«Estamos igual que hace un año y no habrá recuperación económica sin turismo»
∑El directivo lamenta la falta de sensibilidad del Gobierno y asegura que se ha perdido un año por la escasez de test y rastreos insuficientes Posicionamiento «Los españoles deben elegir entre los gobiernos proturismo o los gobiernos antiturismo»
Este año se cumplen 90 años desde que su abuelo montó un negocio familiar transportando turistas en un autocar en plena República. Hoy, Simón Pedro Barceló (Palma, 1966) no duda en afirmar que 2020 fue el peor año de la historia del Grupo Barceló, el segundo más potente de España y uno de los más importantes del mundo. Con 30.000 trabajadores y 250 hoteles repartidos en cuatro continentes, el copresidente de Barceló explica que la empresa llegó a 2019 más fuerte que nunca pero la pandemia frenó la actividad en seco. Reflexivo y poco dado a los medios de comunicación, recibe a ABC en su despacho de Palma para hacer un balance de la pandemia y mirar al futuro.
—¿Cómo ha afectado la pandemia al grupo Barceló?
—Sin duda ha sido el peor año de nuestra historia. Hemos tenido que cesar la actividad de todas las empresas, hoteles y viajes, y eso ha implicado tener que llevar al ERTE a miles de personas. Acabamos de formular las cuentas de 2020 y tenemos una pérdida de 100 millones de euros a nivel consolidado, teniendo en cuenta de que hemos generado un beneficio extraordinario de la venta de Formentor de 100, si no habrían sido 200 millones negativos. El año 2019 lo cerramos con más de 100 millones de beneficios.
—¿En qué situación se encuentra el Grupo Barceló?
—Hemos llegado a la pandemia más fuertes que nunca y vamos a salir de ella con dificultades relacionadas con pérdidas multimillonarias. Hemos doblado nuestro endeudamiento, que equivale a una vez nuestro resultado bruto de años anteriores. Sólo tardaríamos un año en devolverlo cuando haya buenos resultados. No hay preocupación sobre la viabilidad y el futuro.
—Cuando hay huracanes hay que poner molinos de viento, ¿Se plantea ponerlos para comprar?
—Primero tenemos que saber cuánto nos va a costar esta crisis. Lo segundo, cuál va a ser el nuevo nivel de resultados de la compañía después de la crisis, a partir de 2022, 2023, 2024. Por lo tanto, no sé los años que voy a tardar en devolver mi deuda financiera y, por eso, no nos vamos a ir de compras hasta que no hayamos vuelto a una situación de fortaleza financiera, incluso mayor que la que teníamos en 2019. Hemos sido prudentes y conservadores, con bajos niveles de endeudamiento, pero esta crisis nos ha abierto la situación ante una realidad que no es ganar menos sino perder mucho.
—Ponga fecha a la recuperación
—La recuperación de la actividad y del PIB turístico tendría que ocurrir en dos o tres años, pero la rentabilidad va a tardar seis o siete años para recuperar niveles de los años entre 2017 a 2019.
—¿Cómo ha ido la Semana Santa?
—Ha sido mala, ya que es fundamentalmente una actividad turística de mercado español y hemos estado sin posibilidad de movernos entre regiones.
—¿Qué expectativas hay para verano?
—Se parecerá al verano pasado, con una actividad muy de último minuto, de proximidad, en el que el turismo nacional volverá a ser importante. Las islas sufrirán más que la península y la gran diferencia debería producirse a partir de septiembre, pero seguirá siendo un año catastrófico para el turismo. Un año después estamos en las mismas: no se ha podido salvar la Semana Santa y tenemos que aspirar a que se vaya agilizando la vacunación para que julio y agosto sean algo mejor y que los últimos cuatro meses del año no haya cierre.
—¿Ha estado en contacto con la presidenta de Baleares y con la ministra?
—Sí, claro. He asistido a todas las reuniones a las que me han invitado.
—¿Qué les ha pedido?
—Pedimos con poco éxito lo mismo que hace un año. En primer lugar, test masivos y con cierta repetición para conocer mejor la situación real del contagio. El verano pasado el turismo se reactivó con una información equivocada porque la segunda ola no la trajeron los turistas sino que el problema lo teníamos los destinos turísticos, que no estaban bien rastreados y localizados. Lo segundo que pedimos fue un esfuerzo en el rastreo absolutamente obsesivo. Con estas dos políticas se han evitado buena parte de las segundas y terceras olas en muchos países. Hemos perdido un año sin hacer test y el rastreo suficiente porque lo hemos apostado todo a la vacuna.
—¿Ha habido mala gestión política?
—Sin duda. Ha habido una mala gestión con la compra de las vacunas por parte de la UE. Y en el ámbito español y autonómico, el test y el rastreo han sido un fracaso. No hay duda de que por razones de humanidad el esfuerzo en el control de la pandemia es prioritario y se podría haber hecho mejor que lo hemos hecho en España y en prácticamente todas las CCAA sin excepción.
—¿El sector turístico se siente escuchado por los políticos?
—Oído sí, escuchado no.
—¿Falta sensibilidad?
—Por supuesto. Ha habido declaraciones de miembros del gobierno de España [en referencia a Alberto Garzón] poniendo en tela de juicio el valor de la contribución del sector turístico a la sociedad española. Éste no es el mejor caldo de cultivo sobre el que construir un trabajo conjunto. El sector turístico pesa lo que pesa en la economía española y sin recuperación turística no habrá recuperación de la economía española.
—¿Se está intentando aprovechar el momento para propiciar el cambio de modelo?
—Un país ha de poder tomar sus decisiones sobre qué actividad quiere desarrollar. El turismo en Mallorca no es un éxito porque los señores Riu, Fluxá, Escarrer, Llull y otros muchos hayan sido unos fenómenos, que lo han sido. El éxito fue porque la sociedad mallorquina quiso que la actividad turística fuera un éxito; la gente quería trabajar en esto y vio en la dictadura una opción a una re
Posicionamiento
«Los españoles deben elegir entre los gobiernos proturismo o los gobiernos antiturismo»
lación distinta con la sociedad europea... El que España tenga más o menos cuota del turismo mundial depende de los españoles. Si queremos, lo tenemos todo para ganar esta batalla, pero si el conjunto de la población no lo quiere y lo castiga y en Baleares se ponen ecotasas y no se quitan con la pandemia, la actividad turística se irá a otros lugares.
—¿Hay turismofobia?
—La gente cuando viajamos queremos sentirnos bien recibidos: si vemos pintadas de ‘Tourist Go Home’ no iremos a ese destino. El turismo no va a desaparecer en el mundo y seguirá creciendo. El mundo crecerá y el deseo de viajar también. Si España quiere tendrá éxito y si no, fracasaremos. Depende de los españoles...
—Y de los gobiernos...
—Pero somos los españoles quienes elegimos nuestros gobiernos. Si los españoles quieren turismo y hay gobiernos proturismo y antiturismo pues ya saben lo que tienen que hacer... si no lo hacen, hay que ser consecuentes.
—¿Cree que el pasaporte covid es una buena iniciativa?
—Me preocupa la gestión. La materialización. Soy partidario de los test, de los controles y confío en que el 99,9% de la gente no viajaría con síntomas o con test negativo y espero que el pasaporte sea lo más simple y útil al ciudadano. No se necesita a la burocracia europea haciendo eso: hoy yo estoy viajando con test y no tengo pasaporte Covid.
—¿Es partidario de priorizar la vacunación al sector turístico?
—No. Tiene más que ver con servicios esenciales y así sí podría haber habido debate de algunos colectivos clave para nosotros que se han quedado fuera, como los trabajadores en la distribución de alimentos, supermercados, trabajadores de gasolineras.
—¿Tras los ERTE vendrán los ERE?
—Después de la crisis profundísima de la pandemia va a venir una crisis económica muy importante que traerá pérdida de trabajo. Eso es seguro. Deberíamos hacer un esfuerzo para que la crisis posterior sea la menor posible y que los mecanismos de protección al trabajo sean lo más útiles posibles. En algunas ocasiones, los ERTE deberían poder continuar en sus características de fuerza mayor, como es lógico a la vista de la temporada que vendrá y sería bueno no saberlo cuanto antes.
—¿Cómo va la indemnización por el contrato anterior por el Imserso?
—No hay noticia de momento. Para el Gobierno no es ninguna prioridad. Las empresas vamos a recordarles cuáles son nuestros derechos y estoy convencido de que se producirá y si no, habrá que litigar.
—¿Hay que implantar un IVA superreducido?
—Esto va relacionado con la visión que tenga el gobierno del sector y con la voluntad de los españoles de que este sector sea clave y prioritario; si lo fuera, el gobierno daría ese incentivo de forma definitiva o temporal para afrontar mejor el momento de la crisis y la recuperación. Soy partidario, pero está en manos del Gobierno. Oyen más que escuchan.
—¿De cara al verano cuántos hoteles quieren abrir?
—La intención es abrir todos los hoteles en verano. Ahora en España tenemos un 50% de la planta hotelera abierta, es verdad que, con unos niveles de ocupación bajísimos (por debajo del 30% en marzo). La pandemia nos ha enseñado a calcular: qué nos cuesta menos, el hotel cerrado o el hotel abierto con ocupaciones que no nos dan para no perder. Hemos abierto siempre, porque el hotel dando pérdidas perdía menos que cerrado. Fuera de España, hay países donde tenemos todo abierto desde junio.