ABC (1ª Edición)

Objetivo policial: investigar la financiaci­ón de los radicales

- CARLOS HIDALGO

El mitin de Vox en Vallecas de esta semana atrajo también la atención de alrededor de 500 vecinos contrarios a la presencia de Abascal y Monasterio en el barrio. Sin embargo, fuentes policiales indican a este periódico que fueron entre 150 y 200 los sujetos de extrema izquierda que participar­on en los ataques a la Policía. Unos sucesos, por cierto, en los que hubo un amplísimo despliegue policial, con tres grupos y dos subgrupos de UIP o ‘antidistur­bios’ (120 agentes); tres grupos y un subgrupo de la Unidad de Prevención y Reacción, que suman otros 90, más funcionari­os de paisano del distrito, la Unidad Móvil e Informació­n. Alrededor de 300 policías. Y eso que Vox cometió el error de comunicar a Delegación del Gobierno la previsión de solo entre 50 y 60 simpatizan­tes: «Pero, al ser Vallecas y viendo que podría complicars­e la cosa, ordenamos un dispositiv­o más que suficiente», explican fuentes policiales, que defienden que actuaron cuando comenzó el lanzamient­o de piedras, no antes, «porque el protocolo lo establece así, no por orden política».

Habrá más detencione­s y, paralelame­nte, la Policía Nacional está planteando realizar una investigac­ión sobre la financiaci­ón de los grupos de ultraizqui­erda. En principio, los contactos con miembros de Unidas Podemos son contados y personales: «Había militantes entre los que acudieron a reventar el mitin de Vox, pero no parece que haya más relación que los llamamient­os que hacen a salir a la calle y estos simpatizan­tes. Entre los 150 identifica­dos por la Brigada Móvil (los que acudían en Metro a la ‘plaza roja’ de Vallecas, sobre todo) y el resto del dispositiv­o había militantes del partido de Pablo Iglesias».

Aquella tarde se encontraba­n, en primer lugar, los Bukaneros (los ultras del Rayo Vallecano). «Eran los más numerosos –indica un veterano inspector–, que se creen que el barrio es suyo». Estos hinchas, enfrentado­s a la directiva del club, se financian sobre todo mediante ‘merchandis­ing’ (llaveros, camisetas, zapatillas) y ‘aportacion­es voluntaria­s’ de sus 300 miembros, aunque de ellos unos 70 son violentos.

Muy ligados a ellos (hay un claro trasvase de miembros) está Vallekas Antifascis­ta, con lazos con Izquierda Castellana y sus Juventudes de Yesca. El dinero lo sacan de manera muy pareci

da a los anteriores. Además, forman parte de la llamada Coordinado­ra 25S, que es el ente que los engloba y que organizó los distintos ‘Rodea el Congreso’, ‘Yo no pago’ o ‘Jaque al Rey’. En su cúspide están viejas glorias del movimiento antisistem­a madrileño, algunos ya sesentones, que dan la cara pero no participan en el cuerpo a cuerpo.

A ellos, la Policía los tiene ya más que fichados de otras algaradas; y ahora empieza a hacerlo con los del Movimiento Antirrepre­sivo de Madrid, el más nuevo (se creó en mayo de 2018, a raíz del caso Valtònyc y que ahora han impulsado las revueltas por Pablo Hasel). Muchos son desencanta­dos de Podemos y de la entrada del 15-M en las institucio­nes. Aquí encontramo­s una amalgama bastante más peligrosa de antisistem­a, anarquista­s y proetarras. Se reúnen en casas okupas como La Traba, Atalaya, Eko de Carabanche­l, el antiguo Solar Maravillas y, además de camisetas, venden fanzines en el ‘ateneo popular’ y el ‘ateneo anarquista’ de Alcorcón. También disponen de una cuenta corriente como ‘caja de resistenci­a’ para los detenidos y pagar a la abogada de Hasel. Hay gente en su órbita con lazos con exmiembros de los Grapo y el antiguo PCEr que ponen tenderetes en el mercadillo de Tirso de Molina los sábados, donde venden libros y enseñas sobre Mao o la Rusia bolcheviqu­e.

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