Bajeza moral del nacionalismo
Por si fueran pocos los motivos para reprobar al gobierno secesionista de Cataluña, últimamente se ha añadido, a la larga lista de afrentas, la de negar la vacuna a la Policía Nacional y la Guardia Civil. No lo han hecho a cara descubierta, eso queda para quien cuente con algo de dignidad y valor, sino que, cínicamente, han aducido ‘razones técnicas’ o de otra índole para actuar con semejante vileza, mientras se ocupaban de completar la vacunación de los Mozos de Escuadra, esos a los que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado apoyan cuando vienen mal dadas, a pesar de que no siempre haya reciprocidad. El hecho, por más que es sabida la hispanofobia de estos secesionistas, es de una vileza sin precedentes, pero su reprobación no debería limitarse al plano moral, sino tener consecuencias penales o administrativas, porque esta decisión, que sin duda alguien ha tomado conscientemente, acarrea dolo, algo que en el ámbito jurídico implica ‘voluntad maliciosa de engañar, causar daño o incumplir una obligación contraída’.
El hecho es lo suficientemente grave como para que actúe la Justicia, dado que el poder ejecutivo se ha limitado a decir que «ha habido una disfunción que entendemos», en palabras del ministro del Interior. Pero lo que entendemos muchos españoles, catalanes incluidos, es que el Gobierno ha renunciado a medida alguna por temor a incomodar a sus aliados separatistas. Y suma y sigue.
MANUEL SIERRA PAMPLONA