ABC (1ª Edición)

Vox, al desván del Parlament por un pacto entre partidos

► El PSC y los comunes se unen a los partidos independen­tistas para apartar a los de Abascal

- DANIEL TERCERO/MIQUEL VERA

El reparto de los espacios de un parlamento acostumbra a dar algunas pistas del tono y el contenido de sus debates. En esta legislatur­a, el hemiciclo catalán ha decidido relegar otra vez el eje tradiciona­l «izquierda-derecha» y ha partido de nuevo sus bancadas siguiendo el esquema «independen­tistas-constituci­onalistas» de los últimos años. También el reparto de despachos anticipa la que será, muy probableme­nte, otra de las polémicas recurrente­s de la XIII legislatur­a: los choques entre Vox y el conjunto de partidos que han prometido alzarse contra la ideología ‘fascista’ que atribuyen al partido de Santiago Abascal.

Este frente anti-Vox planteado por el PSC, los comunes de Ada Colau, ERC, Junts y la CUP tiene su faceta retórica que ya se ha visto en las primeras sesiones del Parlament, pero también práctica. Es por ello que los partidos citados (todos los de la cámara catalana menos Ciudadanos y el PP) han consensuad­o un plan para que Vox tenga sus oficinas apartadas del resto. Con ello, se quiere penalizar a esta formación y evitar, de paso, que sus diputados y asesores se mezclen con el resto de electos.

Así las cosas, el nuevo Parlament ha enviado a los de Abascal a su ‘desván’, una zona situada en lo alto de las dependenci­as de la Cámara y que no se utilizaban desde hacía varias legislatur­as. Con Vox fuera del mapa, el resto de partidos se han repartido las zonas «nobles» –situadas en la planta principal–, que serán ocupadas por las dos formacione­s ganadoras del 14F, el PSC y ERC, en sustitució­n de sus anteriores inquilinos, Ciudadanos y Junts. El resto de partidos se han situado en distintas zonas de la planta inferior, que estará ocupada por Junts, los comunes, el PP, la CUP y Ciudadanos.

Falta de espacio

Fuentes parlamenta­rias consultada­s por ABC señalaron que existe una cierta voluntad de marginar a Vox por parte de algunas formacione­s, aunque también añaden que la nueva disposició­n de los espacios correspond­e también a la necesidad de buscar acomodo a un nuevo grupo, el octavo en llegar a un Parlament cada vez más fragmentad­o. «Estar apartados tampoco va mal, estás más tranquilo y no pueden ver con quien te reúnes», agregan estas mismas fuentes.

Con todo, la zona del desván no era un espacio abandonado del Parlament, solo que hasta ahora se usaba para otras funciones ajenas a los grupos parlamenta­rios. Preguntado­s por ese desplante, en Vox agregan que el tamaño de sus despachos tampoco se correspond­e al peso en el Parlament, de hecho, afirman que, según sus cálculos, su espacio (101 metros cuadrados) es menor que el de la CUP (160), que tiene nueve escaños frente a los once que tienen ellos. Pese a este intento de minusvalor­ar a Vox, desde el partido que lidera Ignacio Garriga aseguran que no tiene intención de cambiar ni sus formas ni el fondo ideológico que les llevó al Parlament. Así lo indican a ABC fuentes del partido al ser cuestionad­as por el cordón sanitario que propugnan los independen­tistas, los comunes y el PSC. «Nos mantendrem­os firmes. Ni nos iremos de los plenos ni dejaremos de protestar por lo que consideram­os un insulto a nuestros votantes», señalan.

«Nos giran la cara»

Desde el grupo del partido de Santiago Abascal añaden que el trato de los funcionari­os de la Cámara autonómica catalana es exquisito con sus once diputados. Un trato estrictame­nte profesiona­l, eso sí. Las mismas fuentes consultada­s reconocen que el trato entre los diputados catalanes es cordial, siendo los nueve de la CUP con los únicos que ni tan siquiera se saludan por los pasillos. «Nos giran la cara y hacen ver que no nos ven», explican en Vox.

Sin embargo, tanto Laura Borràs (Junts) como Anna Caula (ERC), presidenta y vicepresid­enta primera del Parlament, mantienen, pese a las diferencia­s ideológica­s, una relación más que aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que en los plenos Borràs lidera el cordón sanitario contra Vox. «Caula nos dijo que estaba para lo que necesitáse­mos y fue muy amable», relatan desde el partido de Abascal.

Independie­ntemente del trato personal entre diputados, los partidos anteriorme­nte citados han celebrado varias reuniones en las últimas semanas de la que ha surgido un ‘decálogo’ con consignas para apartar a los de Abascal. Entre las diez medidas que contempla el acuerdo de independen­tistas, socialista­s y comunes está usar sus intervenci­ones para desmentir los argumentos de Vox, «impedir la presencia de la extrema derecha de la Mesa», no invitar a Vox en los encuentros con entidades o no suscribir ninguna iniciativa parlamenta­ria con Vox y evitar que las suyas prosperen. El decálogo también propone reafirmar el calendario de conmemorac­iones del Parlament para garantizar la celebració­n de actos anuales como el de recuerdo de las víctimas del Holocausto y rechazar «formal y unánimemen­te» cualquier manifestac­ión machista contra las diputadas.

Tono cordial Vox reconoce el trato exquisito de los funcionari­os y el tono cordial con los diputados, excepto de la CUP

 ?? INÉS BAUCELLS ?? Ignacio Garriga, en primer término, en los despachos del grupo de Vox en el Parlament
INÉS BAUCELLS Ignacio Garriga, en primer término, en los despachos del grupo de Vox en el Parlament

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