La erradicación de la pobreza, argumento de China para frenar las críticas sobre las violaciones de los derechos humanos
Acabar con la pobreza absoluta es la mejor forma de defender los derechos humanos y combatir las críticas del exterior que recibe el Gobierno de Xi Jinping. Este argumento es el que ha puesto sobre la mesa el régimen chino tras la publicación del libro blanco «Reducción de la pobreza en China». Editado a principios de mes, el informe, con estadísticas y datos pormenorizados, considera un éxito haber logrado alcanzar en cien años una meta que sirve de ejemplo a la comunidad internacional. Las cifras que recoge son formidables: 99 millones de personas que viven en las zonas rurales dejaron atrás la pobreza junto a 832 distritos y 128.000 aldeas.
De acuerdo con los datos difundidos en el mencionado libro blanco, entre los años 2016 y 2020, unos 15,6 millones de habitantes de las cinco regiones autónomas pobladas por minorías étnicas y de las tres provincias multiculturales de Guizhou, Yunnan y Qinghai, aliviaron su situación gracias a los programas aplicados. La autoridad china manifestó su satisfacción por haberse anticipado en 10 años a los objetivos previstos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Los resultados, observa, alcanzan un valor extraordinario si se tiene en cuenta que los beneficios afectan y mejoran la calidad de vida de casi una quinta parte de la población mundial. Con una perspectiva de género, los documentos incluidos en el informe destacan que prácticamente la mitad de esos cerca de cien millones de personas que salieron de la pobreza eran mujeres.
En cuanto al sector de la población condicionada por diferentes discapacidades, el libro blanco observa que de estos más de siete millones lograron superar la pesadilla de la miseria. Entre los planes en ejecución del Gobierno figura la implementación de un paquete de subsidios para los sectores más vulnerables. Las previsiones indican que serán favorecidas casi 36 millones de personas de la tercera edad que atraviesan dificultades económicas y más de 10 millones de discapacitados.
A finales del mes de febrero Xi Jinping anunció que el país «había obtenido una victoria plena» en la lucha por la erradicación de la pobreza. El presidente de China y Secretario General del Comité Central del Partido Comunista destacó el reconocimiento de la comunidad internacional a China al advertir que había logrado metas inalcanzables para buena parte de esos países. La pregunta que planteó entonces fue: «¿Por qué China pudo hacerlo y otros no?» La respuesta la atribuyó a la gestión del régimen socialista y al Partido Comunista, a los que considera, junto con el pueblo, principales artífices del éxito. La erradicación de la pobreza absoluta, como derecho humano fundamental, le sirve ahora al régimen de Beijing como argumento de defensa a las críticas que recibe por la situación de la etnia musulmana uigur, en la convulsa región de Xinjiang. El Gobierno considera que haber alcanzado estas metas las convierte en un arma eficaz para «contraatacar a los países occidentales que difaman a China so pretexto de derechos humanos».