La moto de Edmundo

Perder, lo que se dice perder, han perdido Iglesias y Gabilondo, no sé si por este orden

Alguna suerte, algún regalo, algo en fin, lejos del sólido olvido, merece Edmundo Bal, que se nos ha quedado el último, aun yendo en moto. Más allá, o más acá, de los análisis diversos del resultado de las elecciones, hay que aupar algún reconocimiento al candidato de Ciudadanos, que ha aguantado la campaña convulsa sin descomponer la cara de ir al propio velorio. Ha gastado una inocencia digna de otras causas esperanzadas, y no el empleo crudo de sostener en Madrid un partido que ya había muerto en Murcia. Inés Arrimadas acaba de darle a Edmundo un laurel de consolación, al situarlo de número dos del partido, pero antes lo había mandado dos semanas a un fracaso bien ganado a conciencia, de antemano. Merece seguir Edmundo en la brega política, después de despeñarse aquí en el foro, porque quien se ha despeñado en rigor ha sido Inés, que ni siquiera se despeina. Edmundo ha cumplido, atareado y entrenado, y ha estado ahí, trabajando el fracaso, con su moto de ilusión, con su chupa de ánimo, con su disimulo al pánico de que la verdad se pareciera a todas las encuestas. Ha hecho la vida de campaña como si no estuviera ya muerto. O sea, como si no estuviera ya muerto su partido, que es hoy un orfeón de amigos aseados que se reúnen a ver cómo se reinventan, que dicen los modernos antiguos. Le ha dado Inés el número dos, por quedar el último, y está bien el gesto, porque en Edmundo vemos un éxito, el éxito de que te den un abrazo por remar varios días en el naufragio. Se veía venir, esta catástrofe de Ciudadanos, pero Edmundo aceptó el papel de candidato, que era obviamente papelón, y ha resuelto sin cabreo ni amenazas ni aspaviento ni injurias, lejos del bandolerismo de mitin y el quiquiriquí de ideario. Se ha portado cabal, y con énfasis no tóxico, como si el momento político fuera otro, y el futuro pudiera parecerse en algo al pasado. Perder, lo que se dice perder, han perdido Iglesias y Gabilondo, no sé si por este orden. Edmundo ha trabajado como si el fracaso incluyera vitaminas. Y una moto que todavía sirve para salir huyendo.