Objetivo policial: investigar la financiación de los radicales
El mitin de Vox en Vallecas de esta semana atrajo también la atención de alrededor de 500 vecinos contrarios a la presencia de Abascal y Monasterio en el barrio. Sin embargo, fuentes policiales indican a este periódico que fueron entre 150 y 200 los sujetos de extrema izquierda que participaron en los ataques a la Policía. Unos sucesos, por cierto, en los que hubo un amplísimo despliegue policial, con tres grupos y dos subgrupos de UIP o ‘antidisturbios’ (120 agentes); tres grupos y un subgrupo de la Unidad de Prevención y Reacción, que suman otros 90, más funcionarios de paisano del distrito, la Unidad Móvil e Información. Alrededor de 300 policías. Y eso que Vox cometió el error de comunicar a Delegación del Gobierno la previsión de solo entre 50 y 60 simpatizantes: «Pero, al ser Vallecas y viendo que podría complicarse la cosa, ordenamos un dispositivo más que suficiente», explican fuentes policiales, que defienden que actuaron cuando comenzó el lanzamiento de piedras, no antes, «porque el protocolo lo establece así, no por orden política».
Habrá más detenciones y, paralelamente, la Policía Nacional está planteando realizar una investigación sobre la financiación de los grupos de ultraizquierda. En principio, los contactos con miembros de Unidas Podemos son contados y personales: «Había militantes entre los que acudieron a reventar el mitin de Vox, pero no parece que haya más relación que los llamamientos que hacen a salir a la calle y estos simpatizantes. Entre los 150 identificados por la Brigada Móvil (los que acudían en Metro a la ‘plaza roja’ de Vallecas, sobre todo) y el resto del dispositivo había militantes del partido de Pablo Iglesias».
Aquella tarde se encontraban, en primer lugar, los Bukaneros (los ultras del Rayo Vallecano). «Eran los más numerosos –indica un veterano inspector–, que se creen que el barrio es suyo». Estos hinchas, enfrentados a la directiva del club, se financian sobre todo mediante ‘merchandising’ (llaveros, camisetas, zapatillas) y ‘aportaciones voluntarias’ de sus 300 miembros, aunque de ellos unos 70 son violentos.
Muy ligados a ellos (hay un claro trasvase de miembros) está Vallekas Antifascista, con lazos con Izquierda Castellana y sus Juventudes de Yesca. El dinero lo sacan de manera muy pareci
da a los anteriores. Además, forman parte de la llamada Coordinadora 25S, que es el ente que los engloba y que organizó los distintos ‘Rodea el Congreso’, ‘Yo no pago’ o ‘Jaque al Rey’. En su cúspide están viejas glorias del movimiento antisistema madrileño, algunos ya sesentones, que dan la cara pero no participan en el cuerpo a cuerpo.
A ellos, la Policía los tiene ya más que fichados de otras algaradas; y ahora empieza a hacerlo con los del Movimiento Antirrepresivo de Madrid, el más nuevo (se creó en mayo de 2018, a raíz del caso Valtònyc y que ahora han impulsado las revueltas por Pablo Hasel). Muchos son desencantados de Podemos y de la entrada del 15-M en las instituciones. Aquí encontramos una amalgama bastante más peligrosa de antisistema, anarquistas y proetarras. Se reúnen en casas okupas como La Traba, Atalaya, Eko de Carabanchel, el antiguo Solar Maravillas y, además de camisetas, venden fanzines en el ‘ateneo popular’ y el ‘ateneo anarquista’ de Alcorcón. También disponen de una cuenta corriente como ‘caja de resistencia’ para los detenidos y pagar a la abogada de Hasel. Hay gente en su órbita con lazos con exmiembros de los Grapo y el antiguo PCEr que ponen tenderetes en el mercadillo de Tirso de Molina los sábados, donde venden libros y enseñas sobre Mao o la Rusia bolchevique.