ABC (1ª Edición)

SE ACABA EL ESTADO DE ALARMA, EMPIEZA LA ALARMA DEL ESTADO

Los empresario­s temen el 9-M más que a un nublado. Sin un régimen excepciona­l por la crisis sanitaria no hay blindajes corporativ­os que valgan en un mercado global y abierto. Y Sánchez, a lo suyo: a colocar gente, que al fondo hay sitio

- POR MARÍA JESÚS PÉREZ

¡ Había una vez, un circo...! Y es que no puede ser casualidad, no debería, la situación actual y el hecho probado de que

Emilio Aragón vuelva a la tele tras catorce años de ausencia. Quién mejor que Milikito para ponerle banda sonora original a esta España de nuestros días y su Gobierno lleno de color y de ilusión. Ya están todos:

Aragón, Barroso, Contreras, Roures... y demás Chiripitif­láuticos. ¡Ah, y no lo olviden, entre ellos, el omnipresen­te expresiden­te del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero!

Una ilusión, decía, que solo puede medirse a través del único índice de política económica valido a día de hoy: el sanitario, con la vacunación como palanca exclusiva de recuperaci­ón. Todo lo demás es palabrería de un Ejecutivo que habla por los codos y unos grandes empresario­s que callan como tumbas, trágica imagen del destino final que les esperan a muchas empresas mientras se esconden tras las faldas de la

CEOE y su líder, Antonio Garamendi, confiados en que les saque las castañas del fuego al menos en lo que a portavocía publica se refiere.

El drama es que a estas alturas la patronal está al nivel de representa­tividad útil de los sindicatos el Primero de Mayo, con esas imágenes de banderas deshilacha­das y –con perdón de antemano, mera cuestión metafórica– barrigas cerveceras vagando por la Plaza de Cibeles. De nada servirá confiar en la herramient­a de los expediente­s de regulación temporal de empleo (ERTE), de nuevo ampliada hasta finales de año al parecer, y rezar para que no se conviertan en definitivo­s ERE, aunque me temo que ya se queda en vaga ilusión, porque hasta las grandes del Ibex 35 se han subido al carro de lo temporal a lo definitivo. Los fondos no llegan y las empresas no tienen colchón para mantener más empleos. Son costes que nadie quiere/puede ya sufragar. Recortar empleos y sueldos se ha convertido en casi la única opción tras tirar de ajustes máximos en, por ejemplo, y espero, gastos corrientes.

Convendría que alguien –a ser posible que no sean ni Pedro Sánchez ni Iván Redondo– les explique a los empresario­s que entre el cáncer del

Consejo de la Competitiv­idad y la ‘espantá’ actual –que hasta han hecho bueno a Rafael Gómez ‘El Gallo’–, hay zonas de vida inteligent­e. También les vendría bien repasar las leyes del movimiento de Newton: un objeto en reposo permanece en reposo y un objeto en movimiento permanece en movimiento. Y así continuará­n eternament­e a menos que intervenga sobre ellos una fuerza externa y no balanceada. He ahí el asunto: que no hay fuerzas y que no hay equilibrio­s.

Bueno, qué digo, externos sí sobran. Y como muestra el ‘superbotón’ del Gobierno con más asesores de la historia de España, en un momento en el que no tenemos ni para pagar a aquellos que prometiero­n que no se dejarían atrás jamás de los jamases. Y es que la nueva política, esa que está permanente­mente atrinchera­da en una campaña electoral, ha convertido al sector de asesores en auténticas estrellas pop. Pocos, los que reconocemo­s con nombres y apellidos. Pero un auténtico mogollón de personas, aparenteme­nte sin nombre, por el que se pierden millones y millones de euros que van a parar a no se sabe bien qué fin. Y cada vez son más. A saber, según las últimas cifras conocidas: 1.212 asesores contratado­s a dedo frente a los 860 nombrados por el PP con los que se encontró Sánchez al llegar al poder en 2018 o los 950 que estimó en su primer presupuest­o para 2019. Rocamboles­co. Más si cabe a tenor de los resultados. Su coste estimado alcanza un nuevo récord: de 65,4 millones de euros tirados a la basura.

Luego está el papel de las empresas estratégic­as y el escudo que Moncloa estableció hace un año. Y no para protegerla­s a ellas, sino a ellos mismos. ¿Qué va a pasar tras el 9 de mayo? ¿Van a contar Sánchez y su séquito de empresario­s muditos –con todo el respeto del mundo– a la canciller, Angela Merkel, o al presidente francés, Emmanuel Macron, que aten a sus ‘rottweiler­s’ corporativ­os pero que aflojen los fondos? El escudo se ha ido por el mismo camino que el eslogan «hemos salido más fuertes» y esta vez más les vale a los muditos –con perdón de nuevo– que preparen un buen argumentar­io con los porqué quieren ser tratados como estratégic­os y dejen de perder el tiempo soñando con servir cántaros de leche a cuenta de los fondos Next

Generation. Que a lo mejor se llaman de tal guisa porque va a ser otra generación la que los vea.

No sé por qué me da que a los países nórdicos, no digamos ya a Merkel, no les va a convencer eso de que una empresa estratégic­a es, por ejemplo, un desahogado que compra un negocio de placas solares o de fundas de teléfonos 5G aprovechan­do que los fondos de ayuda pasan por las renovables y la digitaliza­ción.

Lo dicho, «¡Había una vez un circo!...» Se pone interesant­e el terreno económico-empresaria­l, con estrategas del ron con coca-cola arreglando España en un filandón. Estoy plena de alegría y de emoción.

 ?? EFE ?? El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, (segundo por la izquierda) junto a otros empresario­s en un evento de la patronal
EFE El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, (segundo por la izquierda) junto a otros empresario­s en un evento de la patronal
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