El método Biden
Ha dado los primeros pasos para recuperar el poder blando de EE.UU.
Las nuevas sanciones impuestas a Rusia por la Administración Biden suponen una ruptura nítida con la etapa de Donald Trump en la Casa Blanca. El presidente demócrata ha querido dejar claro que no pueden quedar sin respuesta los ciberataques rusos a las empresas norteamericanas, la interferencia en las elecciones de EE.UU. y las presiones militares sobre Ucrania. En contraste con el tono admirativo que el magnate neoyorquino utilizaba en su trato con Putin, Biden lo ha calificado de «asesino» y ha puesto los medios para que sus peores acciones tengan consecuencias. Son sanciones medidas y proporcionales, con las que se avisa a Moscú de represalias más duras en el futuro.
Ante la creciente rivalidad con China, Biden también está innovando, al crear una estrategia que contiene los aspectos más preocupantes del nacionalismo de Pekín, mientras coopera en algunos asuntos globales, desde el impulso al comercio multilateral a la lucha contra el cambio climático. En la relación transatlántica, los puentes volados se están reparando deprisa y los europeos tenemos una vez más la oportunidad de trabajar a fondo con nuestro mejor aliado. Por todo ello, llama la atención que algunos sigan afirmando que la política exterior del presidente demócrata es continuadora respecto a su antecesor republicano. Como ha explicado Javier Rupérez, Trump simplemente no tenía política exterior. De hecho, la diplomacia del primer país del mundo funcionaba a duras penas, por los vaivenes y decisiones sin meditar que emitía el anterior presidente desde las redes sociales.
Biden, uno de los políticos de su país con mejor recorrido en asuntos internacionales, ha reintroducido el método que faltaba. Se ha rodeado de asesores de peso, ha restaurado la diplomacia norteamericana y ha dado los primeros pasos para recuperar el poder blando o de atracción de EE.UU. en el mundo. Por supuesto, los retos globales y los actores más importantes siguen siendo los mismos, y los intereses de la superpotencia se mantienen. Pero estamos ante un giro cualitativo, una manera de hacer que vuelve a ser profesional, guiada por una combinación de realismo y de defensa de valores, en la mejor tradición norteamericana.