«Ayuso ha marcado la diferencia y le estamos muy agradecidos»
—Barracuda —Nos dedicamos es una a la idea hospitalidad. de felicidad. No curamos enfermedades. Hacemos la vida amable. —La cocina mexicana es una de las tres cocinas más importantes de la Historia.
—La cocina francesa es importante por el protocolo, por la cubertería, por servir primero a las mujeres. —La china.
—Sus ingredientes endémicos y sus técnicas. —La mexicana.
—Por lo que reúne, por lo que genera en la comunidad, y porque hoy nadie podría imaginarse el mundo sin un tomate o sin un aguacate. —La euforia de entrar en Barracuda no la tienes en los tres estrellas de París.
—Lo entiendes cuando conoces a un mexicano y a un francés. —Ponme la mano aquí, Macorina.
—El picante genera endorfinas. —Activa al macho.
—Se te acelera el corazón. —Y la tercera margarita, de saque.
—El vino tinto es reflexivo. El tequila es fuego, poder, euforia. —¡Ahí estamos!
—Y no cerramos por la tarde.
—Madrid. —Nos sentimos queridos, apapachados por —La Madrid. gastronomía es política.
—Por supuesto. —La presidenta Ayuso.
—Ha marcado la diferencia y nos ha permitido trabajar en las mejores condiciones posibles. Todo el sector de hostelería está en esta misma idea. —Votar por ella es preservar sus trabajos.
—Es ser agradecidos. Le estamos realmente muy agradecidos. También los clientes. —No le quepa la menor. ¿Habría podido abrir si estuviera como en Cataluña prohibido cenar?
—En México siempre todo es complicado, muy complicado, y todavía más complicado. Basta con ver cómo nos va. Ahí no puedes esperar nada de un gobierno. —Como los catalanes.
—Hay que subirse a una bicicleta y empezar a llevar comida a domicilio. —Es lo que usted hizo durante el encierro.
—Un día del confinamiento, mirando por el balcón con mi mujer, le pregunté: «¿Qué oficios crees que se perderán con esto?». Y se volteó para contestarme: «Los chefs Michelin». —Y se arremangaron.
—Yo no me veía haciendo vídeos positivos en casa. Había que salir a resolver. —Es la virilidad mexicana.
—Punto MX nació de la crisis anterior. —El proveedor de cerveza mexicana.
—Nos dijo que estábamos locos abriendo en aquella época, y además un mexicano blanco, sin sombreros y en un barrio pijo. —No tenía razón.
—Ya, pero no nos sirvió las cervezas. Y con la Coca-Cola pasó lo mismo. —Las crisis.
—No es que me gusten, pero dan oportunidades. Depuran lo que no va, lo que no gusta, las chapuzas. —¿Se acabó el lujo?
—Lo vamos a experimentar de otro modo. Perdió el sentido que el uniforme de un camarero cueste 300 euros. —Como mis tejanos.
—Quiero una cocina más próxima y cocineros más inmediatos. —¿Qué significa?
—Tortillas recién hechas, el guacamole fresquito. Hay que quitarse de encima pequeños satélites. —Satélites, válgame Dios.
—Proveedores lejanos que sirven para elevar el ego del chef pero que no marcan la diferencia en el gusto del cliente. —Usted tiene una estupenda rubia gallega.
—Exacto. Proximidad. Y tantos pescados. Barracuda es un mexicano que sólo puede darse en España. —Locales.
—Lo mismo. No hace falta el súper local en el mejor barrio sino el que te permita más cocinar a gusto. mejor y que los clientes estén —Valiente abrir Barracuda en pandemia.
—Éste es el momento de disfrutar. —¿Cómo?
—Los restaurantes reflejan al chef. Barracuda te transporta al Pacífico mexicano. 8.000 kilómetros de litoral. La buena música, la playa, el mar. —Yo a usted le veo más Barracuda que Punto Mx.
—Barracuda se parece más a lo que sucede realmente en México. Es más disfrutón. —Yo es que no hablo de dinero.
—El ticket medio de Punto MX estaba en los 170 euros y el de Barracuda, sobre los 60. —A mí los 60 no me dan ni para los totopos.
—Es que tú lo quieres todo. —Lo quiero todo y siempre.
—Por no hablar de las margaritas. —Bueno, bueno. Y luego está Inés.
—Es sensacional, ¿no es cierto? —Yo es que no entiendo cómo la gente se pone elegir los platos teniéndola a ella.
—Sabe cómo hacer disfrutar a los clientes. —Y no tarda 3 minutos en presentar cada taco.
—Es que no vinieron a una conferencia, vinieron a estar con sus amigos y a comer.
—Hablando de mis amigos, mi querido Jaime Rodríguez me pide si le puede dar algún truco para tener mesa, porque siempre está lleno.
—Que vaya y se ligue a una de las chicas de la recepción. Es lo que yo haría.