‘Nomadland’ y no más ‘Mank’
La interpretación de Anthony Hopkins es la mejor no solo de este año, sino de cualquier año
¡ Yel Oscar al mejor reparto del año lo ha ganado, precisamente, el Oscar! ¡Qué capacidad, cuánto cálculo, qué bien ordenado está el Palmarés para que ninguno de los títulos elegidos sume más de tres estatuillas!, y qué corto espacio en cantidad (no en calidad) de premios separan al gran vencedor de la noche, ‘Nomadland’, que tiene tres Oscars, con el gran y previsible perdedor, ‘Mank’, con dos.
Bien que no sean comparables el de mejor película, directora y actriz principal que se han llevado ‘Nomadland’, Chloé Zhao y Frances McDormand, con el de mejor diseño de producción y fotografía que ganó ‘Mank’, la genial película de David Fincher que reconstruía un Hollywood de memoria y un capítulo de rabiosa antiactualidad, la escritura, autoría y coyunturas que rodearon al guion de ‘Ciudadano Kane’...
En todo caso, bien por David Fincher, que no solo ha conseguido un magistral diálogo fílmico con el tiempo y lugar de aquel Hollywood y aquella película, sino que, además, ha ganado el doble de Oscars. Uno ganó Orson Welles y dos Fincher y ‘Mank’. Habrá quien piense que es poca recompensa para la mejor película de y sobre Hollywood que se ha hecho en décadas, pero ahí está el dato: el doble de Oscars que ‘Ciudadano Kane’.
Ser antiactual precisamente en un año en el que, digamos, la mujer, lo racial y la desigualdad económica han cotizado muy al alza en el mundo condenaba a ‘Mank’ a una discreta invisibilidad. Y no hay ningún reproche en esto a los académicos de Hollywood, que han preferido ‘la realidad’ lograda en la pantalla por Chloé Zhao con su historia sobre la américa nómada, la vida en caravana y los paisajes impresionantes, que la ‘irrealidad’ majestuosa de Fincher en su fascinante mirada al viejo Hollywood. ‘Nomadland’ es la mejor expresión posible del cine contemplativo (del ‘cine aburrido’, si se prefiere), y ‘Mank’ es la mejor expresión posible del cine ido.
Y como en esta preferencia no debe haber reproche ni sorpresa, tenemos que sorprendernos con otras preferencias sí realmente asombrosas: inimaginable que no cayeran en la tentación del Oscar al actor (fallecido recientemente) Chadwick Boseman y se lo otorgaran a Anthony Hopkins y su interpretación de un hombre viejo y senil que transmite todo el desconcierto y ternura de su deterioro mental. La mejor interpretación no solo de este año, sino de cualquier año, y la han visto a pesar de ser invisible y antiactual.