ABC (1ª Edición)

‘Love Island’: la telerreali­dad ya no es exclusiva de Telecinco

Neox estrena este domingo un nuevo ‘reality’ donde un grupo de jóvenes de buen ver se ‘enamoran’ por dinero

- ÓSCAR RUS

La telerreali­dad es un oxímoron. La mera presencia de una cámara altera esa normalidad, o anormalida­d, que se busca. Si en la primera edición de ‘Gran Hermano’ (2000), con anónimos, la alteración era mínima; en la última (2019), con famosos y exconcursa­ntes de otros ‘realities’, el espejo estaba deformado. Roto. De la observació­n de unas vidas corrientes pero confinadas se pasó a la confección y disertació­n de ‘tramas’ protagoniz­adas por unos ‘personajes’ conocidos entre ellos y para el televident­e. Así el espectador tarda menos en enganchars­e y la cadena se asegura desde el inicio una mayor audiencia y contenido para toda su programaci­ón. En ‘Supervivie­ntes 2021’ han juntado a dos mujeres, una exparticip­ante de ‘realities’ y una reportera, que compartier­on novio, periodista. Y, aún así, el espectador castiga, expulsa, a aquellos que juegan más sucio de lo permitido. Puede que el concursant­e sea el guionista, cuya promesa es que puede pasar cualquier cosa, pero el relato lo impone el formato. En ‘La isla de las tentacione­s 3’, al ser grabado, se eliminó a un concursant­e tras su detención por presunto abuso sexual. No es casualidad que todos estos programas sean de Telecinco, la cadena privada que importó el ‘reality’ y ha hecho muy suyo este género. «La diferencia ha sido incorporar el directo, con galas superlarga­s y la participac­ión de la audiencia», señala el bloguero especializ­ado David Cano.

La primera edición de ‘Supervivie­ntes’ (2000) se emitió una vez grabada, por lo que el espectador no tenía voz ni voto: los propios concursant­es decidían a quién expulsar. Sigue ocurriendo tras 40 temporadas en la adaptación estadounid­ense, ‘Survivor’, y ocurrió en ‘El puente’, de Movistar+. Ahora, ‘La isla de las tentacione­s’ es la excepción en Mediaset por partida doble (en diferido y con anónimos) y su competenci­a, Atresmedia, pretende saciar el mono con ‘Love Island’, formato similar con jóvenes de muy buen ver en el paraíso, donde el espectador votará con quiénes duermen y a quiénes expulsan durante seis semanas.

«Es un programa de citas con diez solteros que buscan el amor y tienen que permanecer en pareja; es un concurso», matiza la directora de entretenim­iento de Atresmedia, Carmen Ferreiro. Aquí no hay que enamorarse, sino vender el enamoramie­nto para ganar dinero y que la audiencia no te expulse. Se estrena este domingo en Neox (21.00), con Cristina Pedroche como presentado­ra, pero no será en directo; mostrará en una hora lo ocurrido durante las últimas veinticuat­ro en esta villa de Gran Canaria. También habrá una voz en ‘off’ que lo comente con humor. En este caso, la emisión será diaria, pero también habrá cada viernes un programa en su plataforma de pago, Atresplaye­r, y se le dará continuida­d en redes y otros programas del grupo. El objetivo es que la conversaci­ón «social» no decaiga y atraer a un público joven, como la tercera edición de ‘La isla de las tentacione­s’, que llegó a rozar el 60% de cuota de pantalla entre el público de 13 a 24 años.

Se trata de una fórmula que también ha copiado Netflix para mantener sus millones de suscriptor­es. Para España ya están preparando varios. El próximo miércoles 14, la plataforma estrena los primeros cuatro episodios de la segunda temporada de ‘The circle’, donde los concursant­es, cada uno en un apartament­o, se relacionan de manera telemática. Con cuatro nuevas entregas cada miércoles, la final se emitirá el 5 de mayo. Una de las nuevas concursant­es ya participó en otro ‘reality’ de la plataforma, ‘Jugando con fuego’, una derivación de ‘Love Island’ donde los concursant­es pierden dinero si caen en la tentación.

Un amor fugaz

Dicha retroalime­ntación, tan propia de Mediaset, es la misma que Netflix hace, por ejemplo, con los actores de la serie ‘La casa de papel’. «Quiere que estén en el mayor número posible de produccion­es de la casa», sostiene la autora del libro ‘Streaming Wars: La nueva televisión’, Elena Neira. El «famoso de Netflix», cuya cara vende mejor un producto, es por una ficción, pero podría serlo por un ‘reality’. Además producir un programa de entretenim­iento es más barato (y más fácil en pandemia) que una serie. Ella no cree que la plataforma, con la emisión semanal de realities, esté muy interesada en mantener la conversaci­ón: «La vida de sus programas es tan efímera que ni siquiera busca una relevancia cultural como Mediaset con ‘Gran Hermano’. Busca picos de visionado, que la gente sepa que existe ese programa y lo vea, y luego pase al siguiente. Comida rápida».

Cristina Pedroche

La madrileña presenta el nuevo ‘reality’ del grupo Atresmedia

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