ABC (1ª Edición)

Libros de inversión

- ITURRIAGA POR JOSÉ RAMÓN

Esta es una de las épocas del año en la que se recomienda­n libros. Y no voy a ser menos. Aclaro que soy poco dado a leer sobre temas de inversión. En general, los libros sobre la materia dicen poco nuevo. Y más allá de los tres o cuatro clásicos que a todos se nos vienen a la cabeza, no suele haber ninguno que no sea dar vuelta sobre los mismos temas (¡y esos son los buenos!).

Sin embargo hay uno que es muy recomendab­le. Desde luego que no revela la fórmula de la Coca Cola ni pretende que nos hagamos ricos en pocos días. Trata en primera persona sobre lo que más importa a la hora de tomar decisiones de inversión: las emociones o mejor dicho como no dejarse llevar por ellas. Barton Biggs en un libro muy fácil de leer nos cuenta sus vivencias en cuando al final de una carrera tremendame­nte exitosa en banca de inversión decide dar el salto y montar un fondo. Importa recordar que Biggs era antes de salir del lado oscuro uno de los estrategas más reputados de Wall Street. Desde su púlpito en Morgan Stanley se dedicó durante muchos años a arengar a las masas y era una de esas tres o cuatro opiniones que como se dice en el argot movía el mercado. De hecho es una de las últimas superestre­llas porque, poco después, la gran crisis financiera enterró esa forma de entender las cosas y desde

Las opciones «No es lo mismo poner dinero tras las opiniones que limitarse a exponer teorías y firmar un informe»

entonces nada ha vuelto a ser lo mismo.

En su libro ‘Hedgehoggi­ng’ cuenta con mucha gracia sus desvelos al frente del vehículo de inversión. Nos viene a contar que una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo. No tiene nada que ver cuando pones tu dinero detrás de tus opiniones que cuando te limitas a exponer teorías de forma más o menos brillante y pones tu firma en un informe. Sin duda lo más importante es como describe lo que sufre cuando, como pasa la mayor parte del tiempo, el mercado le daba la espalda cuando no directamen­te le pasaba por la quilla.

La enseñanza que se desprende de estas pocas páginas en las que fundamenta­lmente recoge anécdotas de sus vivencias de esa temporada es que no hay que dejarse llevar por las emociones. O mejor dicho, no que no haya que dejarse llevar por las emociones -eso es de primero de inversión-, sino lo difícil que resulta no dejarse llevar cuando eres de los pocos que nadas a contracorr­iente. Hasta sus hijos un domingo por la mañana en un desayuno en familia le cuestionan una de sus principale­s posiciones! Inteligenc­ia, sabiduría y sentido del humor concentrad­as en unas pocas experienci­as que bien entendidas constituye­n de las mejores recomendac­iones que nos pueden hacer para tomar decisiones de inversión.

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