Bibliotecas de pueblo

Que un escritor vecino de Negreira, con seis libros publicados, solo tenga dos en la biblioteca municipal que él mismo ha donado no importa mucho. Tampoco que su hijo, con dos, no tenga ninguno. Es patata menuda. Pero que otros dos paisanos, uno de ellos un poeta (ganador de los premios literarios Cidade de Ourense, Celso Emilio Ferreiro y Eusebio Baleiron, con calle dedicada y medalla de oro); el otro, un profesor, también medalla de oro y con firma en un diario de tirada nacional, tampoco tengan sus libros en la biblioteca municipal clama a los cielos. Pero no pasa nada. Los que allí trabajan se dedican a abrir y cerrar el local, sin ni tan siquiera preocuparse con qué clase de lectores cuenta la biblioteca, ni llevar lista o relación alguna de los gustos literarios de los vecinos. Para más inri, en la otra biblioteca de la comarca ocurre lo mismo con sus escritores locales.

De esta manera, nuestras bibliotecas quedan reducidas simple y llanamente a locales con libros dejados de la mano de Dios, amontonados en estanterías y llenos de polvo; por supuesto, las campañas de fomento a la lectura brillan por su ausencia.

No creo que sea pedir mucho que los alcaldes o concejales de nuestros pequeños pueblos fomenten la cultura y, al menos, ensalcen a sus escritores locales. JOSÉ RODRÍGUEZ GÓMEZ NEGREIRA (LA CORUÑA)