el Gobierno ha dilatado este trámite retrasando la solicitud de ambos dictámenes. En la página 8 de la Memoria de Análisis de Impacto Normativo, el dosier con el que el ministerio debe justificar la pertinenci­a de la ley y los costes de todo tipo –económicos, legales, sociales…– que están vinculados a la misma, el gabinete de Calvo detalló que solicitarí­an dos informes, tanto al CGPJ como al Consejo Fiscal aplicando las premisas que establece la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno, que regula el procedimie­nto de elaboració­n de normas con rango de ley y reglamento­s, en su artículo 26.

Este epígrafe da carta blanca a la Administra­ción para que «a lo largo del procedimie­nto de elaboració­n de la norma, el centro directivo competente recabe, además de los informes y dictámenes que resulten preceptivo­s, cuantos estudios y consultas se estimen convenient­es para garantizar el acierto y la legalidad del texto».

Esta norma, sin embargo, también permite que el Gobierno juegue con los plazos a la hora de tramitar anteproyec­tos normativos como este. El texto que regula su elaboració­n únicamente establece la obligación de que los informes que se vayan a solicitar, estén

listos antes de llevar por segunda vez el anteproyec­to al Consejo de Ministros para que se dé traslado del proyecto normativo a las Cortes.

A placer

Además, también están tasados los plazos en los que los organismos interpelad­os deben devolver sus dictámenes. «Salvo que normativam­ente se establezca otra cosa, los informes preceptivo­s se emitirán en un plazo de diez días, o de un mes cuando el informe se solicite a otra Administra­ción o a un órgano u organismo dotado de especial independen­cia o autonomía». No obstante, también se contempla que el gabinete interesado pueda solicitar de manera motivada «la emisión urgente de los informes, estudios y consultas». Entonces deberían ser devueltos en la mitad de tiempo. De esta manera, desde La Moncloa han podido tener dormido este proyecto a falta de escoger el momento idóneo en el que solicitar los informes, conociendo con precisión cuándo podrán emplear la nueva ley de memoria histórica en beneficio de sus intereses políticos. Este diario ha solicitado en repetidas ocasiones, y a través de los mecanismos de Transparen­cia, la copia de ambos documentos. Mientras que en el mes de febrero el gabinete de Memoria Democrátic­a admitió en una resolución que todavía no los había solicitado, en otra respuesta, fechada ya en marzo, fue un paso más allá y avanza que todavía no le constaba que hubieran sido remitidos los informes por parte de los órganos consultivo­s.

El matiz confirma que ha vuelto a tomar impulso este procedimie­nto normativo que, desde el principio, ha estado rodeado de polémica. Pese al interés del Ejecutivo por sacarlo adelante, en las consultas a la ciudadanía y entre opiniones favorables a esta iniciativa, también se sucedieron las críticas de familiares de víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo. Exigieron al Gobierno menos leyes y más hechos, llegando a subrayar que no hacía falta una nueva norma en la materia, ya que la actual es suficiente para acometer trabajos como pueden ser la exhumación y localizaci­ón de fosas.

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Resolución del ministerio sobre los dos informes consultivo­s

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