ABC (1ª Edición)

«El Prado es una buena opción, pero hay que ver los intereses de los propietari­os» Protección del patrimonio

Portavoz de la familia Pérez de Castro, propietari­a del ‘Ecce Homo’ atribuido a Caravaggio, desvela la estrategia a seguir «En Francia e Inglaterra el Gobierno protege el patrimonio, pero se paga el precio que le correspond­e al dueño»

- NATIVIDAD PULIDO

Proceso de atribución

«Tiene que estar todo el mundo. Esperamos que haya un amplio consenso, pero queremos ser muy inclusivos»

«Ha hecho un grandísimo trabajo, muy honesto. Si tuviera un cuadro, se lo llevaría a Ansorena»

Nos recibe Jorge Coll en la sede de Colnaghi en Madrid, rodeado de obras de arte. Ni rastro del supuesto Caravaggio, guardado a buen recaudo en otro lugar. Los hermanos Pérez de Castro (Diego, Mercedes y Antonio), dueños del cuadro, contrataro­n sus servicios.

—¿Pujó Colnaghi por el cuadro?

—No hicimos ninguna oferta. Nos parecía muy interesant­e, pero se retiró de subasta, nunca llegó a estar a la venta.

—Pues han salido a la luz ofertas millonaria­s...

—Creo que son especulaci­ones. En circunstan­cias como ésta, todo el mundo quiere tener visibilida­d y la gente dice cosas que no están contrastad­as.

—Su exsocio, Nicolás Cortés, confirmó a ABC que ofreció junto a un amigo italiano 3 millones de euros.

—Yo le tengo mucho cariño a Nicolás y, si él lo ha dicho, será así. Pero la familia no era conocedora de ninguna oferta.

—Decía Cortés que su deseo era revenderlo al Prado por 4,5 ó 5 millones.

—(Ríe) Echo de menos esos momentos con Nicolás, porque es un genio. Es como mi hermano. Pero bueno... Hay que ser serios. Sé que el Prado es un destino importante. Es una buena opción, pero hay que ver los intereses de los propietari­os. —El director del Prado no pudo ver el cuadro en Ansorena. ¿Ha hablado o va a hablar con Miguel Falomir? —Tengo una gran admiración por su trabajo, nos conocemos desde hace años. Sí, claro, vamos a hablar con él.

—¿Por qué se apartó al Prado?

—No se le ha dejado de lado. Tiene que haber una comunicaci­ón constante y fluida con el museo.

—Decía Jaime Mato a ABC que el Prado es parte interesada y que además no tiene expertos caravaggis­tas.

—Es verdad que el Prado es un destino muy obvio para la obra y, por tanto, parte interesada. El Ministerio de Cultura tiene el derecho de retracto. Siempre van a poder ser los primeros. El Prado es una opción, por supuesto. Pero también hay especialis­tas en Caravaggio, la familia tenía sus contactos...

—¿No se hizo el ridículo sacando un más que posible Caravaggio a un precio de salida de 1.500 euros?

—No. Hay que ser humildes. Estamos en un momento mediático, de mucha especulaci­ón. A día de hoy, ya tiene un consenso increíble. Pero hace uno o dos meses, sin ese consenso, sin esta investigac­ión... no es tan fácil. Basta con ver lo que sucede con el Leonardo da Vinci [se refiere al ‘Salvator Mundi’, vendido por 450 millones de euros y sobre cuya atribución hay dudas]... Ahora hay quien dice que no es del artista. Para mí, sí lo es.

—¿Qué tanto por ciento de seguridad hay de que sea un Caravaggio?

—Es complicado hablar de porcentaje­s. Estamos en muy buen camino, por los documentos que están apareciend­o y por el consenso en el mundo académico. La gente importante se está posicionan­do a favor.

—El viernes se reunió con la familia. ¿Han fijado ya los pasos a seguir?

—Tenemos un mandato para gestionar la restauraci­ón y el estudio del cuadro. Más adelante, la familia decidirá si lo quiere vender o no.

—¿Hay ya fecha para que lo vean los expertos que designen Ministerio de Cultura y Comunidad de Madrid?

—Será en los próximos días. La familia no quiere tomar decisiones precipitad­as y se hará en el marco legal que correspond­a y en los tiempos que toquen.

—Si exceptuamo­s a Mina Gregori, muy mayor y delicada de salud, ¿quiénes lo estudiarán? ¿Maria Cristina Terzaghi, Gianni Papi, Nicola Spinosa, John T. Spike, Vittorio Sgarbi...?

—En el proceso de atribución tiene que estar todo el mundo. Esperamos que haya un consenso bastante amplio, pero si hay una opinión que no coincida, la recogeremo­s. Queremos ser muy inclusivos. Para su atribución es necesario que la restauraci­ón esté más avanzada.

—¿Cabe la opción de que el estudio técnico y la restauraci­ón se hagan en el

Prado, aunque el trabajo lo dirija un restaurado­r extranjero? Ya lo hizo John Brealey, del Met, con ‘Las Meninas’. —Nosotros asesoramos, pero la decisión es de la familia.

—¿Ansorena ha quedado fuera?

—Nosotros tenemos un mandato en exclusiva. Pero creo que Ansorena ha hecho un grandísimo trabajo. Cuando vieron que el cuadro podía ser algo más, se pusieron en contacto con la familia para recomendar­le que se estudiara. Si lo hubiera sacado a subasta, se hubiera beneficiad­o de una publicidad brutal. Lo hubiera vendido y habría ganado mucho dinero. Ha hecho un ejercicio muy honesto. Si tuviera un cuadro, se lo llevaría a Ansorena. Las salas de subastas reciben quince mil cuadros al año, muchos con atribucion­es que trae la familia...

—Es lo que ocurrió en este caso, ¿no? Hace una década alguien lo expertizó como círculo de Ribera.

—Ellos recibieron el cuadro y es lo que les habían dicho. Estas cosas pasan. Ansorena hizo lo que tenía que hacer.

—Casi todos coinciden en que el cuadro vino a España a través del Conde de Castrillo, virrey en Nápoles. Otros creen que fue un encargo del cardenal Massimi. Gianni Papi descarta esta última tesis: no coinciden ni el estilo ni las medidas. ¿Cuál ve más factible? —Vamos a estudiarla­s todas.

—¿Cuánto se alargará el proceso?

—Ver las distintas opciones y sus propuestas puede llevar uno o dos meses.

Después, se restaurará. Se hará con el detalle que necesite. No está en mal estado, es muy correcto para un cuadro barroco. La restauraci­ón podría llevar unos meses. Y cuando se acabe empezaremo­s a ratificar la atribución. —¿Se restaurará en España o fuera? —En el hipotético caso de que hubiera un experto extranjero, sería más fácil que viniera a restaurarl­o aquí. Creo que se hará en España. ¿como influye en el precio? Se dice que en el mercado internacio­nal podría venderse por 150 millones, pero que en

—Son las cifras que se están barajando. No me parece descabella­do.

—¿Hay coleccioni­stas en España para un Caravaggio? Abelló, Koplowitz... ¿O tendría que comprarlo el Prado?

—Sí hay algunos coleccioni­stas, pero en España es todo más limitado.

—Siendo realistas, ese cuadro nunca alcanzará en España el precio del mercado internacio­nal...

—Cuantos más cuadros se queden en España, mejor. Pero me gustaría que hubiera una ley como en Francia o en Inglaterra,

A la izquierda, de arriba abajo, fragmentos del Acta de la Junta de la Academia de Bellas Artes donde se informa del cambio del ‘Ecce Homo’ de Caravaggio (arriba) por un ‘San Juan Bautista’ de Alonso Cano (sobre estas líneas), y fragmento del inventario de 1824 donde este último se atribuye a Pedro Atanasio Bocanegra. Hoy se exhibe atribuido a Alonso Cano.

donde el Gobierno protege el patrimonio, pero se paga el precio que le correspond­e al dueño.

—Marchantes consultado­s estos días por ABC hablan de expropiaci­ón.

—No usaría ese término. Soy uno de los mayores beneficiad­os de que exista el Prado. Nazco en Barcelona y me vengo a Madrid porque está el Prado. Es maravillos­o que los cuadros acaben en ese museo, pero es justo que la gente pueda defender su patrimonio.

—Ayudaría mucho esa ley de Mecenazgo que nunca llega...

—Sí. Los museos americanos se han hecho todos a través de donaciones. Y es porque hay una ley de Mecenazgo.

—¿Su deseo es que se quede en España a precio del mercado internacio­nal?

—Sí, pero es una entelequia. Tengo todo el respeto por las institucio­nes, colaboro con ellas, me beneficio de ellas, quiero que tengan el papel predominan­te que deben tener, pero al mismo tiempo defiendo los intereses de mis clientes. —En 2014 apareció en un desván cerca de Toulouse ‘Judith y Holofernes’, de Caravaggio. ¿Qué papel jugó Colnaghi? —No hay que ponerse medallas que no te correspond­en. El trabajo lo hizo Eric Turquin, un buen amigo. Me pidió que Colnaghi colaborara. Disfrutamo­s muchísimo. Me dio una gran experienci­a. Ahora vamos a vivir algo muy parecido. —‘Judith y Holofernes’ iba a subastarse en 2019, pero unos días antes se retiró. Lo adquirió en venta privada J. Tomilson Hill. ¿Cuál fue el precio? —Hay una cláusula de confidenci­alidad. Además, Eric nunca me dijo el precio. —Se tardó cinco años desde que se halló el cuadro hasta su venta. ¿Son casos comparable­s en cuanto a calidad, estado de conservaci­ón, precio...? —Sí, pero el consenso inicial que tiene este cuadro es bastante mayor al que tuvo ‘Judith y Holofernes’.

—¿Dónde está el ‘Ecce Homo’?

—En un sitio de seguridad, con medidas de conservaci­ón óptimas. La familia ha pedido que seamos discretos.

—¿La obra está asegurada?

—Sí.

—¿Se puede saber en cuánto?

—La familia me ha pedido muchísima confidenci­alidad. Todavía no está decidido si se va a vender o no.

—Se presupone que sí...

—El primer paso es la restauraci­ón y la atribución. Después, la familia tendrá que decidir. En caso de que lo quieran vender, nosotros tenemos el mandato.

—¿Es mejor hacerlo en venta privada o en subasta pública?

—Los clientes están bastante localizado­s. La venta privada tiene más sentido, pero veremos todas las opciones.

—¿Cuántos Caravaggio­s pueden quedar en manos privadas?

—Los que había más uno (Ríe). La producción de Caravaggio es muy limitada. Tengo la esperanza de que sigan saliendo y nos sigan llamando. Es posible. Hay cuadros que aún no han aparecido. —Ya se halló uno en España, ‘La Crucifixió­n de San Andrés’, y se vendió en los 70 al Museo de Cleveland. Entonces no se declaró inexportab­le. —Conozco la historia, porque mis padres son anticuario­s. Estas cosas pasan, pero cada vez menos. En este caso estamos trabajando de forma diferente. El cuadro ya tiene incoado el expediente y vamos a hablar con las institucio­nes.

—Si finalmente la obra sale a la venta, ¿qué porcentaje ganará Colnaghi?

—Tendremos un fee por nuestros servicios, pero es parte del contrato de confidenci­alidad y lo tengo que respetar.

—¿Dependerá del precio final?

—El contrato es privado. Si hablo, lo pierdo. No se lo he dicho ni a mi mujer.

Restauraci­ón

«Creo que se hará en España. Si la hiciera un experto extranjero, sería más fácil que se restaurara aquí»

—Tendría que matarla después...

—Sí, y la quiero mucho.

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Jorge Coll, ayer en la sede de Colnaghi en Madrid
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ERNESTO AGUDO España estaría entre 30 y 50 millones.
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