ABC (1ª Edición)

Pensemos

Tras arrogarse la superiorid­ad moral, la izquierda se cree con derecho a decidir que gobernar con la extrema derecha es malo y hacerlo con la extrema izquierda es bueno

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

EL autor de las tres cartas perversas, ¿tenía realmente intención de asesinar a Grande-Marlaska, Pablo Iglesias y María Gámez? Porque, de tenerla, sólo habría dificultad­o sus planes, alertando del atentado y multiplica­ndo la seguridad en torno a ellos y sus familias, de forma que le iba a ser prácticame­nte imposible consumarlo­s. Aparte de saber que los amenazados no iban a dimitir como les exigía. Resumiendo: los motivos eran otros. ¿Cuáles?

Para averiguarl­o les ruego que piensen en el sentido más cartesiano posible, el de la duda metódica, según el principio ‘pienso luego existo’, o mejor, en el de ‘Kritik der reinen Vernunft’, ‘Crítica de la Razón Pura’ kantiana, en vez de dejarse llevar por la pasión, las filias y las fobias, que de un tiempo a esta parte parecen el motor de la política española, como en los peores tiempos de nuestra historia. A poco que meditemos, sin embargo, nos daremos cuenta de que hay demasiadas cosas que no encajan, demasiadas casualidad­es y demasiadas contradicc­iones para tragárselo sin más. Eso de que justo cuando a la izquierda y su Gobierno le han fallado los intentos de prolongar su mandato, comenzando por el asalto a los fortines del Partido Popular en Murcia, Castilla y León y Madrid, de que la pandemia vaya por la cuarta oleada, de que los fondos de reconstruc­ción europeos se retrasan y de que Isabel Díaz Ayuso resistiera el primer asalto en tromba contra ella, les ha obligado a tocar generala con el propio Pedro Sánchez, que cucamente evita los cuerpo a cuerpo, y que haya saltado a la lucha por Madrid indica que están al borde de la desesperac­ión.

Y lo más elocuente son esas tres cartas nauseabund­as, un verdadero ataque con balas adjuntas de fusiles en desuso, que sugieren militares en la reserva, a las que están saliendo imitacione­s de chalados con navajas dentro. Intentan crear un cordón sanitario en torno a Vox, para impedir que gobierne el PP. Pero ellos pueden gobernar con los votos de quienes asesinaron a cientos de españoles y de los que intentan descuartiz­ar España.

Llamamos casualidad­es a los hechos explicable­s. Pero cuando las casualidad­es se acumulan, se convierten en causalidad­es, causas de los mismos. Pocas veces se habrá visto tan claro el doble rasero de la izquierda. Tras arrogarse la superiorid­ad moral, se cree con derecho a decidir que gobernar con la extrema derecha es malo y hacerlo con la extrema izquierda es bueno. Algo tan burdo como falso. Sólo saben mentir y copiar, tesis o eslogan. El del 4 de mayo es ‘Fascismo o democracia’. Frente al ‘Comunismo o libertad’ de Ayuso. Del fascismo se sale. Del comunismo, no.

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