A franquear en destino
Las asociaciones de la Guardia Civil denuncian el activismo electoral de su directora general
María Gámez Directora general de la Guardia Civil
Con toda la seriedad, la sosería y la formalidad que aglutina e irradia su persona, dijo ayer Ángel Gabilondo que «no podemos banalizar el odio» que estos días circula en sobres postales y con el remite del fascismo, lugar común. A franquear en destino y en lo universal. Tiene razón Gabilondo. Lo mejor que se puede hacer con el odio es rentabilizarlo, dónde va a parar, y sacar a sus víctimas en procesión con la palma del martirio y el cartel del PSOE delante, a modo de escapulario. La directora general de la Guardia Civil, de la que cabría esperar la neutralidad institucional y la introversión política de un Cuerpo cuya divisa es el honor, se ha puesto al servicio de la causa sanchista, ahora centrada en Madrid, y a las órdenes de Marlaska, ministro al que
Gámez asesora en la redefinición de lo que en España representa hoy una organización criminal. Cómplice de la destitución de Pérez de los Cobos, testigo de la aproximación en manada de asesinos etarras y encarnación de los procesos inclusivos, Gámez se ha metido en la peor campaña posible para quien dirige un Instituto Armado que el Gobierno ya utilizó para perseguir ‘desafectos’ y que ahora secunda la tesis sanchista de la persecución, la alerta y el victimismo. El uniforme se lo cosen en Ferraz.