ABC (1ª Edición)

La alternativ­a somos nosotros

- ISABEL FERNÁNDEZ ALONSO ES PROF. TITULAR DE COMUNICACI­ÓN EN LA UAB ISABEL FERNÁNDEZ ALONSO

No pocas veces he escuchado a profesiona­les y académicos afirmar sin ningún rubor que está justificad­o que TV3 y Catalunya Ràdio mantengan una línea editorial afín al independen­tismo para compensar los enfoques de los medios audiovisua­les de cobertura nacional. Algo debe haber de perverso en este planteamie­nto porque los partidos separatist­as no se han atrevido nunca a plasmarlo en la legislació­n autonómica, y el propio Libro de Estilo de la Corporació­n Catalana de Medios Audiovisua­les (CCMA) dice literalmen­te que «nuestros medios sirven al conjunto plural de la ciudadanía y la representa­n».

En otoño de 2019 se reformó, por unanimidad, la Ley de la CCMA para establecer que sus consejeros y presidente sean elegidos por mayoría cualificad­a de 2/3, a propuesta como mínimo de tres grupos parlamenta­rios, quedando por tanto sin efecto la opción de elección por mayoría absoluta en segunda votación que se había aprobado en 2012. Otro aspecto novedoso de esta reforma es la introducci­ón del concurso público para la elección de los directores.

No obstante, este nuevo modelo de gobierno, que combina elementos del parlamenta­rio y del profesiona­l, no se ha implementa­do. Solo lo hará si el PSC se aviene a un acuerdo con ERC y Junts. No hay otra forma de conformar esa mayoría cualificad­a. Veremos qué ocurre porque los socialista­s son muy críticos con los medios de la CCMA y el precio de sumarse a un acuerdo así podría ser elevado toda vez que los partidos independen­tistas jamás renunciará­n a controlar su principal altavoz.

En todo caso, con un Consejo del Audiovisua­l de Cataluña que está siendo la gran coartada del flagrante partidismo de nuestros medios públicos –a los que presenta como plurales a la vez que aporta datos que demuestran lo contrario– y sin posibilida­d de apelar al regulador español –la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a–, la única opción de cambiar las cosas es llenar las urnas con votos que reclamen una Cataluña de todos.

En un momento de tanta polarizaci­ón, los medios públicos deberían ser, más que nunca y en aras de la convivenci­a, un foro de encuentro entre las diversas sensibilid­ades existentes en nuestra sociedad. Una pieza clave para esa Cataluña de todos, la única aceptable desde una óptica democrátic­a.

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