Del Rivero, al juez: «Villarejo se vanagloria de haberme provocado un infarto»
∑ ABC tiene acceso a la declaración íntegra del expresidente de Sacyr en el caso que instruye García Castellón
«Lo que aquí vemos es que se montó un tinglado contratando policías para difundir noticias falsas en los periódicos, investigar y meterse en los tribunales y en Hacienda y tal, a ver las cosas que tenía la gente que honestamente quería hacer negocios».
Esta es la conclusión a la que llegó el pasado 14 de abril Luis del Rivero, expresidente de Sacyr, al cabo de hora y tres cuartos de comparecencia como perjudicado en el caso Villarejo. Ante el juez Manuel García Castellón y a preguntas tanto de la Fiscalía Anticorrupción como de las defensas del propio comisario y del expresidente del BBVA Francisco González, desgranó sus padecimientos al hilo de la denominada ‘operación Trampa’, un despliegue en teoría diseñado para frustrar el avance en el accionariado del banco que la constructora planeaba en 2004.
Conforme explicó, en aquel momento no tuvo «para nada» constancia de estar siendo vigilado ni espiado, pero sí de una «campaña brutal» en su contra en los medios a partir de hechos que no tenían por qué ser conocidos. Ahora, con el sumario en la mano, encuentra una explicación: Villarejo dejó por escrito en los informes que entregaba al BBVA que tenía «penetración total» en la prensa española.
Puso un ejemplo: «Solía regalar mandarinas» a personas cercanas y se encontró publicado un 28 de enero «que había regalado mandarinas que estarían envenenadas». «Entonces, un regalo personal a alguien que conocías pues me parecía increíble que saliera en el periódico, pero sobre todo el del 28 era terrible, porque me acusaba en primera página de cometer un delito ecológico, un delito fiscal de robar el agua de todos los agricultores de Murcia y llevarla a mis urbanizaciones», explicó. Aquel caso estaba en un juzgado de instrucción y acabó sobreseído sin que Del Rivero llegase a ser imputado, conforme detalló a preguntas del fiscal.
Hay más detalles de ese tipo en el sumario. A instancias de su abogado, reconoció «un viaje absolutamente particular y privado» a Sicilia con su mujer en diciembre de 2004 del que Villarejo dio cuenta. Identificó además su teléfono fijo, su móvil y el de su esposa. Todos esos datos los tenía el comisario y así, también el BBVA, que recibía sus reportes por intermediación del entonces jefe de Seguridad, el otrora policía Julio Corrochano,
imputado en esta pieza separada.
Conforme su declaración, aquella publicación «fue tremenda»: «El día 7 me llegué a plantear que saliéramos de la operación, pero el sábado 12 de febrero por la noche vi en televisión el incendio del Windsor y en ese momento, pensé que hasta ahí».
La retirada
Se refería a la torre madrileña donde Deloitte tenía su sede. Con sus oficinas, ardieron unos documentos de auditoría relacionados con la venta de la agencia de valores de Francisco González a Merryl Lynch que en esas fechas, investigaba Anticorrupción, tal y como trascendió un mes después del siniestro. Del Rivero fijó ese como el punto de inflexión que le llevó a desistir del BBVA. «El día 12, viendo eso, tomé la decisión de proponer al Consejo la venta. El lunes llamé al presidente en España de Société Générale, Donato González, que nos había hecho el préstamo para la compra de las acciones, y al director general y consejero de Sacyr y activé el sistema de hacer una colocación acelerada, y para el día siguiente, 15, convoqué un Consejo», detalló. Las acciones «se colocaron en una noche con un descuento del 3% y produjo 148 millones de euros».
Esta es la parte más controvertida de su declaración. El fiscal insistió en saber por qué había atado de ese modo los cabos y Del Rivero concedió que «era conocedor de que había una investigación de Anticorrupción sobre los papeles» que ardieron y «un problema con el presidente del banco». «Dije: ‘nosotros hemos venido aquí a hacer un negocio, no a tener una guerra’», afirmó.
Sin embargo, la defensa de Francisco González cuestionó el negocio al incidir en que el Banco de España no avaló la operación y que el punto de partida de la constructora, sobre el papel, era un 0,4%. «Teníamos los derechos de voto del 3,16% de las acciones. Y nuestro plan era, si el Banco de España nos admitía como participación significativa el 5%, realizar la operación», zanjó Del Rivero. Defendió que era viable.
La presión de todo aquello, explicó, le costó «una operación de corazón con 5 bypass»: «Fueron disgustos que casi me matan (...) El señor Villarejo en un documento se vanagloria dos veces de causarme un infarto. Y es cierto».
Por el camino, dejó detalles de la operación, que se ideó «en mayo o junio» de 2004 y tomó forma en noviembre. Contó que al primero que informó fue a José María Aznar, «la cabeza visible» del PP aunque acababa de dejar la presidencia: «Aznar no podía decir ni sí ni no, y dijo ‘pues me parece bien’». Después, se comunicó al Gobierno «por si pudiera tener alguna pega». Hubo reuniones con el entonces ministro de Economía Pedro Solbes y el jefe de la Oficina Económica de Moncloa Miguel Sebastián. El fiscal planteó si conforme se desprende del sumario, el Ejecutivo de Zapatero alentó la operación, pero Del Rivero lo negó: «Ese Gobierno, si hubiera querido que la operación se hubiera hecho, la habría hecho».
El Windsor Del Rivero explicó que cuando vio que la torre de Deloitte ardía pensó que si seguía, entraba en guerra