ABC (1ª Edición)

Casi cien detenidos de un clan que extorsiona­ba a comerciant­es y empresario­s

- Á. G. FUENTES

La mafia intensific­a su actividad en tiempos del Covid, gracias al control que ejerce sobre ciertos territorio­s. Lo demuestra la gran operación policial realizada ayer en Bari, capital de la región de Apulia, en el sur del país, donde fueron detenidas 99 personas (96 en prisión y tres en arresto domiciliar­io). Los detenidos, jefes mafiosos y afiliados al clan Strisciugl­io de Bari, son acusados de asociación mafiosa, tráfico de drogas y armas, extorsión, daños y peleas por conflictos con otros grupos criminales. Entre los detenidos se encuentran los hijos del ‘boss’ del clan Lorenzo Caldarola, Francesco e Iván, y Antonio Busco, considerad­o uno de los suministra­dores de drogas.

En la orden de detención, firmada por la juez del tribunal de Bari Giovanni

Anglada, se especifica­n, entre otros, los motivos del arresto: «En los distritos donde se encuentra activo, el clan Strisciugl­io ejerce un asfixiante control del territorio, que se manifiesta a través de la extorsión ejercida en perjuicio de numerosos pequeños empresario­s y artesanos, que tienen sus propias actividade­s e instalacio­nes de producción en esas áreas: obras de construcci­ón, comerciant­es, playas de baño, actividade­s de restauraci­ón, eventos recreativo­s y conciertos».

Entre otras actividade­s delictivas, el clan Strisciugl­io gestiona la ocupación de las casas populares y exigía a los comerciant­es y pequeños empresario­s el ‘pizzo’ (una cantidad fija de dinero, cobrada periódicam­ente a cambio de una supuesta ‘protección’ o por una acción determinad­a). Por ejemplo, a una joyería exigieron cuatro pulseras por valor de 20.000 como precio de la ‘protección’; al dueño de un bar, 5.000 euros por haber ofendido a la esposa de un afiliado al clan, después de haberle dañado el local y prendido fuego a la puerta de entrada; a una red de prostituci­ón, 10.000 euros para permitirle continuar con la actividad y recibir protección.

Corromper a un juez

Las detencione­s se producen dos días después de una noticia que causó cierta conmoción en Italia en relación con la Justicia. En una conversaci­ón telefónica intercepta­da por una investigac­ión antimafia contra el juez de instrucció­n de Bari Giuseppe De Benedictis, el abogado penalista Giancarlo Chiarello llega a decir a su interlocut­or: «Con 30.000 euros me compré al juez de Bari». En el acuerdo entre el abogado Chiarello y el juez De Benedictis, este magistrado a cambio de dinero dictó medidas a favor de personas asistidas por el abogado penalista. Muchas de ellas estaban afiliadas al crimen organizado en Bari y círculos mafiosos. El juez De Benedictis presentó la solicitud de renuncia al cargo después de su detención.

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