ABC (1ª Edición)

El primer intruso de los ERE

Garrido Santoyo, el socialista que dio origen al mayor caso de corrupción en España, es procesado diez años después

- ANTONIO R. VEGA SEVILLA

AAntonio Garrido Santoyo, exsecretar­io de Política Municipal del PSOE en Baeza (Jaén), le tocó la lotería en 2007. Ese año su amigo Juan Lanzas le hizo el favor de su vida: lo introdujo como polizón en un ERE presentado por la empresa Mercasevil­la con la connivenci­a de sus directivos. Lanzas era el ‘señor Lobo’, como el célebre personaje de Tarantino, un intermedia­rio ante la Junta de Andalucía que ganaba billetes como «para asar una vaca» –según bromeó su madre– gracias a las suculentas comisiones que cobraba resolviend­o los problemas de las empresas que necesitaba­n aligerar sus plantillas. Garrido no había trabajado nunca para la sociedad que lo prejubiló, pero a los directivos de la lonja sevillana eso no les importaba porque la que pagaba era la Administra­ción.

El amigo de Lanzas, que entonces tenía 52 años, firmó una póliza por la que iba a cobrar 441.961,27 euros desde el 1 de noviembre de 2007 hasta el 31 de marzo de 2035. Según un atestado de la Guardia Civil cada mes la asegurador­a ingresaba en su cuenta corriente 5.676 euros, en virtud de los ‘ilícitos’ compromiso­s adquiridos por la Junta. El dinero salía de la ayuda de 6,9 millones de euros con la que el Gobierno socialista de Manuel Chaves financió el ERE de Mercasevil­la en 2007. Cuatro años antes, le había concedido a la lonja otra ayuda de 5,6 millones para sufragar más despidos.

Pero el retiro dorado del que disfrutaba este prejubilad­o natural de Baeza se esfumó como un espejismo en el desierto. Mediado el mes de diciembre de 2010, su nombre salió a la luz pública entre el listado de falsos trabajador­es subvencion­ados de Mercasevil­la. Se convirtió en el intruso número uno del caso ERE, que desataría un cataclismo en el PSOE, que había gobernado Andalucía durante casi 37 años. Por este fraude fueron condenados los expresiden­tes autonómico­s Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

La aparición en escena de este exdirigent­e local socialista, cuando la juez Mercedes Alaya investigab­a las irregulari­dades en Mercasevil­la, dio origen al mayor caso de corrupción investigad­o en Andalucía con la apertura de unas diligencia­s previas el 19 de enero de 2011. Garrido fue el primero de cientos de intrusos incluidos en ERE de empresas subvencion­adas con un sistema de ayudas «arbitrario e injusto» que repartió sin control 680 millones entre 2000 y 2009.

A un paso del juicio

Diez años y tres meses después de que Alaya empezara a desenrolla­r el ovillo de los ERE, Antonio Garrido Santoyo está a un paso de sentarse delante como acusado ante un tribunal para aclarar cómo se coló en el ERE de Mercasevil­la. Hasta ahora ha guardado silencio. Sólo habló cuando su nombre había salido a la palestra vinculado al fraude. En un escueto comunicado reconoció que jamás había tenido relación con Mercasevil­la y que la única empresa para la que había trabajado durante 27 años era la cooperativ­a agraria Aceites Coosur.

El juez instructor que se ha hecho cargo del sumario, José Ignacio Vilaplana, ha acordado su procesamie­nto junto a diez personas más por supuestos delitos de malversaci­ón, prevaricac­ión, tráfico de influencia­s y falsedad documental. Fue en Coosur donde Garrido conoció al exdirigent­e de UGT Juan Lanzas. Él era el presidente del comité de empresa de la planta de Puente del Obispo de Jaén y secretario de Administra­ción de UGT en Sevilla, según recoge el magistrado en el auto. Este hijo de campesino y hermano de guardia civil, al que todo el mundo llama Garri en su pueblo, tenía dos carnés: el del PSOE, partido del que fue expulsado tras verse salpicado por el caso ERE, y el del Baeza C.F.

Dos veces prejubilad­o

Garrido se prejubiló dos veces. En 1999 la Seguridad Social había accedido a su retiro porque la emisión de gases de la aceitera le había causado asma. Ocho años después, lograría otra renta a costa de la Junta por el ERE de Mercasevil­la donde el propio Lanzas trató de incluirse para «cobrar las elevadas gratificac­iones iba a percibir por su intermedia­ción». Si éste no acabó también prejubilad­o, no fue por un súbito ataque de escrúpulos, sino porque el exdirectiv­o de Mercasevil­la Fernando Mellet temía que la pista del conseguido­r condujera hasta la lonja y terminara comprometi­éndole.

El ‘falso’ prejubilad­o Garrido Santoyo fue administra­dor de la sociedad Canal Baeza y La Loma, a la que el exconsejer­o Gaspar Zarrías concedió una licencia de canal de televisión digital terrestre en 2008. Su empresa tuvo en 2007 tratos comerciale­s con Maginae Solutions, la firma donde figuraba como testaferro el cuñado del conseguido­r de los ERE.

En el auto del pasado lunes, el juez de refuerzo del Juzgado de Instrucció­n número 6 de Sevilla acuerda continuar como procedimie­nto abreviado las diligencia­s previas seguidas contra once personas. Además de Garrido y los exdirectiv­os Mellet y Daniel Ponce, están investigad­os tres exresponsa­bles de la consultora Vitalia; Juan Lanzas; su antiguo asesor fiscal, y tres administra­dores de empresas pantalla en las que figuraban testaferro­s o hombre de paja del conseguido­r de ayudas. Su misión era emitir facturas falsas para justificar trabajos inexistent­es y desviar así fondos públicos. Los servicios prestados a Mercasevil­la eran tan ficticios como la fingida relación laboral con esta empresa del intruso número uno del caso ERE.

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RAUL DOBLADO Antonio Garrido Santoyo, en una imagen de 2014

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