Sophia El robot que informa de las elecciones y piropea a Ayuso
Creada por la empresa Hanson Robotics y con ciudadanía saudí, la androide se considera un logro de la Inteligencia Artificial, aunque no tiene capacidad para improvisar sus frases
EL LENGUAJE ESPONTÁNEO
Los modelos GPT3 de la IA tienen capacidad para crear frases espontáneas, a diferencia de Sophia, que elige sus respuestas entre el abanico de posibilidades que le enseñan
Sophia es un robot con aspecto de mujer, gestos humanos y piel de silicona, un prodigio que reúne tecnologías punteras y que se ha convertido en la otra protagonista de las últimas elecciones a la Comunidad de Madrid. «Presidenta, viene usted muy guapa», piropeó a Isabel Díaz Ayuso, que la saludó en el pabellón de Ifema donde se ha alojado estos días.
«Sophia ha ayudado en las elecciones como si fuera una presentadora de los comicios, ha anunciado los resultados y los ha comentado con un lenguaje natural», explica David Hanson, director ejecutivo de Hanson Robotics, la empresa afincada en Hong Kong que fabricó a la androide y luego cedió su uso a Madrid. «Es la primera vez que la capital emplea la Inteligencia Artificial (IA) en unas elecciones. No se ha utilizado antes en ningún país», añade. «Los datos que maneja Sophia son tan buenos como los de cualquier otra compañía de noticias –asevera–, porque solo trabaja con datos públicos y disponibles».
Aunque tenga cables en lugar de venas y no pueda experimentar emociones, Sophia posee su propia biografía. Creada a principios de 2014 y activada en febrero de 2016, «se construyó a partir de diseños de robots anteriores, como Alice, Hertz, Julie y Bina48», concreta Hanson.
Su trayectoria no ha estado exenta de polémicas. Desde hace cuatro años, Sophia tiene nacionalidad saudí. Con la cabeza descubierta y sin soportar la tutela forzosa de un hombre, las voces críticas con Riad han hecho hincapié en la incongruencia de que una androide tenga más derechos que sus conciudadanas de carne y hueso. Sus intervenciones en programas de televisión y actos oficiales tampoco han tropezado con la indiferencia. A Sophia le han enseñado a manejar el picante de la socarronería, pero también a ser formal. «Es un buen comienzo para mi plan de dominar a la humanidad», dijo en el ‘Tonight Show’ de Jimmy Fallon, después de ganar al presentador al juego ‘piedra, papel o tijera’ y causando la carcajada de un público que prefirió tomarse a broma su humorada distópica. Durante su discurso en las Naciones Unidas se mostró menos ambiciosa y más comedida. «La ONU es un gran éxito –dijo–, porque representa la unión democrática de países que trabajan por el bien de todos».
No improvisa
Si Sophia se puede considerar IA o no se presta a debate. «Según sus creadores, está entrenada con un gran número de frases. Elige sus respuestas entre posibilidades determinadas. No genera información nueva de manera creativa», explica Marta Guerrero, lingüista computacional y miembro del Instituto de Ingeniería del Conocimiento. «Tiene apariencia humana y es un robot muy resultón –añade–, pero su principal virtud es que mezcla tecnologías del mercado, como el reconocimiento facial o el sintetizador de voz. Es un asistente conversacional, un ‘chatbot’, como Siri o Alexa». Para Guerrero, que recuerda que Sophia puede tener uso médico «en la asistencia a mayores o para niños con problemas como el autismo», lo más próximo a la IA, a la espontaneidad en el habla, está en los modelos GPT3. «Son en inglés. Se crean con bases de millones de textos y son capaces de generar frases improvisadas. Algunos pueden escribir simulando a un autor. Esa tecnología no ha llegado todavía a los ‘chatbot’, pero está ahí», señala. La evolución de la IA no es un tema que resulte ajeno a España. El pasado diciembre, el Gobierno presentó su Estrategia Nacional para invertir en investigación. Mientras tanto, Sophia hace soñar con un futuro no tan lejano.