ABC (1ª Edición)

Igor el Ruso, el lobo de monte que reventó el Bajo Aragón

▶ Se enfrenta a prisión permanente por asesinar a un ganadero y dos guardias civiles

- CRUZ MORCILLO

Norbert Feher seguirá siendo un lobo, pero entre rejas. Acusado del triple asesinato de dos guardias civiles y un ganadero, se enfrenta desde el lunes a prisión permanente revisable y a otro rosario de delitos, cometidos en diciembre de 2017 en la comarca del Bajo Aragón. Allí el serbio (que ha utilizado también identidade­s rusas y húngaras) sembró el terror y plantó la maldición del crimen sin sentido en un puñado de familias.

Igor el Ruso, como se le conoce, se sentará en el banquillo de la Audiencia de Teruel con la mochila de una condena a cadena perpetua en Italia por asesinar en abril de 2017 a dos personas y con otra de 21 años que le impuso la misma Audiencia que ahora le juzga por intentar matar a dos vecinos de la comarca turolense nueve días antes del triple crimen. Su historial es comparable al de cualquier pistolero etarra. Un jurado verá su rostro a través de una cabina blindada de acero y plástico, resistente a las balas y fabricada para él.

Feher tendría que haber estado en la cárcel cuando acabó con la vida de José Luis Iranzo y de los agentes Víctor Romero y Víctor Caballero en Andorra

Pertrechad­o para matar Cuando lo detuvieron tras el triple crimen llevaba cuatro pistolas, cargadores, armas blancas y munición

(Teruel) porque Italia había emitido orden de detención y entrega contra él por dos asesinatos, pero no se le había encontrado. Doce dueños de casas de campo denunciaro­n daños en las cerraduras de sus ‘masicos’, como se las llama, en octubre y noviembre de 2017.

El día 5 de diciembre, Feher disparó e hirió a Manuel y al cerrajero que lo acompañaba en Albalate del Arzobispo cuando descubrier­on al individuo, vestido de militar y pistola en mano. Los robos en explotacio­nes continuaro­n –cervezas, comida, mantas, huevos, linternas– y por la comarca se fue extendiend­o la preocupaci­ón y el miedo a toparse con esa sombra.

La tarde del 14 de diciembre, José Luis Iranzo fue a recoger a su padre a la explotació­n agrícola de la familia en un paraje llamado Mas del Saso en el vecino término de Andorra. Eran las 18.30 horas e Iranzo acababa de despedirse de seis guardias civiles a los que había guiado hasta unas cuevas por si el ladrón se había ocultado allí. No lo encontraro­n. Iranzo, de 40 años, llegó a su finca en su ‘pick up’ y solo pudo abrir la puerta. Feher lo esperaba al otro lado; con una pistola Beretta le atravesó el pecho de un disparo. Herido de muerte, el hombre intentó huir pero unos pasos más allá el asesino lo remató en el suelo.

El padre salvó la vida

Igor el Ruso robó el vehículo de la víctima y huyó. El padre de Iranzo, que había visto luz en la casa, se ocultó tras unas pacas y solo pudo escuchar cómo alguien disparaba. El ladrón condujo directo hasta su escondite, un corral abandonado cercano en el ‘masico’ Mas de Zumino, donde fue a recoger sus pertenenci­as de lobo solitario con la pistola aún caliente.

Cinco guardias civiles, alertados por el padre de Iranzo y guiados por un vecino, se dirigieron a Mas del Saso: dos Nissan oficiales y el coche del guía que les indicaba cómo llegar. A las 18.45 horas vieron un vehículo con las luces encendidas a la altura de la casa de campo a la que se había dirigido Feher, aunque todos lo ignoraban. El capitán ordenó a los agentes Víctor Romero y Víctor Caballero que identifica­ran ese coche mientras ellos seguían en busca de Iranzo.

Los dos guardias no tuvieron prác

Petición de su abogado

Su defensa pide la libre absolución porque sufre un trastorno de neurosis de guerra y no puede razonar

ticamente tiempo de nada: el asesino los esperaba oculto tras la ‘pick up’ robada a la primera víctima. En la mano derecha llevaba una Beretta y en la izquierda una Smith&Wesson. Los abatió de once disparos, buscando las zonas del cuerpo que no llevaban protegidas por los chalecos. Ambos intentaron defenderse a ciegas y en mitad de la noche ya cerrada. Los remató a menos de 35 centímetro­s. Les quitó sus armas reglamenta­rias, los cargadores, los grilletes, las defensas y la documentac­ión y volvió a huir.

Con el Bajo Aragón conmociona­do y la Guardia Civil en shock, un dispositiv­o policial sin parangón localizó a las tres menos cuarto de la madrugada la ‘pick up’ de Iranzo en otro punto de la provincia, en Cantavieja, en una cuneta. A 25 metros estaba escondido boca abajo el lobo, tapando la pistola con su cuerpo, pertrechad­o con un cuchillo en el chaleco y una de las Berettas oficiales al cinto. Se le intervinie­ron cuatro pistolas, cargadores y munición. Dos meses después se encontró otra arma más en su guarida.

La fiscal le imputa tres delitos de asesinato con alevosía en concurso con dos delitos de atentado, tres de robo con violencia y uno de tenencia ilícita de armas. Pide para él prisión permanente revisable por las muertes y 15 años más por el resto de delitos. Las acusacione­s particular­es que representa­n a las familias de las tres víctimas solicitan también prisión permanente, además de penas que oscilan entre los 9 y los 26 años. Hay tres acusacione­s populares, las asociacion­es de guardias civiles AUGC y AEGC y el sindicato agrario UAGA. Su defensa pide la libre absolución amparándos­e en que padece un trastorno de neurosis de guerra que le impide razonar «al entrar en pánico», lo que implica, sostiene el letrado, «una demencia moral al observar su propia vida como un campo de superviven­cia».

Contra la Guardia Civil

Los forenses que lo examinaron no percibiero­n ninguna alteración y así lo refleja la Fiscalía en su escrito de acusación: «No presenta sintomatol­ogía psicótica aguda ni residual, ni déficit intelectua­l ni deterioro cognitivo ni otro tipo de patología psiquiátri­ca». A diferencia de Igor, encarcelad­o en La Coruña, las familias de las víctimas siguen sin levantar cabeza. Los tres hombres asesinados tenían esposas. Iranzo y Romero, hijos pequeños, y los tres, padres y hermanos. La Fiscalía pide más de dos millones de euros en indemnizac­iones. Queda pendiente otro procedimie­nto contencios­o administra­tivo en el que se solicita responsabi­lidad patrimonia­l a la Guardia Civil por no haber activado un dispositiv­o de prevención pese a que se sabía que un lobo armado y peligroso se ocultaba en el Bajo Aragón.

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ABC Feher en el búnker a prueba de balas de la Audiencia de Teruel

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