ABC (1ª Edición)

El Real Madrid también gana al Barcelona (85-87) en el otro clásico

El Real Madrid vence en un clásico loco, que descubrió a Vukcevic y que ganó Laprovitto­la

- EMILIO V. ESCUDERO

El Real Madrid vuelve a mandar en el clásico. Victoria inesperada y merecida, que se complicó en el último minuto. Porque lo tenía tan ganado el equipo blanco que se olvidó de cerrar el choque y lo pasó muy mal. Tanto, que Laprovitto­la tuvo que rescatarlo con una última canasta que hizo estéril la remontada del Barcelona, que había enjugado una diferencia de ocho puntos en apenas medio minuto.

Era un clásico, con el liderato liguero en juego y muchas cuentas pendientes, pero las miradas estaban centradas en Pau Gasol. Su espigada figura volvía a la ACB veinte años después y, de nuevo, como en aquel último partido, lo hacía ante el Real Madrid. En su segundo encuentro de azulgrana en esta nueva etapa, Jasikevici­us volvió a darle al pívot un sitio en el cinco titular. Cariño para hacerle crecer y olvidar los más de dos años de inactivida­d. Aun así, se le notaron las costuras a Pau, que sufrió mucho en el inicio de partido con Tavares (0-9, min. 3).

La segunda falta del gigante del Madrid equilibró el choque. Se fue al banquillo y con él lo hizo también Gasol, que solo jugó nueve minutos y que fue intrascend­ente para su equipo. Todo lo contrario que Higgins, que desatascó el ataque azulgrana e impulsó la recuperaci­ón (15-20 min. 10). Con la marcha de Deck a la NBA y con Thompkins lesionado, a Laso no le quedaron muchas opciones para la rotación. Tuvo que tirar de un juego interior imberbe durante muchos minutos. Garuba y Vukcevic (37 años entre los dos) cumplieron con creces, pues con ellos en cancha el Madrid se subió a las barbas de un Barcelona desconocid­o en el que Mirotic era incapaz de anotar. Así creció la ventaja blanca, que llegó a ser de catorce mediado el segundo cuarto (22-36).

Para entonces, Vukcevic –que se estrenaba en un clásico– se había sacudido los nervios iniciales y había anotado hasta un triple. Destellos que apuntan a jugador grande y que tendrían su continuaci­ón más adelante.

La defensa, tras el descanso, fue otra vez el principal argumento del Barça. Igual que en la Copa, la fiereza de los azulgranas atascó al Madrid, al que le costaba mucho anotar. Se le fue escurriend­o la ventaja poco a poco, enredado en la maraña tejida por el Barça y en el talento de Calathes y Mirotic. Su despertar en el tercer cuarto igualó el encuentro (56-57, min. 29).

Fue Causeur el que agarró por la solapa el partido, liderando un parcial de 10-0 al que Vukcevic se sumó con un triple fantástico (57-67, min. 32).

Para entonces, el italiano había dejado de ser un niño y se había convertido en una ilusión para el madridismo. De hecho, con el partido caliente y con Calathes liderando la remontada (7478, min. 38), se sacó otro triple de la nada y le puso un tapón a Davies que parecía decantar el clásico a falta de 46 segundos (74-83).

Si no lo hizo es porque el Barcelona protagoniz­ó una remontada exprés. Ocho puntos consecutiv­os pusieron a los azulgranas a uno y obligaban a Laprovitto­la a acertar desde el tiro libre. Solo sumó uno de sus dos intentos, lo que dejaba una posesión al Barça para poder ganar el partido. El triple de Mirotic desató entonces la euforia en el banquillo del Barcelona, que celebró y se olvidó de defender a Laprovitto­la, cuya entrada a canasta terminó en un 2+1 que le dio el clásico al Madrid, que confirma su liderato en la ACB.

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EP Tavares arrebata un rebote a Pau Gasol en el inicio de partido

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