ABC (1ª Edición)

Respaldo sin fisuras de EE.UU., Israel y los árabes a Abdalá

► El papel moderador y estratégic­o de Amán pesa más que ninguna otra razón

- FRANCISCO DE ANDRÉS

Asuntos internos. Peleas de alcoba entre miembros de la privilegia­da familia real jordana. Con estas y otras razones de más peso –en particular la necesidad de evitar que el régimen de Amán entre en erupción, por su papel estratégic­o en la zona–, los aliados tanto occidental­es como árabes corrieron ayer en auxilio del monarca jordano, Abdalá II, para expresar su respaldo al régimen en la supuesta trama golpista.

Ned Price, portavoz del Departamen­to de Estado, recordó ayer que el monarca hachemí es «un socio clave de Estados Unidos y tiene nuestro total apoyo». Washington concede a

Amán, desde la era del

Rey Husein, un estatus especial de protección militar y ayuda económica que compensa la pobreza de recursos de un país con una población relativame­nte alta (10 millones), a la que se suma ahora la afluencia de refugiados sirios (un millón) y los rigores de la pandemia del Covid-19, que ha disparado el paro al 25 por ciento.

Estados Unidos mantiene en Jordania una fuerza de 3.000 hombres, encargados del entrenamie­nto de las tropas locales y, eventualme­nte, listos para defender los intereses de EE.UU. en Oriente Próximo. A cambio, la ayuda financiera directa no ha dejado de fluir a Jordania incluso en los momentos de mayor tensión entre Washington y el mundo árabe. En cinco años, el presidente Trump aprobó fondos para Jordania por valor de 1.000 millones de dólares, pese a su retórica contra las capitales árabes, irritadas por los gestos de la Casa Blanca en favor de Israel. Las críticas que explican el presunto complot contra Abdalá II –corrupción, falta de libertad de expresión en el reino hachemí– no conmueven en Washington. ¿Qué régimen árabe está en realidad libre de esas lacras? Lo definitivo es el marco general de un país clave para la estabilida­d de la región, que además ostenta el título de Guardián de los Lugares Sagrados del islam en Jerusalén.

Israel también expresó ayer su respaldo al régimen de Abdalá II, sin entrar al detalle de las razones que esgrimen los presuntos conspirado­res. «Es un asunto interno jordano», declaró el ministro de Defensa israelí, Gantz, que recordó que Jordania «es un aliado clave».

Más previsible fue el respaldo de los regímenes árabes del golfo Pérsico, encabezado­s por Arabia Saudí. La agencia oficial de noticias de Riad difundió el apoyo de las distintas capitales de la región al monarca Abdalá y las medidas adoptadas para asegurar «la estabilida­d». En fechas recientes, las redes sociales difundiero­n imágenes del «hombre fuerte» de Riad, el Príncipe heredero Bin Salman, en encuentros con Abdalá rebosantes de mutua simpatía. El mensaje es claro: Jordania está expuesta a muchos peligros, pero ninguno va a venir desde el seno de una realeza acaudalada y deseosa de una Monarquía más ilustrada.

Ni con Trump Pese a las desavenien­cias de Trump con Amán, nunca dejó de fluir la cuantiosa ayuda económica

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