‘Very Big Government’
¿Por qué es tan popular el nuevo contrato social que plantea Biden para Estados Unidos?
En pleno auge del neoliberalismo, durante la década de los ochenta, a Ronald Reagan le gustaba repetir que las palabras más aterrorizadoras para los estadounidenses eran: «Soy del Gobierno y estoy aquí para ayudar». Su revolución conservadora se basaba en limitar ese ‘Big Government’ engordado desde los años treinta por los demócratas y a su juicio peligrosamente irrespetuoso con la iniciativa privada, la responsabilidad individual y el dinero de los contribuyentes.
Cuatro décadas después –en las que se han sucedido varias crisis económicas cada vez más devastadoras; el impacto negativo de la globalización y la automatización entre personas que solo pueden ofrecer su trabajo físico; y además una terrible pandemia camino de cobrarse 600.000 víctimas mortales en Estados Unidos– aquello de «soy del gobierno y estoy aquí para ayudar» ha empezado a sonar a música celestial. Especialmente en un país que con Donald Trump llegó a pensar que la política no era mucho más que un ajuste de cuentas.
No es que de repente Estados Unidos se haya transformado en una socialdemocracia nivel escandinavo. Es más bien una vuelta a la tradición iniciada por Franklin Delano Roosevelt con el New Deal para rescatar a la economía de mercado, y también a la democracia, de la Gran Depresión. En el caso de la Administración Biden, se trata de rectificar el olvido sufrido por muchos estadounidenses, víctimas del «abaratamiento» del sueño americano.
En ese contexto es donde debe entenderse la iniciativa anunciada ayer por el presidente Biden para destinar 1,8 billones de dólares a multiplicar las muy poco generosas prestaciones sociales de Estados Unidos. Sin olvidar el paquete de estimulo económico por valor de 1,9 billones de dólares ya aprobado en marzo y una propuesta para invertir 2,3 billones de dólares en infraestructuras físicas y humanas. Por supuesto, algunos se estarán acordando de Ronald Reagan ante los inevitables aumentos en el impuesto de sociedades y la fiscalidad de las rentas más altas.