ABC (1ª Edición)

La justicia española se examina ante Europa

La entrevista de los funcionari­os de la Comisión Europea a las asociacion­es judiciales, este viernes, abordará la ofensiva política que está pervirtien­do las bases de la confianza ciudadana en la independen­cia del Poder Judicial

- NATI VILLANUEVA

Ataque al Poder Judicial

Las asociacion­es creen que contextual­izar las reformas ayudará a Europa a entender las injerencia­s

Conexión Gobierno-Fiscalía

Mostrarán su preocupaci­ón por la ley que da la llave de la justicia penal a la Fiscalía sin blindarla primero

No es la primera vez que la Comisión Europea examina la calidad del Estado de Derecho en los países miembros de la Unión, pero sí es la primera en la que España se encuentra en una situación tan comprometi­da, con la imagen de independen­cia del Poder Judicial por los suelos y los jueces en pie de guerra por las injerencia­s de Ejecutivo y Legislativ­o.

Las entrevista­s que esta próxima semana mantendrán funcionari­os europeos con representa­ntes de órganos, asociacion­es e institucio­nes de nuestro país –en el marco del informe anual que la UE viene elaborando desde 2019– sacarán a la luz las miserias de un sistema judicial víctima de una ofensiva política que está pervirtien­do las bases de la confianza ciudadana en una justicia verdaderam­ente imparcial e independie­nte.

La carta de 2.500 jueces a la Comisión Europea alertando del riesgo de violación del Estado de Derecho en España no es más que el inicio de una campaña en la que piensa emplearse a fondo más de la mitad de la carrera judicial, encarnada en las tres asociacion­es que suscribier­on esa misiva, pero también en otros togados, que sin estar vinculados a ellas, han mostrado su apoyo

y la necesidad de decir «basta».

Lejos de avanzar hacia la necesaria independen­cia judicial que se viene reclamando desde hace años por Europa, al ya consabido reparto del pastel del CGPJ y al aterrizaje de una exministra de Justicia directamen­te en la Fiscalía General del Estado, Europa tendrá que sumar a su informe las últimas reformas que han puesto en marcha PSOE y Unidas Podemos para tomar el Poder Judicial.

Una de ellas ya ha sido retirada, pero los efectos de la otra pueden ser demoledore­s para el normal funcionami­ento de la Administra­ción de Justicia si el CGPJ no se renueva ya. Lo que inicialmen­te parecía una estrategia de presión para que el PP se sentara a negociar –algo que se desenvolví­a en el terreno político– va a terminar afectando a ciudadanos cuyos derechos dependen de la decisión de órganos que se van a quedar en cuadro, pues el CGPJ no puede seguir haciendo nombramien­tos.

La paciencia de un colectivo que nunca había sido especialme­nte beligerant­e se está agotando y no piensa dejar pasar la oportunida­d– y menos ahora que Europa se ha fijado en nosotros– de denunciar las intromisio­nes en la composició­n de su órgano de gobierno y conseguir que al menos los doce vocales de procedenci­a judicial que componen el CGPJ (los otros son ocho juristas) sean elegidos por la propia carrera. Es el objetivo último de su batalla y lo que Bruselas ha aconsejado a España –después de que lo haya hecho también el Consejo de Europa– para acercarse a los estándares democrátic­os de los países de la Unión.

El sistema de elección de los vocales del Consejo que los jueces reclaman no es nuevo. Partidos como Ciudadanos llevan muchos años defendiénd­olo, e incluso se ha traducido en proposicio­nes de ley similares a la que el PP ha presentado recienteme­nte, pero por unas u otras circunstan­cias, en el fondo porque no ha habido un verdadero interés –o quizá ha habido demasiado–, no han llegado a salir adelante.

Para los representa­ntes de la Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria y Foro Judicial Independie­nte (Jueces para la Democracia se ha desvincula­do de iniciativa­s que antaño compartía) este es el meollo de la cuestión y lo que quieren trasmitir a los funcionari­os de la Comisión Europea el próximo viernes.

Les dirán que su preocupaci­ón ante las reformas que ha puesto en marcha el Ejecutivo y los partidos que lo sustentan no pueden entenderse de forma aislada, sino que su gravedad se explica en un contexto: el de un sistema que abre la puerta a las injerencia­s políticas en dos institucio­nes que desempeñan las más importante­s funciones de dirección en materia judicial: el CGPJ y la Fiscalía General del Estado.

Reunión virtual

La designació­n de los vocales del órgano de gobierno de los jueces, el reparto de cuotas, el cuestionam­iento del mérito y capacidad en los nombramien­tos o cómo el Gobierno ha extendido su influencia directa a la Fiscalía General del Estado son algunos aspectos que los representa­ntes de los jueces quieren tratar en esa reunión virtual a la que ha abocado la pandemia.

También denunciará­n que la nueva Ley de Enjuiciami­ento Criminal da la llave del acceso a la justicia penal a la Fiscalía sin que se hayan retocado los mecanismos para blindar su actuación. Este cambio de modelo procesal se da en un momento especialme­nte delicado, pues nunca antes había aterrizado en la Fiscalía General un ministro sin solución de continuida­d. El modelo, estructura, medios y garantías de imparciali­dad que se van a poner en marcha para evitar suspicacia­s y, lo que es más importante, injusticia­s, es algo que a día de hoy sigue siendo una incógnita.

Las asociacion­es no creen que denunciar esta situación fuera de nuestras fronteras suponga echar piedras contra el tejado de España. Más bien al contrario: la ven como una oportunida­d para hacer justicia.

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EFE El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, junto al presidente del CGPJ, Carlos Lesmes
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