ABC (1ª Edición)

Cantera y talento, claves de un título

La Real Sociedad consolida su plan en la Copa del Rey con futbolista­s de la casa y fichajes de pie fino

- CARLOS TRISTÁN

De todos los caminos que conducen a la gloria en el fútbol, la Real Sociedad escogió uno basado en la cantera y en un estilo de juego atractivo de ver. Una fórmula que, 34 años después, ha llevado al conjunto donostiarr­a a volver a ser campeón con un equipo plagado de gente de la casa. Y es que a pesar de las gradas vacías de La Cartuja, una pequeña parte de la afición de la Real sí estaba presente en la final de Sevilla, porque cualquier hincha se vio reflejado en las lágrimas de Oyarzabal, un chico de Éibar al que ofertas no le faltan, pero que siempre soñó con salir campeón con el equipo de su infancia. Ni que hablar de Imanol Alguacil, que era de los que de pequeño se encerraba en su habitación a llorar cuando la Real perdía y que celebró el título poniéndose la camiseta, bufanda en mano y entonando el himno en sala de prensa. «Me da igual si es modo aficionado o modo forofo, como lo queráis llamar», dijo antes de arrancarse.

El estilo de juego

El éxito ‘txuri-urdin’ se explica a través de varios nombres propios. Uno de ellos es Luki Iriarte, director del fútbol base de la Real, cuya cantera fue reconocida recienteme­nte como la mejor de España por «Fútbol Draft». Contra el Athletic, ocho de los quince jugadores que participar­on en la final habían pasado por Zubieta, nombre por el que se conoce a las instalacio­nes deportivas del club. «Trabajamos de manera diferente a otras canteras, con los niños en su entorno, en su colegio y con sus familias, y con la Real acompañand­o», contó Iriarte a ABC. Una forma de trabajar que se ha convertido en la base de una plantilla que, actualment­e, tiene más canteranos que ninguna otra en España. «El objetivo, históricam­ente, es preparar a los jóvenes para poder llegar al primer equipo. Es algo de siempre, una idea perpetuada en el tiempo», decía Iriarte.

Otra pieza esencial en este engranaje es Roberto Olabe, al frente de la dirección deportiva desde 2016. Él es el responsabl­e de los fichajes que han ido moldeando a la actual Real Sociedad. Hace menos de un mes, Olabe compartió algunos detalles de su forma de actuar: «Cuando llegué, éramos un equipo que jugaba bien, pero mucho en base al balón y al pase, mezclando jugadores del tipo Illarra, Zurutuza, Granero, Xabi Prieto... Nos costaba explorar el espacio, ya no te digo conquistar. Una de las cosas que nos planteamos era mejorar el modelo». Empezó así la búsqueda del anhelado espacio, con hombres como Mikel Merino, Odegaard o David Silva, especialis­tas en hacer magia en los últimos metros, inventar un pase que nadie ve y arañar un hueco en las defensas más encorsetad­as.

Así pues, en 2019 se incorporó a Merino, cuyo talento no solo se ha abierto paso en la Real, también en la selección española. De hecho, de sus botas nació el excepciona­l pase a Portu que terminó en el penalti que luego marcó Oyarzabal. Fue precisamen­te él quien abrió el espacio que acabaría decidiendo la final. Además, Merino fue elegido mejor jugador del partido.

Aquel mismo verano de 2019 se fichó a Isak, un diamante sueco que había llamado la atención de equipos como el Real Madrid. Otro jugador que encaja a la perfección en el estilo de la Real y que también ha sido determinan­te en el título de Copa, pues no hay que olvidar que fue la gran estrella del cruce de cuartos, con dos goles y una asistencia en el Bernabéu. El último en llegar fue Silva el pasado verano. Una maniobra que se empezó a fraguar con la salida de Odegaard y el consecuent­e debilitami­ento de la faceta creativa del equipo. Y pocos jugadores hay mejores que Silva cuando se habla de espacios en el fútbol. Entonces se rumoreaba que el canario, que había terminado contrato con el City, podía recalar en Italia o en un país exótico. Pero cuando recibió la llamada de la Real y conoció más sobre el proyecto, lo tuvo claro. «Se está jugando un fútbol muy bueno que para mis condicione­s viene muy bien», dijo en su presentaci­ón. A la vista está que ni el club ni el jugador se equivocaro­n.

Al frente de todos, en el banquillo, está Alguacil. «De sangre ‘txuri-urdin’», como le gusta decir, pudo cumplir su sueño en los noventa de vestir la camiseta de su infancia. Más tarde, cuando trabajaba en la cantera de la Real, se le propuso hasta en dos ocasiones dirigir al primer equipo, pero al contrario de lo que habría hecho cualquier otro, rechazó la oferta porque considerab­a que primero Eusebio y luego a Garitano eran las personas idóneas para hacerlo. Finalmente, en 2018 asumió el reto, comenzando una aventura que ya forma parte de la historia del club. Nadie mejor que él, un hombre de la casa, para dirigir un proyecto que bebe de Zubieta y que presume desde este sábado de la tercera Copa en la historia del club.

ZUBIETA

La Real es el club de Primera con más canteranos en su plantilla: 17

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Alguacil, eufórico, celebra la Copa del Rey en sala de prensa

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