ABC (1ª Edición)

Belarra=Iglesias + Monedero

Una mujer de paja, una ministra de parte, un futuro con pies de barro

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Coincidí recienteme­nte con Ione Belarra en una tertulia en televisión. Era su primera entrevista como ministra, y era la mañana de una tarde en la que Vox celebraría su estreno en la campaña del 4M con un acto en Vallecas. Un momento de esos que definen al político, porque sí, todos recordamos lo que sucedió esa tarde: radicales de ultraizqui­erda lanzando adoquines contra Abascal y compañía. Violencia en España. Violencia concreta. Violencia.

Unas horas antes, Juan Carlos Monedero había hecho lo que mejor sabe hacer. ¿Enseñar ciencia política en la facultad? No, que va. ¿Contar billetes? No se le da mal, pero tampoco. En lo que Monedero es único es señalando objetivos. Siempre desde la barrera, pero objetivos nítidos para que sus soldados ataquen. Él levanta el brazo con el dedo acusador y otros ejercen la violencia. Este fue el mensaje de esa mañana en Twitter: «Vallekas no tiene que regalarle la foto que están buscando hoy los fascistas. Que repiquen las campanas, que en las ventanas suenen canciones antifascis­tas, que no haya nadie escuchando el discurso de odio. Y mañana vamos todos a desinfecta­r el suelo con lejia».

Monedero, chapoteand­o en las mismas aguas en las que un día se sumergió el fascismo, ese que pintaba estrellas de David en los comercios judíos. Pero lo suyo no es pintura, sino lejía para desinfecta­r a quien no piensa como él. No hace falta coincidir con Vox para defender su derecho a que presenten su programa en el sitio donde les venga en gana. ¿Recuerda aquello de «no estoy de acuerdo con sus ideas, pero daría mi vida porque usted pueda defenderla­s»? Pues eso.

Pero volvamos a Belarra, en esa primera mañana de ministra triunfante. Lo único que había estrenado como miembro de un Gobierno de todos —y todas— los españoles —y las españolas— fue su atuendo al ir a prometer el cargo, porque el argumentar­io era el de siempre. Se le preguntó por el tuit de Monedero y la lejía y su respuesta es descriptiv­a: «Yo creo que lo que dice Juan Carlos es la realidad». No lo dijo Ione, no lo dijo la señora Belarra, lo dijo una ministra, y de Derechos Sociales. Unas horas después, llovieron los adoquines. Ese es el nivel de la persona que aspira a suceder a Pablo Iglesias al frente de Podemos. Una mujer de paja, una ministra de parte, un futuro con pies de barro. Se llama Ione Belarra y tiene lo peor de Iglesias y lo peor de Monedero: el sectarismo y el frentismo, también desde el ministerio. Será el adiós de Podemos.

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