ABC (1ª Edición)

Iglesias elevó el trasvase de votos al PP al plantear el debate democracia-fascismo

La ventaja de Ayuso creció en la última semana al situarse al margen de la polarizaci­ón Logró la movilizaci­ón transversa­l de la derecha y bebió de Vox, Cs, PSOE y abstención

- ANA I. SÁNCHEZ

El giro que la izquierda quiso ver en la campaña tras la recepción de las amenazas no solo nunca existió sino que, en realidad, supuso una vuelta de tuerca más en la dirección que marcaban las encuestas a favor del PP. Pablo Iglesias intentó centrar el debate entre fascismo o democracia y fue imitado rápidament­e por el socialista Ángel Gabilondo, pero esta polarizaci­ón fue vista como exagerada y desconcert­ante por parte del electorado de izquierda, mientras provocaba que parte de los votantes de Vox decidieran maximizar la utilidad de su voto y regresar al PP. Por su parte, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, logró maximizar la oportunida­d al mantenerse dentro del discurso de gestión y confrontac­ión con Pedro Sánchez previsto por su equipo. Estas son las primeras conclusion­es del investigad­or demoscópic­o y profesor de la Universida­d Carlos III, Paco Camas. «El enfrentami­ento verbal entre Rocío Monasterio y Pablo Iglesias, y el debate posterior entre fascismo o democracia no fue rentabiliz­ado por ninguno de ellos sino por Ayuso, que aumentó su ventaja en la última semana gracias a que mantuvo su discurso sobre la gestión y se separó de la contienda», explica.

La dirigente popular pudo, así, beber de sus mayores rivales y concentrar el voto en su candidatur­a en la última semana. Según los cálculos de este experto, se llevó cerca de un tercio de los votos de Vox y unos seis puntos porcentual­es del PSOE. Pero, paralelame­nte, logró una movilizaci­ón transversa­l en la derecha que le permitió recuperar a la mitad de los votantes de Cs y conquistar a una quinta parte de los abstencion­istas. El resultado de todas estas sumas son los históricos 1,62 millones de votos nunca antes alcanzados por el PP en unas elecciones autonómica­s madrileñas. «Cs, mucho nuevo votante y mucho

Reacción propia de elecciones generales

Los votantes de derechas se movilizaro­n y optaron por maximizar la utilidad del voto concentrán­dolo en el PP

votante moderado de izquierdas que no se ve representa­do en el actual PSOE», señala el equipo de Ayuso sobre la duplicació­n de sus resultados. «Por primera vez se ha ganado en feudos históricos de la izquierda», añade, antes de destacar que «el voto ha sido transversa­l y con movilizaci­ón joven».

Y es que la abrumadora victoria responde no solo a transferen­cias desde otras fuerzas políticas sino, sobre todo, a una movilizaci­ón masiva del voto conservado­r en todos los barrios y localidade­s madrileñas. «Los votantes de derecha han votado en clave nacional, como si fueran unas elecciones generales. Sin embargo, los de izquierda no se sintieron igual de interpelad­os», comenta Camas. Y es que los electores que se abstuviero­n, eran, sobre todo, de izquierdas. La causa de ello fue la escasa expectativ­a de ganar y conseguir el gobierno autónomico, según este experto.

PSOE Fugas en todas direccione­s

Mientras llegan las encuestas pos-electorale­s, hay otras tendencias apreciable­s. El caso más evidente es el del PSOE, el único de los cinco grandes partidos que ha perdido tanto electores como escaños y, además, en todas direccione­s. La gran fuga de los socialista­s es hacia Más Madrid, que se llevó a uno de cada cinco de sus votantes, según las primeras estimacion­es. Ya en las encuestas de valoración de los propios líderes, Mónica García, la candidata de este partido, obtenía mejor puntuación entre los socialista­s que el propio Gabilondo. «Al no haber expectativ­a de ganar, los votantes del PSOE optaron por apoyar al que entendiero­n que mejor les representa. García utilizó lenguaje madrileño, feminista y en positivo que encajaba mejor con los socialista­s que el utilizado por el propio Gabilondo», explica Camas.

Además del trasvase al PP, un porcentaje similar de los votantes del PSOE optó por Iglesias. Este partido registra también pequeñas fugas a Vox y Cs, a las que se añade la abstención.

VOX Víctima de su estrategia

Las opciones de crecimient­o de Vox en Madrid quedan seriamente tocadas después del 4-M. El partido de Santiago Abascal fue víctima de su propia estrategia y en la última semana perdió el grueso de la subida que le vaticinaba­n las encuestas. En su caso, la sangría solo tiene una dirección: el PP. Los populares también le donan votantes pero una cantidad muy pequeña comparada con lo que roban. Las elecciones del 4-M devuelven al partido de Abascal a su suelo anterior.

CIUDADANOS Descomposi­ción hacia la derecha

«Los electores de Cs se perdieron hace mucho tiempo, en el 10-N. Ahora ante el 4-M, hacía demasiado que habían decidido no votar a este partido», explica Camas. Su candidato Edmundo Bal evitó que en lugar de quedarse en el 2 por ciento, Cs acariciara el 4 por ciento, pero insuficien­te para entrar en la Asamblea. Las fugas, en este caso, eran imposibles de taponar al margen del candidato. La mitad de sus votantes se cambia al PP, mientras un porcentaje muy pequeño se echa en brazos del PSOE y otro tanto de Vox. El trasvase a Más Madrid es impercepti­ble y no hay fuga al partido morado.

PODEMOS Más Madrid, su pesadilla

El nombre de Mónica García saltó al panorama nacional cuando propinó a Pablo Iglesias el sonoro portazo por intentar engullir su candidatur­a por Más Madrid. «Las mujeres hemos demostrado que sabemos frenar a la ultraderec­ha sin que nadie nos tutele», replicó. El exvicepres­idente fue, como Vox, víctima de sus estrategia­s. El único «efecto Iglesias» que existió lo produjo el anuncio de su candidatur­a, robando votantes socialista­s y de Más Madrid más escorados. A partir de ahí, no hubo subidas ni bajadas hasta los 10 escaños que obtuvo el domingo. Nada de lo que intentó movilizó a su potencial electorado ni revertió el fuerte trasvase que ya existía hacia Más Madrid, del orden de uno de cada cuatro votantes.

MÁS MADRID Nutrida de PSOE y Podemos

El partido de Íñigo Errejón fue el segundo ganador de las elecciones madrileñas. Su crecimient­o se nutrió de las pérdidas de votos de PSOE y Podemos, casi a partes iguales. Del mismo modo que Ayuso, Mónica García fue premiada por un discurso centrado en la gestión y apartado de la polarizaci­ón ideológica. Las elecciones del 4M marcan el camino.

La izquierda, sin expectativ­a

Los electores progresist­as no se sintieron interpelad­os y al no confiar en la victoria repartiero­n su voto

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