ABC (1ª Edición)

Heredero del Rey Hussein

S. A. R. el Príncipe Mohamed de Jordania (1940-2021) Ejerció como heredero de Jordania hasta que en 1962 nació el príncipe Abdalá, actual Rey y primer hijo varón de su hermano

- JOSÉ MARÍA BALLESTER ESQUIVIAS

El 20 de julio de 1951 caía asesinado a balazos en la mezquita El Aqsa de Jerusalén Abdalá I, primer monarca de un Reino de Jordania fundado por él mismo hacía apenas un lustro. Menos de un año después su hijo y sucesor, el Rey Talal, de ideas reformista­s pero aquejado de esquizofre­nia, se vio forzado a abdicar la corona hachemita en su hijo Hussein, de 17 años de edad. Estos antecedent­es, combinados con la frágil estabilida­d del país, impulsaron al joven rey a convertir en heredero al hermano nacido inmediatam­ente después de él, el príncipe Mohamed, que contaba entonces con 12 años de edad.

Para adquirir una formación lo suficiente­mente sólida en caso de tener que asumir responsabi­lidades supremas de forma inopinada, Mohamed, tras empezar su etapa escolar en un colegio de Amán, fue matriculad­o en el elitista internado suizo College Internatio­nal Alpin Beausoleil para posteriorm­ente incorporar­se a la no menos elitista Bryanston School, sita en el sur de Gran Breraña. En el plano castrense, el príncipe fue cadete de la Academia Militar de Bagdad en el periodo final de la Monarquía de su primo segundo, el Rey Faisal II de Irak, también hachemita y asesinado durante el golpe de Estado de 1958.

Mohamed ejerció como heredero de Jordania hasta que en 1962 nació el príncipe Abdalá, actual Rey y primer hijo varón de su hermano. Hussein aprovechó el acontecimi­ento para modificar por primera vez el orden sucesorio, reservando el primer puesto para el recién nacido y relegando a Mohamed. Sin embargo, tres años después, volvió a cambiar de opinión y decidió que el príncipe Hassan, el menor de su hermanos sería el llamado a sucederle. La razón alegada fue la corta edad de Abdalá, por lo que la continuida­d quedaría mejor garantizad­a con un príncipe adulto.

Este bandazo de la ‘tómbola sucesoria’ hachemita –todavía quedaba el de 1999, con la reposición de Abdalá por parte de Hussein– supuso, al menos de cara a la población jordana, una humillació­n para el príncipe Mohamed que optó por no protagoniz­ar escándalo público alguno, a diferencia de lo ocurrido en fechas recientes con el príncipe Hamzá, otro de los vástagos de Hussein. Una actitud sabia y hábil, pues el Rey compensó al príncipe Mohamed con la presidenci­a del Consejo de Jefes Tribales, un organismo de crucial importanci­a en los delicados equilibrio­s institucio­nales del reino hachemita.

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AFP

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