En el feudo popular: «Ayuso y nada más»
Con un 85% de participación, casi tres de cada cuatro vecinos de la localidad madrileña se decidieron por la presidenta
Boadilla del Monte, una localidad al oeste de Madrid con palacio del Infante, fuente neoclásica y metro ligero abandera eso que se estila en llamar ‘el feudo de un partido político’, donde el voto al Partido Popular se ha convertido en el clásico electoral.
Ni comunismo, ni fascismo ni grandes soflamas un tanto incendiarias que han ocupado los discursos de los políticos esta campaña electoral han sido las razones que los habitantes de este municipio, de cerca de 56.000 habitantes y donde la candidatura de Ayuso ha arrasado llegando al 61,63% de los votos, dan a la hora de explicar a quién votaron.
‘Mucho, mucho ruido. Tanto ruido y al final...’ canta Joaquín Sabina. Y al final: Ayuso y su ‘libertad’. La libertad de abrir los negocios y mantener la economía en movimiento, cuando en el resto de España se optaba por los cerrojazos de los bares y restaurantes. Boadilla del Monte, vecina de otros municipios ‘peperos’, como Pozuelo o Majadahonda, ha sido la localidad de más de
100 habitantes que ha apoyado a Díaz Ayuso con mayor claridad.
Casi tres de cada cuatro habitantes de este municipio se pueden definir como ‘votantes tabernarios’ y el ambiente festivo se nota, sobre todo ahí, en las terrazas de las tabernas. No es complicado encontrarse caminando por la avenida Adolfo Suárez, la principal de la ciudad, a votantes del PP con pulseras y mascarillas con la bandera de España. Como Rafa, vecino de la localidad de 50 años: «Sé lo que es trabajar y ganarme el pan y Ayuso es la que mejor se adapta a lo que pienso», dice este autónomo. « Lo que promete (Ayuso), lo hace. Y si dice que bajará los impuestos, ahí está mi voto».
A falta de grandes celebraciones, la alegría se nota en el mercado del municipio, donde se multiplican los «¡viva a Ayuso!» cuando se toca el tema de las elecciones. «Yo soy fan. Gracias a ella, la gente no está muriendo de hambre. Yo he podido mantenerme abierto, pero muchos amigos han tenido que cerrar sus bares y están con el agua hasta el cuello. Pero ahí estaba Ayuso», cuenta Javier, 50 años, dueño de una pescadería y votante tradicional del PP. «Voté a Aznar, a Rajoy y ahora Ayuso porque es real, y lo que dice lo hace», sentencia, dirigiéndose con cierto cachondeo de saberse el triunfador del partido al frutero José, «votante socialista por tradición familiar», y «sufridor acostumbrado a perder, porque soy del Atleti, y sé lo que es». María, farmacéutica de 29 años, vio en la política de «todo abierto de Ayuso» el motivo de votar a favor de la popular. «Soy farmacéutica y entiendo las dificultades de la pandemia, pero la pésima gestión de Sánchez y la valentía de Ayuso de no cerrar a las seis, como otras comunidades, decidió mi voto».
Los resultados de unas elecciones dan para muchos análisis, donde los números de participación y votos tienen su importancia, pero el detalle deja entrever que el ‘fenómeno Ayuso’ no entiende de edades. Mari Luz, de 87 años, que disfruta a 25 grados a la sombra en el casco histórico de la ciudad de su reciente vacunación –«ya era hora, chiquilla, porque esto parece que no se acaba»– y de la victoria de Ayuso, lo explica mucho más fácil, sin sesudos análisis sociológicos ni políticos: «Es muy maja. Me gusta cómo habla y como se expresa, y por eso la voté».
Mientras tanto, casi no se menciona a Vox, que si bien ha mejorado su resultado de los anteriores comicios no ha logrado convertirse en un partido necesario para que Ayuso gobierne. Tampoco nadie habla de Ciudadanos, quien obtuvo unos buenos resultados en 2019 pero ahora ha desaparecido de la Asamblea de Madrid. Mónica García, aunque ha logrado el ‘sorpasso’ al Partido Socialista, sigue siendo una desconocida y Ángel Gabilondo se ha convertido en «el voto de la pena», como asegura Pedro, de 72 años y bróker jubilado, que se define como un ‘rara avis’ en el municipio. «Boadilla es un pueblo de derechas de toda la vida. Yo soy del PSOE, aunque dudé en si votar a Más Madrid, pero acabé votando a Gabilondo, más por pena que por otra cosa. Pero si la mayoría ha decidio que Ayuso sea la presidenta, vivimos en una democracia y hay que aceptarlo», analiza sin amargura.
«Lo que sí me alegró fue la huida de Pablo Iglesias», cuenta este hombre, que se define como de izquierdas «pero
El bastión azul Nadie se acordó de Cs, que logró ser segundo en 2019 y a Gabilondo lo votaron «por lástima»
Sobre Iglesias «La segunda mayor alegría de la noche tras el triunfo de Ayuso fue la fuga de ‘el coletas’»
moderado; me gusta conversar y no la amenaza constante a la que nos ha llevado Iglesias». Un sentimiento de alivio que comparten los votantes de la derecha como Antonio, que ve «la fuga del ‘coletas’ como la segunda mejor noticia» de la jornada del martes. Este propietario de un comercio se sincera y declara que no votó. «Estaba trabajando y no podía dejarlo, y cuando pude ir al colegio era la hora de la siesta, que para mí es sagrada. Pero estoy muy contento con el resultado». El compromiso con las urnas en Boadilla fue casi total pero hay constumbres, que ni siquiera las elecciones pudieron alterar.