ABC (1ª Edición)

Nadal, lanzado hacia su mejor versión

▶ El balear firma otra lección de solidez y mide su evolución hoy en cuartos ante Zverev

- LAURA MARTA

Sorprende Alexei Popyrin en la Caja Mágica anotándose los siete primeros puntos del partido, mano suelta y potentísim­a que echa para atrás a Rafael Nadal en esos dos primeros minutos de juego. Pero enseguida el balear muestra sus recursos, moldeado en mil batallas y ante todos los estilos de juego, también en ese bombardero que se perfila como hegemónico de aquí a un tiempo. Y ante momentos de presión, pocos con tanta calma como el 2 del mundo. Levantó tres bolas de break con más mano que fuerza, para eclipsar las ansias del rival.

Nadal cambia ritmos, alturas, tendencias del punto para desactivar los cañonazos, que ya ha aprendido de maravilla a gestionar este nuevo tenis. Pero si hay que pegar fuerte, también sabe y ya puede, con todas las garantías. Sobre todo desde el saque, recuperado­s ya los automatism­os, fue capaz de lanzar rozando los 200 kilómetros por hora y también de no llegar a 180 y ser igual de eficaz modificand­o las direccione­s y los efectos.

Confesaba, tras vencer a Alcaraz, que había sacado mejor que ningún otro partido de la temporada, perdida la confianza con ese golpe porque dio más de un susto y hasta parte de una derrota, en los cuartos de final de Montecarlo contra Rublev. «Me estoy sintiendo otra vez cómodo con el servicio, con confianza. He recuperado unas cuantas cosas», aceptaba. Ayer, que el tenis no son matemática­s, cedió uno de sus turnos de saque, pero cuando ya el marcador iba 4-1 a su favor y por sensacione­s parecía tener el partido bajo control. Más de un 70% de puntos ganados con su primero, ninguna doble falta y un saque directo. Ya está en ese modo arrollador que le faltaba después de apenas una docena de partidos en la mochila en este 2021. En Montecarlo sufrió esa falta de rodaje y más dudas que certezas, pero es Nadal un tenista de rutinas y pasos pequeños que da más firmes cada vez que pisa.

Trampolín

Tras perder contra Rublev, se dio una oportunida­d tras otra en el Conde de Godó. Y en el día a día fue encajando una pieza y otra y otra más. Al final, título en Barcelona, trampolín de despegue hacia las alturas porque está en los cuartos de final de Madrid, decimoquin­tos en dieciocho ediciones, afinado y sin apenas desgaste. «No creo en procesos de preparació­n específica para algo en particular, creo en el trabajo diario, con plazos cortos, menos cortos y largos. Yo estoy en Madrid. No pienso en Roland Garros cuando estoy en Madrid ni en lo que tengo ni en lo que me falta. Intento ser mejor cada día. Estoy contento porque he competido poco y estoy bien», admitía ayer.

La fórmula es clara: «Jugar y ganar partidos te da confianza para saber que el nivel mínimo lo vas a saber sacar, y a tener picos cuando se necesitan», analizó. Necesitará uno de los buenos hoy

(15.00 horas, TDP y Movistar) ante Alexander Zverev, que le ganó los dos últimos choques, aunque en tierra manda Nadal 3-0. Ayer se despidió Stefanos Tsitsipas tras caer contra Casper Ruud por 7-6 (4) y 6-4.

Centrado

«Estoy en Madrid, no pienso en Roland Garros. Creo en el trabajo diario y ganar te da confianza»

Reconocimi­ento

El balear fue galardonad­o ayer con el premio Laureus a mejor deportista de 2020: «Me siento muy feliz»

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AFP Nadal ejecuta un saque en su partido de ayer ante Popyrin
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