ABC (1ª Edición)

El padre canario pasó dos horas en el mar y volvió sin los macutos ni la maleta

La madre de las niñas dijo varias veces a la Guardia Civil que no quería perjudicar­le

- CRUZ MORCILLO

Ni una sola pista de Olivia y Anna, las pequeñas secuestrad­as por su padre Tomás Gimeno, de 37 años, hace ya ocho días en Tenerife. La Guardia Civil sigue con la búsqueda en el mar, con el análisis de cámaras, teléfonos, cuentas bancarias, registros y movimiento­s anteriores de él, a la vez que toma declaracio­nes a todo aquel que pueda aportar alguna informació­n. El panorama es sombrío, pese a los mensajes de Beatriz Z., la madre de las criaturas. Las únicas horas reconstrui­das con cierta precisión –que han trascendid­o– son las que tienen que ver con lo que ocurrió en la Marina de Santa Cruz la noche del 27 de abril.

Las idas y venidas de Gimeno fueron captadas por las cámaras del puerto. Alrededor de la seis de la tarde, estuvo revisando su lancha de seis metros, solo unos minutos, antes de ir a recoger a su hija mayor que asistía a clases de tenis. Alrededor de las 21.30 esa misma cámara registra la llegada a la Marina del Audi blanco de Gimeno, que aparca junto al pantalán, saca bolsas de lona, una maleta y otros enseres de su coche y da hasta tres viajes cargado con esos bultos hasta la barca. Cuando termina zarpa y regresa a puerto dos horas después, a las 23.30.

A esa hora, según ha podido confirmar ABC, los bultos que había embarcado ya no están en la lancha. Un dato que se desconocía y que centra el foco de los investigad­ores en esas dos horas. ¿Hacia dónde navegó? ¿Qué hizo con la carga? ¿La arrojó al mar, la desembarcó en algún punto o la trasvasó a otra embarcació­n? Esta última hipótesis es la menos probable, dado que se está siguiendo el recorrido de todos los barcos dotados con sistema AIDS o GPS durante esas horas que pudieron navegar por la zona.

Después salió a pie del puerto, compró un cargador, cargó el teléfono y volvió a zarpar definitiva­mente a las 00.30 horas. Cuando la lancha fue encontrada al día siguiente, a la deriva, en su interior no había ni rastro ni de las niñas, ni de él ni de las mochilas, pero solo después se averiguó que ya se había deshecho de ese equipaje antes. La sillita de retención de la pequeña se halló flotando.

Además de la orden de búsqueda internacio­nal cursada, la familia a través de SOS Desapareci­dos ha incidido en un mensaje (con el vídeo de las dos niñas) con una dirección concreta: Chile, Argentina y Uruguay. Chile porque Gimeno había dicho en alguna ocasión que le gustaría vivir en ese país. En el mensaje de despedida que envió a su padre, a quien dejó las llaves de su coche recién comprado, le pidió que no se preocupara, que iba a estar bien en el lugar que siempre había querido. El padre alertó a su exnuera y fue entonces cuando se activaron todas las alarmas.

Beatriz, en incidentes anteriores, siempre dijo a la Guardia Civil que no quería perjudicar­le.

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EFE La Guardia Civil, durante uno de los registros de la vivienda

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