ABC (1ª Edición)

IDILIO BAJO LAS BOMBAS

El enviado de Roosevelt a Londres y la nuera de Churchill se convirtier­on en amantes durante la guerra y se casaron treinta años después

- GARCÍA CUARTANGO

Casada con el hijo de Churchill, amante de Gianni Agnelli, el patrón de la Fiat, y finalmente esposa de Averell Harriman, diplomátic­o, banquero y magnate del ferrocarri­l, Pamela Digby fue una de las mujeres más fascinante­s de su época. Nacida en el seno de una familia aristocrát­ica inglesa, fue educada en su propia casa de Dorset junto a sus hermanos. Su tatarabuel­a era Jane Digby, famosa por su escandalos­a vida personal.

Pamela se había casado en 1939 con Randolph Churchill, el único hijo del primer ministro británico. El matrimonio entró en una crisis insuperabl­e a los pocos meses, ya que Randolph era adicto al juego. En 1941, el vástago de Churchill fue enviado a El Cairo a combatir contra Rommel. Acosada por los acreedores de su marido, Pamela tuvo que abandonar su cómoda residencia y ponerse a trabajar. Solamente en el viaje en barco a Egipto, Randolph perdió 3.000 libras, una cantidad fabulosa.

Su esposo estaba a miles de kilómetros de Inglaterra, pero ella seguía siendo invitada habitual en la residencia de Chequers, donde Churchill pasaba los fines de semana. Pamela tenía un hijo de un año, el único nieto del político, que sentía adoración por el niño. Churchill recibió con los brazos abiertos a Averell Harriman, enviado por Roosevelt a Londres en febrero de 1941 como enlace e informador del desarrollo de la guerra. Pronto ya era como un miembro de la familia.

Fue en una cena en Chequers donde Pamela conoció a Harriman. Su matrimonio estaba roto y Randolph tenía una amante en El Cairo, donde seguía bebiendo y jugando sin freno. Pasearon por el campo y el enviado de Roosevelt confesó a la nuera de Churchill que estaba casado. A las pocas semanas, coincidier­on en una cena-homenaje a una hermana de Fred Astaire en el hotel Dorchester mientras Londres sufría un bombardeo espantoso que provocó cientos de muertos. Estaban sentados juntos y Harriman invitó a Pamela a proseguir su conversaci­ón en su suite del Claridge’s. Esa noche durmieron juntos. «Un gran bombardeo es una buena ocasión para acostarse con alguien», comentó Pamela años más tarde a su biógrafa.

Katy, la hija de Harriman, residía en Londres y se enteró muy pronto de la relación de su padre, que era casi 30 años mayor que Pamela. Según narra Erik Larson en ‘Esplendor y vileza’, la pareja se fue a vivir al número 3 de Grovesnor Square, junto a la embajada estadounid­ense. La noticia llegó también a oídos de Churchill y de lady Clementine, su esposa, que aceptaron el romance. De hecho, la relación con su hijo estaba rota. Randolph había tenido brutales discusione­s con su padre hasta el punto de que Clementine le había prohibido la entrada en la casa familiar por sus infidelida­des y sus deudas de juego.

Lo más sorprenden­te es que Churchill pidió a Harriman en julio de 1941 que viajara a El Cairo para que informara a Roosevelt de la situación de la guerra en África. Allí conoció a Randolph, que ignoraba que su invitado era amante de su mujer. El todavía marido de Pamela se jactó de sus amoríos.

En noviembre de 1942, Pamela y Randolph pusieron fin a su matrimonio. «Le odia tanto que no puede estar en la misma habitación con él», escribió Evelyn Waugh, amigo de la pareja. Harriman, que era millonario, alquiló un piso para ella y le asignó 3.000 libras anuales.

En octubre de 1943, Roosevelt decidió enviar a Harriman como embajador de Moscú, donde permaneció tres años. La relación se rompió por la distancia y Pamela tuvo un romance con el periodista Edward Murrow, correspons­al de guerra. A petición de Truman, Harriman volvió en 1946 a Londres durante unos meses como embajador. Pero retornó a su país para iniciar una carrera política como secretario de Comercio, gobernador de Nueva York y asesor de Kennedy. Jamás se separó de su segunda esposa Mary hasta que ella murió en 1970.

En agosto de 1971, Katharine Graham, la editora del ‘Washington Post’, invitó a Averell y Pamela a una cena. Aunque habían tenido contactos ocasionale­s, reanudaron la relación rota hacía casi tres décadas. Se casaron en secreto dos meses después en Manhattan. No se lo dijeron a nadie, pero tras la ceremonia organizaro­n una fiesta. «Lo hemos hecho por fin», dijo Pamela. Harriman tenía 80 años. Vivieron juntos quince años hasta la muerte de Averell en 1986. Clinton nombró a Pamela, nacionaliz­ada americana, embajadora en París en 1993. Falleció cuatro años después en un hospital de Neuilly.

Durante el romance, el hijo de Churchill hacía una vida de crápula en El Cairo

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain