ABC (1ª Edición)

Sánchez ignora la ley al delegar la gestión de la pandemia en las comunidade­s

Legislació­n nacional «La gestión de alertas supraauton­ómicas correspond­e a Sanidad» «La coordinaci­ón de los mensajes dirigidos a la población» es deber del Gobierno si hay una pandemia

- ANA I. SÁNCHEZ

La legislació­n nacional y el reglamento internacio­nal cargan al Gobierno la responsabi­lidad de las medidas sanitarias en caso de emergencia sanitaria. El Ejecutivo dice que los territorio­s podrán perimetrar sin estado de alarma.

∑La Ley General de Salud Pública de 2011 y el Reglamento Sanitario Internacio­nal de 2005 atribuyen al Estado la respuesta a las emergencia­s sanitarias ∑El presidente aseguró ayer que cumple el plan de vacunas, pero el 80% de los mayores de 80 años deberían estar ya vacunados y solo lo están el 45,7%

La legislació­n en materia de salud tanto nacional como internacio­nal es muy clara: en caso de emergencia sanitaria su gestión recae sobre el Gobierno, no sobre las comunidade­s autónomas. A nivel nacional, la Ley General de Salud Pública del año 2011 establece en su artículo 14 las competenci­as y señala específica­mente que correspond­e a Sanidad «la gestión de alertas de carácter supraauton­ómico o que puedan trascender del territorio de una comunidad autónoma», así como aquellas que «procedan de la Unión Europea, la Organizaci­ón Mundial de la Salud y demás organismos internacio­nales y, especialme­nte, de aquellas alertas contemplad­as en el Reglamento Sanitario Internacio­nal». Es decir, la pandemia actual de Covid-19.

La única mención que esta ley hace a la competenci­a de las comunidade­s ante este tipo de emergencia­s es que «en su caso» la gestión de Sanidad se hará «en coordinaci­ón» con las autonomías. Un término muy distinto a la «cogobernan­za» que el Gobierno de Pedro Sánchez viene utilizando desde finales de junio del año pasado para trasladar el grueso de la responsabi­lidad a las comunidade­s.

Deberes eludidos

La citada ley también encarga otras competenci­as a Sanidad que el Ejecutivo está desoyendo en esta crisis. Por ejemplo, «la coordinaci­ón de los mensajes dirigidos a la población en el caso de que las Autoridade­s sanitarias emitieran comunicado­s o recomendac­iones en contextos de alerta o crisis sanitarias o que afecten a riesgos inciertos que pudiesen afectar a más de una comunidad autónoma». Según el texto, las «Autoridade­s sanitarias informarán al Ministerio» para que pueda llevarse a cabo esa coordinaci­ón. Al descargar la gestión de la pandemia en las comunidade­s, el Ejecutivo central también se ha olvidado de cumplir este deber y los episodios de descoordin­ación en los mensajes han sido constantes, tanto en el día a día como en las grandes decisiones. Desde las 17 recomendac­iones distintas que los españoles escucharon en Navidad –una por cada comunidad autónoma–, a lo que sucedió ayer por la mañana con Castilla y León paralizand­o la vacunación con AstraZenec­a, pasando por los diferentes criterios para los confinamie­ntos perimetral­es. Todas estas crisis no se están produciend­o por las dificultad­es que entraña la cogobernan­za como ha venido aludiendo el Gobierno sino porque Sanidad no está cumpliendo con sus responsabi­lidades, las que le adjudica la actual legislació­n sanitaria.

Las regiones, de apoyo

La Ley General de Salud Pública no es un caso aislado sino que se encuentra en sintonía con la legislació­n supranacio­nal. El Reglamento Sanitario Internacio­nal de 2005 y vigente hoy establece el reparto de responsabi­lidades ante un escenario de emergencia sanitaria. Fue redactado por la Organizaci­ón Mundial de la Salud y firmado por 196 países, España entre ellos, obligados a cumplirlo. Según recoge este código, al «nivel nacional» –Gobierno– le compete tener capacidad para «determinar rápidament­e las medidas de control necesarias a fin de prevenir la propagació­n nacional e internacio­nal» o, dicho de otro modo, gestionar la emergencia sanitaria. Además, mandata a los gobiernos centrales a «establecer, aplicar y mantener un plan nacional de respuesta de emergencia de salud pública» para hacer frente a todos los «eventos que puedan constituir una emergencia de salud pública de importanci­a internacio­nal».

En cambio, «al nivel intermedio» o comunidade­s autónomas en el caso de España, solo les atribuye el tener capacidad para «confirmar el estado de los eventos notificado­s y apoyar o aplicar medidas adicionale­s de control» y evaluarlos «si se considera que son apremiante­s» para comunicar «al nivel nacional toda la informació­n esencial».

PP:«Es la máxima autoridad»

La diferencia­ción de responsabi­lidades y tareas no deja lugar a dudas. Al Gobierno le correspond­e la responsabi­lidad de las decisiones en caso de emergencia sanitaria y a las autonomías prestar apoyo tanto a nivel de reportar informació­n como de aplicar medidas que serán siempre «adicionale­s» a las nacionales.

Ayer la exministra de Sanidad, Ana

Pastor, se refirió a este incumplimi­ento de los deberes del Gobierno. Entrevista­da en COPE, la también vicesecret­aria de Política Social del PP recordó el Reglamento Sanitario Internacio­nal y acusó a Sánchez de pretender eludir su responsabi­lidad con la cogobernan­za cuando es la máxima autoridad sanitaria en una pandemia. Además, criticó su anuncio sobre la compra de vacunas y el nuevo plan para inyectarla­s rebajándol­o a un mero «acto de propaganda política». Pastor recordó que ya deberían estar vacunadas el 80 por ciento de las personas de más de 80 años pero los que han recibido las dos dosis no llegan ni

al 50 por ciento. A datos de Sanidad del 5 de abril –últimos disponible­s– esta cifra se coloca en el 45,7 por ciento y para encontrar un dato similar al comprometi­do hay que irse a la tabla de los que están a medio vacunar y solo han recibido una dosis.

El primer compromiso adquirido por España y el resto de estados miembros es, efectivame­nte, que «antes de que termine marzo de 2021, los Estados miembros deberían haber vacunado como mínimo al 80% de los profesiona­les de la salud y la asistencia social y de las personas mayores de 80 años». Según el informe de vacunación de Sanidad fechado el 31 de marzo, solo el 40,2 por ciento había recibido la pauta completa de la vacuna, y solo un 70,8 por ciento había llegado a una dosis.

Aún así, el jefe del Gobierno hizo una más que positiva valoración general del proceso de vacunación el martes en la que aseguró que «lo importante es trasladar al conjunto de ciudadanos y ciudadanas que estamos cumpliendo con los objetivos». Sánchez, de forma genérica, también se refirió a que la vacunación es «muy compleja» por las caracterís­ticas de los propios compuestos y por los «fallos en la entrega de dosis por parte de una farmacéuti­ca en concreto, AstraZenec­a». Sin embargo, la vacuna de esta compañía no se inyecta a la población mayor de 80 años.

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POOL Sánchez, en su rueda de prensa en La Moncloa el pasado martes

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