La herida abierta
Un día como hoy, hace 40 años, ETA asesinaba en Madrid a Manuel Rodríguez Taboada, suboficial de la Casa del Rey. Con él murieron sus compañeros de la Guardia Real Guillermo Tevar y Antonio Noguera. Su hija, Nuria Beatriz, alza la voz por primera vez para dar cuenta de sus sentimientos
Querido papá:
Hoy, como tantas mañanas, echo la vista atrás, y me vuelvo por un instante aquella pequeña de 9 años, sumida en una profunda tristeza, sin consuelo y que no entiende por qué no vas a volver.
Pasan por mi mente todos estos años que he vivido con tu ausencia, todos esos momentos cotidianos o cruciales de mi vida, en los que no me he podido sostener en un apoyo tan necesario.
Nadie puede imaginar la pesadumbre padecida por tu falta, que crece aún hoy, cada día que pasa. No sentir tu protección,ni poder celebrar contigo
mis pequeños éxitos, tener una amena conversación entre padre e hija… o quizás preguntarte cuando dudo y, sobre todo, poder mirarme en una persona noble y bondadosa como tú. Porque a pesar de haberte perdido siendo tan pequeña, te recuerdo así, bueno, alegre y generoso.
Atrapo tu risa escandalosa y me abrazo al amor que me dabas, haciendo verdaderos esfuerzos para que todos esos recuerdos no se me escapen, porque es lo único que me queda de ti.
Demasiado pronto tuve que aprender a hacerme fuerte, desde el instante en el que sentí cómo mis cimientos se tambaleaban al no volverte a ver.
Porque un 7 de mayo de hace 40 años, a las 10.30 de la mañana, la vileza terrorista te sorprendió quitándote la vida, y separándonos irremediablemente. Cuando me vienes a la mente, me pregunto qué estarías pensando en ese preciso instante. Tan solo 37 años te dieron, papá.
Recuerdo a mamá ese día, su mirada perdida y angustiada, me imagino su perturbación, intentando buscar las palabras, ¿cómo explicarme?, sabiendo el duro golpe que recibiría al escuchar tan espantosa y cruel noticia, esa herida que permanecerá abierta para siempre.
Mamá, Mari, Lito y yo, te recordamos cada día. Tenemos marcada en nuestras entrañas esa terrible mañana de mayo, en la que se conformó un eterno vacío. Afortunadamente, mamá nunca ha permitido el olvido. Puedes estar muy orgulloso de ella.
Te quiero, papá, espero volverte a ver y revivir el abrazo de un padre que acabó demasiado pronto.
Tu hija, Nuria Beatriz