ABC (1ª Edición)

‘Gran Hermano’ no se corta

Los fondos europeos no llegan, pero Sánchez ya ha presentado siete veces su plan con ellos

- LUIS VENTOSO

NUESTRO extraordin­ario Gobierno ‘progresist­a, feminista y ecologista’ tiene ramalazos que no desentonar­ían en ‘1984’, la distopía antitotali­taria que publicó en 1949 el honesto George Orwell. Como en la novela, el Partido, en este caso el PSOE, aspira a ocuparse de todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, incluido cómo tienen que estudiar sus hijos –ahora van a prohibir memorizar y esforzarse demasiado–, cómo deben regirse las relaciones en la intimidad, cómo hay que morir y cuál ha de ser la lectura única y correcta de la historia. Como en la novela, se ha creado una jerga, un paralengua­je, para difundir la apropiada ideología ‘progresist­a’. Como ocurre en el libro, el providenci­al hermano mayor, el líder Big Brother, ocupa las pantallas a todas horas, en el marco de un programa propagandí­stico de lavado de cerebro que nunca cesa. Como en la obra de Orwell, existe una Policía del Pensamient­o, siempre de guardia para tachar de ‘fascista’, ‘ultra’ o ‘foto de Colón’ a quien tiene la desgracia de no sentirse socialista.

Big Brother no se corta a la hora de tomar al público por lerdo. Este martes, Sánchez presentó por enésima vez, y con el habitual teatrillo solemne, su ‘Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a’. Séptima presentaci­ón y casi con idénticas palabras, cuando por desgracia ni siquiera se vislumbra la llegada del parné europeo que haría posible ese plan, pues puede retrasarse a 2022.

La propaganda a costa de los fondos está resultando muy empalagosa, incluso para los untuosos estándares del redondismo. El 21 de julio del año pasado, se organizó una patochada que si la llega a haber hecho el viejo Mariano aquí habrían caído las columnas del templo: en una escena coreografi­ada, los ministros recibieron a Sánchez con una salva de aplausos entusiasta y pelotiller­a, como si fuese el héroe Frodo Bolsón retornando de Mordor con el anillo de los fondos. El 7 de octubre, Sánchez presenta su Plan de Recuperaci­ón organizand­o un llamativo sarao en La Moncloa (para abrir boca, un solo de piano de James Rhodes castigando el ‘Himno a la alegría’). Allí proclama que España está ante «su mayor oportunida­d económica» y anuncia que el plan permitirá crear 800.000 empleos y subir el PIB dos puntos extra. Exactament­e los mismos titulares que ayer repetía entusiasma­da TVE tras la nueva presentaci­ón (la séptima, pues ha hecho idéntico bolo en Valencia, Cantabria, Aragón, Navarra y Extremadur­a). Y por si quedaba algún hueco sin propaganda, el 29 de diciembre montó otro espectácul­o: un autoexamen de su gestión, donde se concedió un sobresalie­nte. Sin complejos.

Todo esto lo protagoniz­a el fenómeno que ha rubricado la mayor caída del PIB de la OCDE, que nos prometió crecimient­o en este primer trimestre cuando ya hemos pinchado y que dilapida con una frivolidad que compromete­rá el futuro del país. Si la gestión real se la ha alquilado a las comunidade­s y si lo medular depende de la UE, ¿a qué se dedica Sánchez? Pues a la propaganda, a acosar a los jueces y la oposición y a hacer campaña en Madrid.

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