«Es innegable que el modelo económico de Madrid ha sido una historia de éxito»
Valentín Pich Presidente del Consejo Gral. de Economistas de España ▶ «Las ayudas a las empresas están yendo demasiado lentas y solo podrán paliar la situación»
Cuando Valentín Pich (Barcelona, 1953) llegó a la presidencia del Consejo General de Economistas era el año 2008 y la economía española en este siglo no tenía freno. Trece años y varias crisis más tarde, se volverá a presentar a las elecciones el próximo mes de junio para un mandato de cuatro años más: en tiempos de pandemia ha impulsado la actividad de los registros y de los 47 colegios para dar el mismo servicio a los 55.000 colegiados. Cuando se le pregunta qué papel deben de tener los economistas en la actual crisis, que a diferencia de la anterior ha sido sanitaria, responde que «fijar los límites de la acción humana».
–¿Le da envidia que Italia tenga como presidente del Gobierno a un economista como Mario Draghi?
–Bueno, Pedro Sánchez también es economista. Y Pablo Casado también tiene estudios de Economía.
—¿España depende del verano para salvar la economía este año?
—En España hemos hecho bien los ICO, ya que tuvimos la suerte de tener una banca comercial muy extendida. Y, al igual que otros países, hemos hecho bien los ERTE. Quedó un interrogante: no era previsible que esto durara más de un año. Pero estamos en abril de 2021 y aunque la vacuna va bien estamos a las puertas del verano. El Gobierno ha tenido que rebajar su previsión de crecimiento al 6,5%, tras caer un 10,8%, porque el verano no se va a recuperar por completo. Sería bueno que el Gobierno anunciara ya las reformas y los sacrificios que tendrá que pedir y hacer, porque los va a tener que hacer, como demostró la anterior crisis.
—¿Qué reformas urgen?
—De momento, el Plan de Recuperación se aprueba hoy (por ayer) y el Ecofin debe darle el visto bueno de aquí a dos meses. En las próximas semanas sabremos las reformas. Bruselas siempre nos pide la de pensiones, relacionando cotización de toda la vida laboral, quitando gastos asistenciales llevándolos a presupuestos. También reclaman la laboral, donde hay que preguntarse por qué las empresas tienen la obsesión de no contratar de forma estandarizada. Hay experiencias históricas, se tiene que ver donde está el coste del despido... es necesario un cambio de mentalidad. No puede ser que en determinadas circunstancias el coste de despido sea el que es. Y habrá que potenciar la unidad de mercado. Somos un estado federal, pero hay que potenciar que las empresas puedan trasladarse. Además habrá que modernizar la Administración, que controla un 40% del PIB de gasto. Como sea, hay que relativizar el papel de los fondos europeos, aunque sean una gran noticia. La gran ayuda que estamos teniendo realmente es el BCE, con el 30% de la deuda pública española.
—¿Llegarán tarde los fondos?
—Yo estaría contento si llegan en el cuarto trimestre del año. El Gobierno podría haber cogido otros modelos, creando una agencia independiente. Pero se ha investido un gran papel a la oficina económica muy centralizado. Posteriormente se ha corregido, y los ministerios han sido las piezas centrales, para aprovechar el conocimiento de los funcionarios, lo cual es positivo. Pero realmente lo importante empieza ahora, la letra pequeña. Habrá que ver los próximos dos meses, si autorizan el plan, que aún hay siete países que ni han aprobado los fondos europeos en sus parlamentos. Y luego los matices, qué grado de cumplimiento te van a exigir, qué controles y qué reformas. Pero centrar todas nuestras aspiraciones a que venga una lluvia de millones de fuera... las reformas las tienes que hacer por ti.
—¿El caso de Plus Ultra sienta un mal precedente?
—Yo quiero suponer que si se tomó esta decisión, hay variables que desconocemos, aunque desde fuera puede parecer un poco especial, ¿no? Puede sorprender. Todo lo que sea capacidad de gestión, seriedad... es un activo.
—¿Las ayudas directas a empresas van a llegar muy tarde?
—Me extraña que vayan así de lentas. Van pasando los días y aún se está discutiendo sobre los sectores. Pero con estas ayudas, siendo importantes, poco más que vamos a paliar. Yo no sé si a un hotel, por mucho que reciba 3.000 euros, le va a dar para abrir.
—¿Madrid ha tenido mejor desempeño que otras regiones?
—Es un hecho innegable que la economía madrileña es una historia de éxito. Se puede decir que si efecto capitalidad... pero el modelo económico ha sido una historia de éxito, que ha sabido adaptarse. Durante la pandemia creo que ha habido cierta teatralidad en todas las comunidades, tanto de unos como de otros. En cuanto a la necesidad de balancear economía y salud, le está yendo bien.
—¿Qué le parece la armonización fiscal?
—Somos un estado federal y lo que deben estar claras son las reglas del juego. Puede haber un impuesto de Sucesiones generalizado con tipos muy bajos. Si bien hay muchas personas que están en contra, internacionalmente hay una cierta tendencia. Igual que en el Impuesto de Patrimonio, tal y como lo tenemos conceptualizado aquí, no parece que tenga mucho sentido. Armonización no quiere decir uniformidad y me parece perfecto que Madrid, a la que le ha ido bien y ha utilizado el modelo, defienda este tema. Y que otros critiquen lo del efecto capital. Pero necesitamos un acuerdo, y tener demasiado ruido es contraproducente.
Plan de medidas
«Sería bueno que el Gobierno anunciara ya las reformas y los sacrificios que tendrá que hacer tras la crisis»
Fondos europeos
«La gran ayuda es el BCE. Pero las reformas no las tenemos que hacer por Bruselas, sino por nosotros»