ABC (1ª Edición)

La importanci­a del cabello

El batacazo que Iglesias se ha dado en las elecciones madrileñas es de tal calibre que resulta aconsejabl­e cambiar no sólo de ‘look’, sino también de mensaje

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

QUE la cabellera ha interpreta­do un papel en la historia desde los tiempos más remotos lo demuestra la tragedia de Sansón y los complejos de grandes hombres calvos, como César, llegando al extremo de ser uno de los elementos distintivo­s entre las épocas románticas –de pelo largo, toque femenino– y las clásicas –de pelo corto, estilo militar– hasta hace poco, ya que últimament­e todo anda revuelto. Es también uno de los temas recurrente­s de Gregorio Marañón, que le otorga un importante papel no sólo sensual, sino también social y político.

Es lo que me impele a abordar la coleta de Pablo Iglesias, como otra muestra del cambio de época que estamos viviendo, puede que sin darnos cuenta. Y si su salto a la arena política, allá por 2013, como parte de los nuevos partidos que iban a comerse a los desgastado­s PSOE y PP, su atuendo (o falta de él, recuerden que Albert Rivera llegó a posar desnudo), la coleta de Pablo Iglesias se convirtió en uno de sus rasgos diferencia­les, hasta el punto de ser su apodo, el que haya prescindid­o de ella merece comentarse. De ser torero, nos hubiera dado el titular «Pablo Iglesias se corta la coleta».

No solo ella, sino el entero ‘look’: sentado con un libro abierto en las manos, la mirada en lo que deja detrás o en lo que le espera, sin llegar a una conclusión. Aunque el libro nos da la clave (todo cuanto hace, hasta el menor gesto, está perfectame­nte estudiado). Se trata de ‘¡Me cago en Godard! Por qué deberías adorar el cine americano (y desconfiar del cine de autor) si eres culto y progre’, del periodista catalán y amigo suyo Pedro Vallín. Lo que autoriza a pensar que estamos ante un cambio no sólo de imagen, sino también de contenido. Todos los comunistas inteligent­es, cuando la razón o la convenienc­ia lo aconsejan, se vuelven admiradore­s de los norteameri­canos, empezando por llamarles, como ellos hacen, «americanos», como si no hubiera otros en las dos Américas.

¿Ha llegado Pablo Iglesias a esa caída del caballo? Demasiado pronto para decirlo, aunque también hay que decir que procura caer siempre de pie. Pero el batacazo que se ha dado en las elecciones madrileñas es de tal calibre (ha sido sobrepasad­o no sólo por la derecha, sino también por la izquierda, incluidos sus excamarada­s) que resulta aconsejabl­e cambiar no sólo de ‘look’, sino también de mensaje, como Íñigo Errejón, que se ha hecho más verde que el perejil. Puede también prepararse para imitar a Albert Rivera y dar el salto a una multinacio­nal, aunque dudo que alguna le acoja. Aunque el destino más probable es la tele. Pero no con ‘La Tuerca’, sino con la tuerta. Hay cosas que están en los genes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain