La deslealtad de Sánchez
En las relaciones profesionales y en muchos ámbitos de la vida la lealtad bien entendida siempre debe de ser recíproca, fluye del subordinado al jefe y al contrario. La actitud de Sánchez abandonando a Gabilondo el día de las elecciones a la Comunidad de Madrid y enviando al ministro de Transporte demuestra que la virtud de la lealtad del presidente deja bastante que desear. Después de teledirigirle durante toda la campaña debería haberle apoyado con su presencia y, a pesar del desastre, sacar pecho por su candidato. Sánchez, no solo ignora a la oposición y la machaca cuando puede, sino que cuando internamente fracasa alguien de su partido sigue la misma teoría, le abandona a su suerte porque su soberbia no admite la derrota.
Sin embargo esta lealtad, mal entendida por él, la practica perfectamente con sus socios comunistas, herederos de ETA e independentistas catalanes.
Incomprensible la actitud de Sánchez con Gabilondo. Probablemente le tenga guardado algún cargo, pero si el candidato socialista fuera sensato debería decir adiós a su jefe. Personalmente he criticado a Gabilondo, sobre todo cuando introdujo el tema las muertes en la campaña electoral –quizá semiobligado–, pero lo cortés no quita lo valiente, Gabilondo no se merecía ese desplante.
EDUARDO RODRÍGUEZ ALONSO MADRID