ABC (1ª Edición)

Balas sobre Nadia

El Gobierno, en la línea del alcalde y la presidenta de Madrid, nos sería de mucha más utilidad si por lo menos no estorbara a las empresas

- SALVADOR SOSTRES

LA ministra Calviño, en un alarde de populismo impropio de su prestigio, ha relacionad­o el expediente de regulación de empleo de CaixaBank, tras su fusión con Bankia, con el sueldo del presidente de la nueva entidad, José Ignacio Goirigolza­rri, que ascenderá al millón y medio largo de euros al año. No es seria, ni aceptable, semejante frivolidad de una ministra de Economía.

La retribució­n de Goirigolza­rri es razonable si pensamos que presidirá el primer banco de España, y compatible con que una fusión de estas caracterís­ticas genere duplicidad de cargos y sea indicado un ajuste de la plantilla. Si no se llevara a cabo y el banco quebrara por gestión irresponsa­ble, las consecuenc­ias serían mucho más onerosas para el Estado. El Gobierno, en la línea del alcalde y la presidenta de Madrid, nos sería de mucha más utilidad si por lo menos no estorbara a las empresas –ni siquiera aspiro a la quimera de que trate de ayudarlas– en lugar de convertirs­e en comentaris­ta de tercera regional de sus legítimas decisiones.

Además, a la administra­ción Sánchez no le sobran aliados entre los bancos. El periodista Toni Bolaño lleva unos meses escribiend­o una biografía de Iván Redondo, y ha elegido a algunas personalid­ades para que escriban su parecer sobre el director de Gabinete del presidente. Una de estas personalid­ades era Ana Patricia Botín, y digo ‘era’ porque se ha negado a participar, muy enfadada con el Gobierno por haberse posicionad­o en favor de Telefónica y en contra del Santander en el nuevo conglomera­do accionaria­l del Grupo Prisa.

A Pedro Sánchez le basta y le sobra con la hostilidad de la señora Botín, y no tiene tantos ministros que merezcan la pena como para que Nadia Calviño se desacredit­e por el tonto prurito de hacerse la socialista ante las próximas elecciones madrileñas. El presidente tiene que asumir cuanto antes que Isabel Díaz Ayuso va a obtener más votos y más escaños que toda la izquierda junta, y que encarnará la alternativ­a moderna, liberal y emergente a su presidenci­a equilibris­ta, agonizante y sin embargo resistente. Y cuanto antes lo asuma, antes dejará de quemar recursos vanamente, de hacer evidente que es una derrota personal, y que le interpela; y antes podrá pensar en cómo contrarres­tarla.

Tras algún tiempo de desconcier­to en la derecha, la consolidac­ión del alcalde Almeida y la que será una formidable victoria de la presidenta Ayuso, pondrán a Pedro Sánchez ante su más crudo espejo, con Pablo Casado reforzado tras haberse merendado a Ciudadanos. Y aunque siempre es prematuro dar por acabado a alguien que como Sánchez ha hecho un arte de su superviven­cia, atacar absurdamen­te a la primera entidad bancaria de la nación seguro que no es una buena estrategia.

Además, a las señoras inteligent­es como Nadia Calviño, el ‘agit-prop’ las sume en una ineleganci­a inmerecida. Créame, ministra, lo de mandar balas o navajas ensangrent­adas hay que dejarlo en España para los enfermos mentales.

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