ABC (1ª Edición)

El balón es racista

GARCÍA REYES El buenismo protege unos derechos anulando otros

-

Lde Cala con Diakhaby es como lo de la ley contra la violencia machista. Para defender un derecho fundamenta­l, la igualdad, tumbamos otro, la presunción de inocencia. Parece que ya sólo nos queda margen de mejora en la tecnología, si es que la revolución digital es un avance, pero en la despensa de los ideales hay que hacer sitio a los nuevos evangelios renunciand­o a los de toda la vida. Tanta bondad no nos cabe en el cuerpo. Para beber un poco de lucha contra el racismo o contra el machismo, hay que orinar antes la Revolución Francesa. La razón es diabólica: la ideología prevalece sobre los derechos. O el fin justifica los medios. Póngale usted nombre a eso.

En esta sociedad buenista e hipócrita dedicamos más tiempo a interpreta­r que a ser. Incluso si yo escribo ahora que abomino del racismo, del supremacis­mo y de la violencia machista, seré etiquetado como un facha porque también estoy exponiendo mis dudas sobre lo que pasó entre el jugador del Cádiz y el del Valencia. Las luchas sociales contemporá­neas van por modas. De repente medio mundo amanece arrodillad­o porque no se trata de erradicar el racismo, sino de evitar que te llamen racista. Los hechos son miseria cuando predominan los dogmas.

En el suceso entre Cala y Diakhaby hay cuatro opciones: que se produjera el insulto racista y se demuestre; que no se pueda probar aunque sea cierto; que el valenciani­sta entendiera algo que el cadista no dijo; y que la víctima se lo haya inventado. Descarto la última, pero sólo en la primera es legítima la condena. Por eso la presunción de inocencia es un concepto fascista en el barrizal de las doctrinas, donde hasta el balón es racista mientras no se demuestre lo contrario. Yo soy del Betis, que también es un ideal supremo según Galeano –se puede cambiar de pareja, de partido o de religión, pero no de equipo–, y Cala es sevillista, así que con el forofismo ideológico actual lo lógico sería que lo declarase culpable. Pero tengo el defecto de creer en la igualdad sin que, en ausencia de pruebas incontrove­rtibles, la palabra de uno prevalezca sobre la de otro por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión. Lo siento, soy un rancio.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain