Mantener las pensiones exige subir 8 puntos las cotizaciones para 2050
De lo contrario, el Banco de España llama a recortar más de un 10% las prestaciones
La reforma de las pensiones que el Gobierno debe aprobar este año se presenta como una tarea urgente a las puertas de que se jubile la generación del ‘baby boom’, en lo que supondrá un tsunami demográfico y laboral. El Banco de España calcula que para mantener el nivel actual de las pensiones habrá que subir las cotizaciones sociales en ocho puntos para el año 2050 o, por el contrario, si se desea no elevar más los costes laborales, se tendrían que reducir más de un 10% las actuales prestaciones por jubilación.
Así lo expuso ayer el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, en unas jornadas organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en colaboración con el Observatorio de la Realidad Financiera (Orfin) y con la Universidad de Alcalá. En sus palabras, este es un cálculo aritmético, partiendo de la base de que para 2050 España contará con una tasa de empleo del 80% –antes de la crisis no estaba ni en el 60%– y de dependencia del 58% –frente al 30,2% actual– y siempre y cuando mantener el nivel de las pensiones no se haga recurriendo a un mayor déficit público.
«El envejecimiento de la población española provocará un incremento muy sustancial de la ratio de dependencia», abundó Arce, para urgir a adoptar «reformas ambiciosas». La renta mediana –en el centro de la distribución– de los jóvenes ha pasado así de ser de casi 30.000 euros en 2007 a estar en el entorno de los 23.000 euros en 2018. La pandemia ha hundido aún más esta devaluación salarial entre los más jóvenes. Mientras tanto, los de más de 65 años, es decir, los jubilados, son el único colectivo que ganaba más en 2018 que en 2007 y aumentó su poder adquisitivo.
La llamada del Banco de España llega en un momento en el que el Ministerio de Seguridad Social está tratando de acordar una reforma sobre las pensiones reclamada desde la Comisión Europea. En su exposición, Arce destacó que los jóvenes son las víctimas de la actual crisis económica, a lo que se suma el ajuste fiscal que se deberá afrontar en los próximos años, y que recaerá en buena parte sobre sus hombros.
Con una política fiscal neutral, que lo fíe todo a la coyuntura y no eleve el gasto ni los ingresos por encima de lo que lo haga la economía, la deuda pública seguiría siendo del 125% del PIB en el año 2035, mientras que si se adopta un ajuste como el que recoge el Pacto de Estabilidad y Crecimiento –cuyas reglas están suspendidas en 2021 y, quizá, en 2022–, de dos puntos al año, apenas bajará del 100% del PIB tal y como estaba antes de la pandemia en dicho año.
35% de jóvenes, sin ingresos
«Los jóvenes presentan una tasa de empleo menor al resto de la población y una tasa significativamente mayor de individuos sin ingresos laborales, elemento clave a efectos de analizar la evolución de la desigualdad», señala el organismo, que subraya que la pandemia ha aumentado la desigualdad generacional, ya latente antes de la crisis: si en febrero de 2020 más del 30% de los menores de 30 años no tenían ingresos individuales –frente al 13% de la población total–, ese porcentaje se disparó diez meses después por encima del 35% –siendo menor al 20% en el conjunto de la ciudadanía–.
Arce también aseguró que, con datos correspondientes al cuarto trimestre de 2020, la probabilidad de acceder a un empleo entre los jóvenes en ERTE era menor que para los que no se encontraban bajo uno de estos instrumentos, ya que procedían en su mayor parte de sectores con restricciones. Esto, en sus palabras, compromete la capacidad de reinserción laboral de los expedientes temporales de empleo. A ello hay que sumar que los jóvenes se beneficiaron menos de los ERTE que el resto de colectivos, ya que en una proporción mayor, tenían trabajos temporales, por lo que su desprotección ha sido mayor.