Miguel Ríos «He hecho lo único que le faltaba a mi carrera, que era componer»
"Primer contacto con el rock «Elvis interpretando ‘Hound Dog’. El impacto fue tremendo»
Una de las primeras personas que escucharon el material inédito que hoy publica Miguel Ríos fue Eddie Vedder, el cantante de los ‘rock-stars’ Pearl Jam. La versión de ‘Come then goes’ que incluye el nuevo disco del granadino le llegó hace unos meses a través de su buen amigo Javier Bardem, que a su vez la había recibido por Whatsapp del propio Ríos, que se la envió para conocer su opinión. «Javier me llamó poco después», recuerda ahora Ríos, «y me dijo: Miguel, me comenta Eddie que tu versión es una pasada, que le ha encantado y que se nota en la voz que eres un artista joven». La anécdota es doblemente tronchante si tenemos en cuenta que Ríos anunció su retirada hace ya ‘Un largo tiempo’, título del álbum con el que vuelve en inmejorable estado de forma, desplegando un repertorio semiacústico de ascendencia blues arreglado con una finura instrumental absolutamente deliciosa.
—Arranca el disco con ‘Memphis-Granada’, relatando cómo fue la primera vez que escuchó ‘rock’n’roll’.
—Es la historia de un chico que trabajaba en unos grandes almacenes, donde de pronto instalaron una sección de discos. Le ponen a trabajar ahí, y le cambian la vida, porque abre una caja de discos de RCA y le sale Elvis Presley cantando ‘Hound Dog’. El impacto visual y emocional, que no cultural, porque todavía no sabía de qué iba el rollo, fue tremendo. Esa conexión con los tres acordes era tan primario, que está en la síntesis de cualquier humano. No había que nacer en un campo de algodón de Alabama para entenderlo, porque es como un canon universal. Esa ola que salió de Memphis nos llegó a gente que en principio no estábamos invitados a la fiesta, y aunque no en
tendíamos nada de la letra, captábamos su mensaje de una forma subliminal. —El título ‘Memphis-Granada’ conecta el blues con el flamenco, a los esclavos negros con los agricultores moriscos expulsados de sus tierras.
—El sufrimiento siempre ha sido una pila de dolor y de creación. La creación suele ser más sublime desde el dolor, desde la redención. Si no hubiera habido esclavitud en América, no habría blues y oiríamos lo que estuvieran haciendo los negros desde África, que también sería muy interesante. Pero la música negra se sofisticó en la mezcla con el folk europeo en América, y generó estos talentazos descomunales que dieron a luz la música norteamericana. —En ‘Cruce de caminos’ compara el pacto con el Diablo de Robert Johnson con el que ahora hacen los artistas jóvenes con los concursos de talentos. —A mí me podía haber pasado, yo hubiera firmado para tener la voz de Ray Charles (risas). Como me eduqué en uno de esos colegios religiosos que te imbuyen tanto la expiación del pecado, el castigo como salvación, pues de pronto lo indeseable, la fruta prohibida, se hizo atractivo para mí. Quería ser el ‘pipa’ de la ‘big-band’ de Satán.
—¿Qué le pareció el elogio de Eddie Vedder?
—Me da pudor contarlo, porque era una cosa privada entre Javier y yo. Una vez le conté que la voz de Vedder me parecía de las mejores de los últimos años, junto a la de Chris Cornell, así que cuando grabé la versión de Pearl Jam se la mandé para que viera lo que había hecho con una canción de su amiguete. Sin decirme nada se la envió a Vedder, y éste dijo que le gustaba mucho, y que seguro que yo era una futura promesa del rock español (risas).
—Hace que su retirada suene a chiste.
—Lo de la retirada fue un deseo muy iluso por mi parte. A los dos días de retirarme me llamó Carlos Tarque para cantar con él, y ahí estuve. Después actué en un concierto benéfico… Lo había dejado con todo el deseo de cumplir mi palabra. Pero había algo que le faltaba a mi carrera, que es lo que he hecho ahora: componer canciones. Cuando grabé ‘Solo o en compañía de otros’ (2008), me costó sangre, sudor y lágrimas encontrar las canciones adecuadas. Llamé a varios compositores, y me decían «tengo temas muy buenos, pero los voy a grabar yo». Los tiempos de Roque Narvaja entregándome canciones como ‘Santa Lucía’ habían muerto, y ahí vi que las cosas empezaban a costarme mucho. Tenía ya 65 años, y pensé que no había por qué estirar el asunto. Pero como tengo voz, pelo y otros atributos importantes del rockero… Aun así no soy un yonqui del dinero, y me conformo con poder vivir decentemente.
—Me despido preguntándole cómo se le quedó el cuerpo el martes pasado.
—El miércoles también me llevé un buen chasco con la derrota del Real Madrid (risas). El martes estaba totalmente asombrado de que una fórmula tan repetitiva haya tenido este éxito. Nunca nadie ha interpretado tan bien el sentimiento americano, ni siquiera los rockeros cuando intentábamos copiar a Elvis lo hicimos tan bien como se ha hecho esta copia de Trump. Además, le han dado ese gracejo a la madrileña, y se la han metido doblada a la gente más necesitada. Respeto lo que ha votado todo el mundo, y nunca diré que es un Gobierno ilegítimo e indeseable salido de las mentiras. Pero me parece asombroso que una ciudad que está llena de colas del hambre, haya votado a una señora que tiene todo mi respeto, pero por la que no siento ninguna admiración.