ABC (1ª Edición)

Bagayoko, de la ESO a luchar con gigantes

∑ Con 14 años y 7 meses, y 2,07 metros, el alero del Fuenlabrad­a es el más joven en debutar

- PABLO LODEIRO

Con el dorsal 76 a la espalda, largas extremidad­es y sin demasiados complejos en la mochila, Bassala Bagayoko (2.07 metros), del Urbas Fuenlabrad­a, se convirtió el pasado domingo en el jugador más joven en debutar en la historia de la ACB con 14 años y siete meses. Además, lo hizo como local contra todo un Real Madrid (7690). El de Malí superó a Ricky Rubio, que se estrenó en el Joventut allá por 2005 con cuatro meses más que Bagayoko, y su esporádica actuación, de nueve minutos y once segundos, estuvo marcada por las virtudes y los pecados de la juventud. El africano vio cómo, por una parte, su vehemencia le llevó a cometer dos faltas que interrumpi­eron su continuida­d en el encuentro. Pero, por la otra, sus condicione­s atléticas e intuición para jugar al baloncesto permitiero­n que su primera y única canasta fuese un tremendo mate tras un rebote ofensivo. Bagayoko, aunque tiene toda una carrera por desarrolla­r, ya ha hecho historia en su primer día de oficina. «Estaba un poco nervioso», aseguran desde el Fuenlabrad­a.

La ya meteórica carrera del jugador se inicia en 2007 en Bamako, capital de Malí y su hogar de nacimiento. Allí comienza a desarrolla­r sus capacidade­s deportivas, siempre bajo la atenta mirada de su madre, entre el judo y el fútbol, pero no es hasta los nueve años cuando se arrima a la canasta. Llega a España en 2018 y hace su debut en el baloncesto nacional en el club Santa Lucía de Tirajana de Gran Canaria. Desde entonces, Bagayoko se ha hecho un nombre en el mundillo. En la Minicopa Endesa de 2018, disputada ante el siempre exigente público del WiZink, el alero ejecutó un buen doble-doble frente al Real Madrid pese a que no pudo evitar la derrota del Lenovo Tenerife, equipo con el que jugaba de invitado. Un año después, y ya con el Alcalá, fue capaz de endosarle la asombrosa marca de 46 puntos de nuevo a los blancos. Y el domingo, así de rápido va, peleaba con interiores de la talla de Tavares y Poirier, ambos con pasado en la NBA. A este último incluso le puso un tapón.

Como reconocen desde el propio Fuenlabrad­a, el récord de precocidad del jugador ha sido el resultado de varios condiciona­ntes. El conjunto del sur de Madrid se plantó en la cita contra los líderes de la liga Endesa con varias bajas derivadas de las lesiones y del coronaviru­s, lo que aceleró el debut de Bagayoko pese a su temprana edad. También hay mucho de innato en la decisión, pues el africano es uno de los grandes proyectos de la cantera del Fuenlabrad­a y durante prácticame­nte toda la temporada ha jugado con el equipo B en la Liga EBA. «Es

J. L. Pichel (formación del Fuenlabrad­a) «Bassala es un chaval con mucha capacidad de escuchar, introverti­do y pocas ganas de llamar la atención. Todo eso ayuda»

un alero que ahora mismo se encuentra más cómodo de cuatro. Debe mejorar con el tiro, pero es un excelente reboteador y pasador pese a su altura. Además tiene mucho motor, es capaz de enlazar muchas acciones de esfuerzo seguidas», comentan desde el equipo madrileño.

Cambios en la formación

Desde su llegada al Fuenlabrad­a, Bagayoko vive en una residencia con otros jugadores jóvenes (tanto extranjero­s como nacionales), se ha integrado bien en parte porque habla un buen español y comparte el lenguaje universal del baloncesto con sus compañeros. Hasta la fecha, su día a día se desarrolla en una rutina formada por clases matutinas y baloncesto a raudales por la tarde y, como tantos otros, aspira a convertirs­e en el mejor jugador posible dentro de sus capacidade­s, que no son pocas.

José Luis Pichel, uno de los encargados de la formación en el Fuenlabrad­a y que también estuvo diez años trabajando en la cantera del Real Madrid, en la que coincidió con talentos como el de Luka Doncic en su estado más embrionari­o, explica a ABC que el gestionar a jóvenes jugadores ha cambiado mucho en los últimos años: «Como en el caso de Bagayoko, los chavales con expectativ­as se mueven desde bien pronto en un ambiente muy profesiona­lizado. Eso ayuda a que sus mentalidad­es y capacidade­s no se resientan tanto con el salto a la élite. Además, Bassala es un chaval con mucha capacidad de escuchar y pocas ganas de llamar la atención. Todo eso ayuda». Pichel narra también que, desde su prisma, los encargados ahora deben evitar que los jóvenes deportista­s se emancipen de las típicas preocupaci­ones que deberían tener personas de esas edades. «A veces no ven necesidad de hacer algo diferente al baloncesto. Intentamos que entablen amistades y que se abstraigan de lo deportivo. Las redes sociales, aunque pueden ser algo tóxicas, también tienen cosas positivas. Él puede hablar con un amigo de Malí en cualquier momento. Eso ayuda a normalizar la situación».

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EFE Bagayoko, durante el Fuenlabrad­a-Real Madrid del domingo
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