El ‘gegenpressing’
Con el desinterés por el fútbol se intuye una nueva forma de comunidad
Tras la derrota europea del Madrid, en Movistar, el canal que retransmitió el partido, los expertos analizaban la lateralización y el 5-3-2. ‘El Chiringuito’, minutos después, personalizaba en Hazard y Jorge D’Alessandro lanzaba un monólogo indignado: «¡Hombría de bien! ¡Hombría de bien! ¡Vístete por los pies!». Después llegó Roncero, cariacontecido, y Soria le cantó «¿Dónde está la ‘¿catorse’?».
Aunque los selectos del fútbol se inclinen por lo primero, es el programa de Pedrerol el que retrata mejor la realidad de ese deporte-religión asfixiado de táctica que interesa cada vez menos. Desdramatizado y despolitizado, entre hablar del 3-4-3 y un ‘chirijuicio’ a Hazard, ¿qué es preferible?
La actitud del jugador, de risotadas tras la eliminación, nos da una pista. Cuando el PSV eliminó al Madrid en los 80, Míchel se fue al vestuario llorando. Una eliminación europea era un drama serio, y una noción de honrilla estaba en juego
Ahora no, y eso que el Madrid cayó contra la globalización financiera del Chelsea y el ‘gegenpressing’, que es la presión alta que han inventado los entrenadores alemanes y de la que nos vamos a acordar, como contribuyentes, cuando sintamos la presión de nuestros acreedores con los recortes. Todos vamos a ser Vinicius de lateral derecho, todos estamos ya bajo la ‘gegenpressing’ fiscal de devolver el dinero, con los alemanes dictando normas en la Unión Europea (que es tan democrática como la Champions y con más Ceferines).
Pero de la ‘gegenpressing’ de la vida no huiremos con el fútbol. No nos saca de nada, ni nos evade de nada. El fútbol es un opio que no sube, y la gente ve otras cosas. Se congrega en islas de youtubes, tiktoks, stories, series bajo demanda… Cientos, miles de opciones.
Los estadios vacíos han sido una imagen de la pandemia. Las multitudes ausentes, los grandes espacios vacíos. Pero su simbolismo excede el Covid y nos habla de la desaparición de una forma social, la masa, que se sustituye por individuos aislados y conectados por internet. Esa nueva comunidad tiene otras formas de manifestarse y otros intereses y seguro que otro tipo de hombre-forofo.
Todos seremos Vinicius
La alta presión fiscal de nuestros acreedores ya hemos empezado a sentirla