Compartir comidas en familia favorece la salud de los jóvenes
Comer en familia manteniendo las costumbres de convivialidad tradicionales de la dieta mediterránea influye en los hábitos de alimentación de los adolescentes y previene trastornos de comportamiento alimentario, según concluye un nuevo estudio elaborado por científicos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB) publicado en la revista científica de acceso abierto ‘International Journal of Environmental Research and Public Health’.
Para Anna Bach-Faig, investigadora del grupo Foodlab y profesora de Estudios de Ciencias de la Salud, «los resultados apuntan a uno de los posibles aspectos positivos de la situación que nos ha tocado vivir, puesto que por el confinamiento en la pandemia han revivido las comidas en familia».
La investigación establece que algunas rutinas de las comidas familiares, como compartir los alimentos, sentarse alrededor de una mesa sin aparatos digitales o tener una conversación agradable, contribuyen a mejorar la salud de los adolescentes.
De acuerdo con otros estudios, este informe destaca que esta convivencia, en la que es común conversar y comer de manera más lenta, promueve que los adolescentes reconozcan la sensación de saciedad en las comidas e, indirectamente, evita la obesidad. «Para llevar una dieta saludable,
Dieta sana «Para una alimentación saludable no solo influye lo que comemos, sino cómo lo comemos»
no solo influye lo que comemos, sino también cómo lo comemos», explica Anna Bach-Faig.
Señala que la mayoría de las familias se reunía antes de la pandemia solo para la cena y sus hábitos variaban si comían solos o con sus seres queridos. Gran parte de los encuestados consideraba que, gracias a estos encuentros familiares, los padres se convierten en modelos que ayudan a establecer patrones saludables para sus hijos. Esta impresión coincide con los resultados de otros estudios.