ABC (1ª Edición)

Un salto en su viaje a París

► Nadal, que vuelve a ser número dos del mundo, aterriza ahora en Madrid

- E. YUNTA

Siempre que gana algo Nadal llega la catarata de datos, que nunca deja de asombrar. De Barcelona cabe apuntar lo siguiente: el balear lleva ya 87 títulos en su carrera y tiene a Ivan Lendl relativame­nte cerca (94), tercero en una lista que dominan Jimmy Connors (109) y Roger Federer (103). De esos 87 trofeos, 61 han llegado en tierra batida, nadie ha logrado tanto. Además, el de Barcelona es su decimocuar­to ATP 500. Lleva 18 temporadas (desde 2004) con al menos un título. Y, no menos importante, salta a la segunda plaza del ranking ATP y desbanca al ruso Daniil Medvedev, aunque Novak Djokovic sigue lejísimos (más de 2.000 puntos de diferencia).

Nadal, quien dice no darle importanci­a a las estadístic­as pese a conocerse al dedillo todos sus logros y los de los demás, era pura felicidad después de la paliza. A pie de pista, ante las cámaras de televisión, se confesó con entusiasmo. «Es el mismo placer estar aquí una vez más con casi 35 años. Diez años antes esto era impensable. Este título significa muchísimo más para mí al jugarlo con público después del año que llevamos». El mallorquín ha llevado regular la pandemia y le costó muchísimo retomar la actividad en 2020 después del confinamie­nto, tanto que su equipo le dejó que manejara sus tiempos sin forzarle en la puesta a punto.

De esta semana, Nadal extrae varias conclusion­es y una certeza: Stefanos Tsitsipas está en condicione­s de discutir con cualquiera e incluso de plantarle cara en tierra, pues pocos le han exigido tanto en el Godó. «Stefanos es un rival increíble, el número 1 del año y sabía de la dificultad que tenía esta final. El partido ha tenido de todo y es una victoria muy importante para mí. Tuve dos buenas opciones de ganar en el segundo set, pero lo hecho, hecho está, hay que aceptar los errores y mirar para adelante, es mi forma de pensar, sólo se puede arreglar lo que viene por delante», resumió Nadal, piropeado por el griego. «Bravo, Rafa, estoy realmente celoso de ti. Te lo has ganado, te lo mereces, eres uno de los grandes competidor­es del tenis y del deporte. Sabes que no soy el primero en decírtelo. Te felicito a ti y a tu equipo». Tsitsipas, además, dio con la tecla a la hora de justificar el desenlace: «Nadal siempre te obliga a jugar una bola más, siempre te devuelve una bola más. No estoy en el momento de haber podido analizar mucho, pero Rafa odia perder más que ningún otro tenista».

La Caja Mágica espera

La hoja de ruta lleva a Nadal al Mutua Madrid Open, torneo que empieza el jueves 29 en su cuadro femenino, pero que le permitirá tener unos días más ligeros porque los chicos debutan el próximo fin de semana y Nadal, con casi toda probabilid­ad, no jugará en la Caja Mágica hasta el miércoles 5. Como de costumbre, aterrizará con tiempo en la capital para aclimatars­e a la altura y a las circunstan­cias tan especiales de un torneo que ha vencido en cinco ocasiones, la última en 2017. Podrá, eso sí, disfrutar de un público que le venera ya que el evento se celebrará con un 40% de aforo.

Después, si se mantiene el plan establecid­o, el ya número dos del mundo acudirá a Roma, otro de sus paraísos. Van nueve muescas en el Foro Itálico, de donde salió contrariad­o el año pasado en esa versión adaptada a las circunstan­cias. Se jugó en septiembre y perdió en cuartos de final ante Diego Schwartzma­n después de 200 días de inactivida­d.

Y para rematar la gira por la arcilla europea, París, siempre París. Del 31 de mayo al 13 de junio, Nadal tiene el torneo más importante de la temporada y que puede auparle como el tenista con más grandes de todos los tiempos. Está ahora mismo empatado con Roger Federer, ambos con 20, y conquistar por decimocuar­ta vez Roland Garros tiene un valor especial.

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